Limpiadoras de la ULPGC contra Ralons Servicios
Una vez más, estas navidades no han sido motivo de celebración para las 200 familias de las limpiadoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El responsable de esto, es el dueño de la empresa Ralons Servicios, Miguel Ángel Ramírez. Este señor, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, acumula diversas denuncias de los trabajadores de sus empresas de servicios, entre ellas, una de las más sonadas, la de los trabajadores del Metro de Madrid (Seguridad Integral Canaria) en diciembre de 2017 por exactamente el mismo motivo (18 meses de retrasos e impagos).
Todo comienza en 2012. debido a la crisis económica de esos años por parte de la Universidad se solicitó a la empresa una reducción del 25% de los servicios de limpieza. Las limpiadoras pasaron de trabajar 8 a 6 horas al día (30h semanales), con la promesa de que cuando se normalizara la situación las irían recuperando cubriendo bajas o jubilaciones. No fue así y en 2014 fueron despedidas dos delegadas sindicales por manifestar su descontento ante esta situación, y el resto de limpiadoras sancionadas con un mes de sueldo.
Estas mujeres acabaron por ser readmitidas por orden del Supremo, pero el señor Miguel Ángel Ramírez no se limita a estas medidas de intimidación. Estas trabajadoras han sufrido represalias: a día de hoy, en 2019, siguen con un contrato de 6 horas, pero realizando las labores que tenían asignadas cuando su contrato era de 8 (y en algunos casos incluso más). Por este motivo es que un gran número de limpiadoras, sobre todo las más recientemente contratadas, tienen miedo de denunciar la situación a las que las tiene sometidas.
Las navidades del año 2017 fueron un pozo de incertidumbre para ellas: cobraron su sueldo el día 27 de diciembre (cuando por contrato deben recibirlo la primera semana del mes) y la paga extra el 16 de enero. Las de este año no han sido mejores, el día 25 de enero han recibido el sueldo correspondiente al mes de diciembre y su anterior nómina fue ingresada el 30 de noviembre, es decir, llevaban dos meses sin recibir un solo euro. La paga extra de verano de 2018 no está ni se la espera.
Muchas de ellas han tenido que recurrir a préstamos familiares para poder hacer frente a sus gastos, otras tantas tienen deudas pendientes con el banco o han tenido que pagar más de la cuenta por no poder abonar la hipoteca en el plazo establecido, algunas han tenido que acudir a comedores sociales, enfrentarse a embargos o ver cortada su línea telefónica.
La empresa dice que no hay dinero, que la universidad no paga. La gerente dice que lleva todos los pagos al día, que no hay retrasos. Y así se van pasando la patata caliente mientras el problema crece y las deudas no dejan de aumentar.
Estamos ante una situación insostenible y es lo que las limpiadoras de la ULPGC llevan años soportando con el silencio cómplice del Rectorado y el resto de la comunidad educativa, que están al tanto de todo lo ocurrido ya que se les ha hecho llegar por escrito.
Es por esto que se concentran cada lunes de 13:30 a 14:30 frente al rectorado. Necesitan ser escuchadas. ¿Dónde quedan los valores de los que presumen? ¿Dónde está la excelencia de la universidad en estos casos? Esto no es cuestión de que “la vida sea dura”, señor Robaina, esto es un abuso en toda regla, es la misma historia de siempre: empleadas peleando por el pan de su familia contra el gran empresario todopoderoso, David contra Goliat. Esperemos que esta vez, entre tanta injusticia, se encuentre la piedra correcta con la que acabar con esta situación.
Miguel Ángel, paga ya.