El próximo 3 de febrero se celebrarán elecciones presidenciales en El Salvador. El país cuenta con uno de los gobiernos de izquierdas que todavía resisten en la región, pero tiene todas las papeletas para caer derrotado en las elecciones, y dar paso a una nueva derecha. En este artículo explicamos qué ha ido pasando en el país en los últimos años y cómo se presenta la próxima contienda electoral.
Antecedentes
En el año 2.014, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) renovó su estancia en el poder ejecutivo venciendo en las elecciones presidenciales en el país. Este partido es el único de izquierdas en El Salvador con representación parlamentaria. Salvador Sánchez Cerén se convirtió por primera vez en presidente e inmediatamente tuvo que hacer frente a las protestas de la oposición.
La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el principal partido de derechas, inició entonces una ofensiva para desestabilizar el país al negarse a reconocer su derrota electoral. Antes incluso de que se contaran todos los votos de esas elecciones, el candidato del partido opositor Noel Quijano declaró que no dejaría “que se nos robe esta victoria como en Venezuela”, y afirmó entonces “estar preparado para la guerra”, señalando al ejercito salvadoreño el camino para derrocar al nuevo gobierno. No lo lograron, y tras el fracaso del plan B sí acabaron por reconocer los resultados.
El FMLN ya estaba en el gobierno desde el 2009 pero a medias, pues consiguió el gobierno a través de un independiente como Mauricio Funes, que acabó enfrentado al partido y acusado de corrupción. En un país muy dependiente del comercio con EEUU y tan metido de lleno en la cultura neoliberal, desde el FMLN pensaron que lo mejor era apoyar a alguien más moderado de fuera del partido. Sin embargo las consecuencias fueron graves, pues pronto se vieron obligados a reconocer que ese presidente no cumpliría con el programa electoral del partido.
La oligarquía, más favorable a la oposición de ARENA, ha estado desde ese momento atacando cada día desde unos medios de comunicación con poca pluralidad informativa. Eso es fruto de un pasado de gobiernos de derechas que dejaron grandes monopolios y oligopolios en distintos sectores del país.
El actual presidente
El actual presidente Salvador Sánchez Cerén sí pertenece al FMLN. De ideología marxista, este antiguo guerrillero sí ha impreso otro ritmo al país. Gracias a él El Salvador fue uno de los primeros países en adoptar la agenda de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Naciones Unidas.
El presidente ha dejado muchos discursos de esperanza y no ha escondido nunca sus ideas: “como izquierda tenemos que continuar siendo esperanza de nuestros pueblos, con alternativas políticas viables y eficaces. Somos herederos del legado de siglos de lucha, fuente inagotable de experiencias que confirman que sí es posible ese mundo mejor para el cual trabajamos […] Tengamos siempre presente que las personas más necesitadas son nuestra prioridad, y que aún tenemos una deuda pendiente: avanzar más en la protección de sus derechos y el fomento de su bienestar y felicidad”.
Bajo su mandato se prohibieron las minas de metales por razones medioambientales y de sanidad pública, se prohibió el matrimonio infantil todavía permitido, y se introdujeron mecanismos para evitar la evasión fiscal que surtieron efecto a pesar de la oposición del partido opositor ARENA. Más tarde se descubriría que la cadena de tiendas perteneciente a candidatos opositores era una de las que más defraudaba.
El gobierno trabajó para disminuir la pobreza relativa dando subsidios sociales, logrando reducirla en un 10%. La extrema pobreza por su parte pasó del 12.4% al 7%. Para lograrlo, además de subsidios y ayudas para los más vulnerables puso en marcha planes de inclusión escolar.
Con el programa “Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno” entregó zapatos, uniformes, ordenadores y meriendas escolares a los niños y la desnutrición infantil se redujo a la mitad. En materia salarial el salario mínimo y las pensiones subieron un 40%, se contuvo la inflación y se adaptó el sistema penitenciario para centrarlo en la reinserción social.
Se marcó en la agenda la lucha por la igualdad, se introdujo un “programa laboral con ingresos dignos” para incorporar a las mujeres al trabajo y también se creó un organismo para luchar contra la violencia machista. Se invirtió en atención sanitaria para las poblaciones rurales, se eliminó el pago obligatorio para que aceptaran atender a los pacientes, se construyeron nuevos hospitales, y gracias a todo eso las muertes infantiles y otros indicadores sanitarios bajaron.
También se ejecutó un plan para incorporar a miles de docentes a las aulas, y se incluyeron preocupaciones en la escuela pública tales como el de cuidar el medio ambiente, el enfoque de género y la educación sexual. Cien municipios fueron declarados “libres de analfabetismo” gracias a la colaboración de Cuba y el programa “Yo sí puedo“, acordado con el presidente que permitió el envío de 57.000 voluntarios.
Fueron grandes pasos en un país poco acostumbrado a los avances en positivo hechos por hombre con una ideología que se negaba a esconderla: “Fue Fidel quien nos enseñó a entregarnos en cuerpo y alma a nuestros pueblo” expresó el presidente Salvador Sánchez Cerén.
Por último inició una agenda para no depender solo de EEUU que le acercó a hacer algunos negocios con China, algo que no gustó nada en la nación hoy gobernada por Donald Trump.
El presidente defendió a la famosa caravana de migrantes que va rumbo a EEUU, y en oposición al gobierno de Donald Trump declaró que: “Migrar es un derecho humano, por lo tanto se debe respetar el derecho de los migrantes. Estamos opuestos a la política Donald Trump sobre visión de la migración”. En respuesta Trump anunció que recortaría sustancialmente cualquier ayuda que EEUU estuviera aportando a El Salvador “por no haber impedido el paso a la caravana“.
Los problemas durante su mandato
Al intento de desestabilización opositora se unió el ataque constante de los medios de comunicación al gobierno, que encontraron un nuevo aliado en un hecho natural, la sequía.
La sequía obligó al gobierno a invertir muchos recursos solo para poder garantizar los alimentos. La alerta roja afectó a 77.000 agricultores, y el maíz, el café y la ganadería se vieron gravemente afectados, al estar más de un mes sin lluvia y a 41 grados centígrados. Los acuíferos también lo pasaron muy mal, pero la movilización del gobierno logró evitar la escasez de alimentos y los problemas más graves.
Según los datos de la ONU, el país tiene “el mayor grado de deterioro ambiental en América, con solo un 3 por ciento de bosque natural intacto, con suelos arruinados por prácticas agrícolas inadecuadas, y con más del 90 por ciento de las aguas superficiales contaminadas”.
La lucha por el agua centró y sigue centrando el debate político en el país después de que la oposición con mayoría parlamentaria privatizara el agua. Aunque el gobierno asegura que “el artículo 69 de la Constitución” garantiza el derecho humano al agua, por lo que debería frenar la privatización, se puso en marcha igualmente.
El gobierno ha expresado que: “Necesitamos una Ley de Agua que garantice el derecho humano a este recurso y su gestión pública y sustentable. El Gobierno reitera su posición a la no privatización del agua y defiende que es un derecho humano que debe ser administrado por el Estado“. Los movimientos sociales, estudiantes, sindicatos y asociaciones se aliaron con el gobierno defendiendo el agua como “bien público“, llenando las calles del país declarando que “el agua es un derecho humano, no una mercancía de la empresa privada“.
En la mayoría de los países las multinacionales están ganando terreno en cuanto al agua. Salvo Uruguay y Venezuela que han dado pasos contrarios, en México se privatizaron las agua con Peña Nieto, también Honduras, Perú, Brasil, Argentina, todos dieron pasos en esa dirección.
Otro problema fue que el presidente no tenía mayoría suficiente en la asamblea legislativa, lo que provocó importantes retrasos de leyes, bloqueos e incluso la aprobación de una agenda económica impuesta por la oposición que debilitó al gobierno y a la economía del país. La lucha por la renovación de los altos cargos del poder judicial fue otro gran frente que paralizó al país.
Como ejemplo de lo que ocurrió en la asamblea legislativa, el presidente puso en marcha proyectos como la legalización parcial del aborto (en caso de violación o peligro para la vida de la madre), pero no salió adelante al ser frenado por la oposición con mayoría en el parlamento. Casos como el de Imelda Cortez han conmocionado a parte de la población, una chica que pasó por la cárcel por tener un aborto, cuando el padre de su bebé iba a ser su propio padrastro quien la había violado repetidas veces.
El presidente sí logró reducir los homicidios -gran preocupación en el país- en un 25%, dejando claro que “no fue precisamente por la ayuda que da EEUU al país” sino “por la creación de una unidad destinada a desarmar a los grupos violentos”. Un plan que no gozó de la aprobación de la mayoría de la población y parte de la izquierda que acusaron al presidente de, en la práctica, “militarizar más el país“.
Por si todo esto fuera poco aparecieron casos de corrupción en las instituciones y en su gobierno, lo que obligó a echar a algunos nombres importantes del poder ejecutivo a la calle. El caso más grave fue el del expresidente independiente Carlos Mauricio Funes del mandato anterior, acusado de lavar 3,5 millones de dólares durante su mandato. Anteriores presidentes de derechas fueron condenados por robo también, y eso incrementó el hartazgo con “la clase política” afectando a su presidencia.
Todo lo anterior acabó por hacer daño a un partido que pagó el enfado en las elecciones conjuntas locales y parlamentarias del país. En ellas votantes de izquierda se quedaron en casa, mientras la derecha si movió a los suyos y arrastraba en el parlamento y alcaldías sumando grandes mayorías, en especial el partido ARENA. Esto trajo consecuencias internas graves y cambió el rumbo del partido FMLN.
Las luchas internas estallan en el partido de gobierno (FMLN)
Parte 1, un excandidato del FMLN decide presentarse a presidente
El bache trajo consecuencias, por un lado Nayib Bukele inició una nueva etapa. Este hombre de 37 años era el Alcalde de San Salvador (la capital) por el partido FMLN a pesar de que no militaba en él. El partido lo expulsó en el año 2.017 pero para entonces ya era alcalde y no podían removerlo de su puesto hasta futuras elecciones.
Apoyado por los medios de comunicación, emprendió una candidatura “independiente” hacia la presidencia del gobierno que lo llevaría a enfrentarse con el FMLN, consiguiendo robar los votantes y ponerse en el primer lugar en todas las encuestas tras declarar que “construirá una nueva izquierda“.
La palabra independiente está entre comillas porque finalmente se convirtió en el candidato del partido “Gran Alianza por la Unidad Nacional” (GANA), un partido conservador que cuenta con una mayoría de exmilitantes de ARENA (hermanado con el Partido Popular de España a través de la Unión Internacional Demócrata). GANA defiende la pena de muerte y se opone a la despenalización del aborto, entre otros aspectos pero el candidato no habla sobre ello en campaña.
Su gobierno en San Salvador fue errático. Primero por ser expulsado del partido (FMLN) que le había dado la victoria por “mostrar comportamientos y agresiones machistas hacia mujeres, la falta de respeto a los derechos humanos de las mujeres, promover las divisiones internas y realizar actos difamatorios, calumniosos e injuriosos que dañaron la imagen del partido“, después por votar cosas contrarias a su programa electoral, por contar con apoyo de los medios de derecha, y por ganarse el apoyo de la población de la capital.
El candidato vende que el es el FMLN pero sin su “aparato“, y que está con GANA solo para poder presentarse, un mensaje que cala entre una población acostumbrada a cargar contra los partidos políticos y sus aparatos de poder. Hace ticket con otro hombre, su candidato a vicepresidente Félix Ulloa. Se da la circunstancia de que Félix Ulloa también fue abucheado por las mujeres por comportamientos machistas.
El candidato Nayib Bukele proviene de una familia millonaria y se considera a sí mismo progresista. Su fama de independiente de llegar a aprobar leyes contrarias al programa electoral que llevaba como FMLN, criticar a los partidos tradicionales, cargar contra “la clase política“, convertirse en empresario con 18 años, o incluso por (gracias a tener dinero), donar su sueldo como alcalde aun fondo de becas para jóvenes ganándose así la simpatía de estos.
A pesar de presentarse por GANA él forma parte de su propio proyecto “Nuevas Ideas“, que le aleja de ser visto simplemente como el candidato de GANA y se declara progresista al tiempo que busca un equilibrio para no ser ni de izquierda ni de derechas. Los medios de todo el mundo así lo venden, por ejemplo el diario español “El Español” titulaba “El alcalde solidario que quiere gobernar El Salvador uniendo izquierda y derecha” lanzando loas a su persona.
Parte 2, sorpresa en las primarias internas
Aunque se esperaba la victoria de Gerson Martínez sin oposición, un nuevo candidato dio el paso tras el batacazo electoral del FMLN intentando recoger el descontento.
Candidatura A) Gerson Martínez.
El partido había vivido un año agitado. Facciones de militantes históricos del partido hicieron público un comunicado en el que desconocían al Frente como opción política dado que “no había realizado rupturas con el modelo neoliberal“.
Este candidato representaba al sector del partido que buscaba “rescatar el partido del pragmatismo electoral” al tiempo que era un candidato que llevaba en la dirección del partido desde tiempos de la guerrilla.
En campaña interna algunas de las propuestas que lo diferenciaron de su rival, fueron la promesa de que su gabinete contaría con al menos un 50% de mujeres, y que haría realidad la universidad gratuita: “una universidad abierta, quiere decir gratuita para los muchachos y muchachas que vienen desde los institutos públicos”. Se calificó a si mismo como “centro-izquierda“.
Antes de las elecciones de la debacle, tenía todas las papeletas para ganar, pero parte de la dirección del partido dio un giro hacia un candidato con más opciones electorales. En la jornada electoral fue derrotado. Con un 70% de participación interna obtuvo 7.500 votos frente a los 20.000 de su rival Hugo Martínez.
Tras perder declaró que: “desde hoy cerramos filas y el Frente se convierte en un solo puño para trabajar por la victoria en 2019 […]Militante, siempre; revolucionario, en cualquier circunstancia; leal al pueblo, siempre”. No ha mostrado discrepancias en público tras la derrota, y en campaña apoya activamente al candidato que ganó las primarias internas.
Candidatura B) Hugo Martinez.
El autodenominado “sector renovador” del partido puso en marcha el plan B y presentó a este candidato. En un primer momento tenía escasas opciones de éxito pero tras la debacle electoral cobró fuerza y presentó candidatura. A su favor, este católico contaba con que no formaba parte de la guerrilla, sino que entró como parte de los movimientos sociales más adelante, esquivando así las críticas de ser de “los viejos de siempre” como los califican los medios.
La campaña electoral
Tras ser elegido candidato, Hugo Martínez se ha desmarcado de su partido en varias ocasiones. Se mostró en contra de una ley de “espectáculos públicos“ presentada por el gobierno que buscaba evitar la publicidad de carácter sexista, que fomentara la discriminación, subordinación, violencia, misoginia, regular los horarios de violencia en televisión así como añadir por ley que había que informar con veracidad desde los medios de comunicación.
El partido ARENA dijo que la ley imitaba a Venezuela y se inició una campaña de “fake news” sobre supuesta “censura previa” a los medios que no venía por ningún lado reflejada en la ley. El candidato Hugo Martínez criticó esta ley junto a la oposición. También se mostró contrario a los acuerdos del del Foro de São Paulo.
El candidato del FMLN mostró su descontento con el actual presidente Sánchez Cerén por “dar respaldo a Venezuela“. Mientras que el presidente hablaba de Venezuela como “un faro de luz” y rechazaba “cualquier amenaza de potencias extranjeras de intervención militar” el candidato a presidente criticaba sus palabras con dureza.
En materia internacional los desencuentros fueron creciendo, mientras el presidente mostraba su apoyo “a la paz” en Nicaragua y declaraba que “están desestabilizando porque quieren derrocar un Gobierno legítimamente electo“, el nuevo candidato a presidente criticaba con dureza al gobierno de Daniel Ortega. “Yo no comparto las declaraciones de Salvador Sánchez Cerén sobre este caso. Definitivamente yo no comparto las declaraciones del presidente sobre Nicaragua”.
El candidato maniobra actualmente para acabar con la actual dirección del partido hablando de la pérdida de base social, de falta de compromiso democrático del partido y de una dirección que ha perdido el norte. Curiosamente sus principales apoyos internos son el actual Vicepresidente del país y el actual Secretario General del partido.
A días de las elecciones el FMLN ha caído hasta la tercera posición y apenas logra mantener el 10% de los votos en las mejores encuestas. Aunque candidato y dirección aseguran que el partido va “al alza tras los primeros debates“, que el partido “es de hechos, no de frases o spot televisivos” y reitera que al final van a ganar, lo cierto es que no se está despertando la ilusión ni se está logrando movilizar a las bases ni siquiera apelando a la conciencia obrera.
La izquierda parece que va a perder otro gobierno en la región, y los gobiernos que quedan de ese signo político en América Latina estarán aún más solos en la región, en especial Nicaragua y Venezuela.
Nayib Bukele va actualmente en cabeza en las encuestas y está usando bien las redes sociales para posicionarse entre los más jóvenes, mientras que ARENA le sigue a la zaga tras lograr una gran financiación de las grandes empresas del país que han donado mucho dinero esta vez, además de que controlar las principales alcaldías del país le ayuda en campaña. Las elecciones presidenciales parecen cosa de dos.