La siesta andaluza, ¿realidad o mito?
Hace poco llevamos a cabo una encuesta sobre la siesta en Andalucía en Twitter. Los datos más sorprendentes son que la tercera parte creía que la siesta en Andalucía se realiza más que en otros lugares. Un 17% opinaba que las andaluzas duermen en horario laboral. Estas afirmaciones nos han hecho interesarnos por esta costumbre, andaluza para unas, española para otras, e internacional para el resto.
¿Es la siesta una costumbre más andaluza que de cualquier otro lugar?
Según un trabajo conjunto de la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos (Fundadeps) y la Asociación Española de la Cama (Asocama) en 2008, un 59,4% de las andaluzas nunca duerme la siesta. Esto, que representa a más de la mitad de la comunidad andaluza, ya desmonta que sea una costumbre generalizada. El resto ha de repartirse entre quienes duermen solo en los días no laborales, quienes lo hacen esporádicamente y las que tienen esta costumbre de manera habitual, en un patrón muy similar al de España.
Según la encuesta del INE de 2013, éstos son las comunidades con mayor seguimiento en la siesta:
- Murcia: 21,2%
- Aragón: 21,1%
- Baleares: 19,2%
- Extremadura: 18,7%
- Cataluña: 17,1%
- Castilla-León: 16,9%
- Navarra: 16,7%
- Andalucía: 16,6%
¡Incluso en Europa, los alemanes, italianos y británicos tienden a hacerla más a menudo!
En EEUU un 34% duerme ocasionalmente la siesta. No, la típica imagen del mexicano durmiendo la siesta no tiene cabida en esta estadística, pues se mantienen muy cerca de la media. ¡Muy por encima de la media en España y Andalucía!
Como curiosidad: la ciudad con más afición a la siesta en el estado parece ser Ador (Valencia). En 2015 decretó la siesta como derecho de los vecinos, manteniendo los comercios cerrados y el ruido en unos márgenes mínimos.
¿Dormir la siesta es negativo o positivo?
Existen múltiples estudios al respecto y, como suele suceder, existen muchos contradicciones. Sin embargo, la mayoría sostienen que una siesta corta –alrededor de media hora- entre las 14:00 y 16:00 es favorable tanto para la salud como para el rendimiento laboral. Por supuesto, estos efectos serán perceptibles en tanto se alcance la fase REM. Algunas empresas europeas y asiáticas están incluso fomentando esta costumbre entre sus empleadas que no tienen hábito.
Por supuesto, si sufres de “inercia del sueño” (te levantas de mal humor), quizás no sea lo más indicado para ti. Eso sí, siempre se recomienda un período de baja o nula actividad (unos 10 minutos) tras la siesta antes de incorporarse a ninguna tarea fatigosa.
¿Se duerme la siesta en el trabajo?
Al revés, está demostrado que uno de los motivos principales que lleva a la implantación de esta costumbre es precisamente tener más horas de trabajo. Los países que más tradición de siesta tienen son aquellos que más horas trabajan. Y sí, España dentro de Europa cumple este requisito: Unas 1.691 horas al año de media frente a las 1.371 de las alemanas, por poner un ejemplo.
La pausa de después de comer y el horario partido también está muy relacionada con el trabajo, y no con el ocio. Viene dada por la proliferación del pluriempleo, principalmente durante el franquismo, cuando las mujeres no trabajaban y el hombre (y las madres solteras, muy excluidas socialmente) tenía que hacer frente a los gastos de toda la familia, a menudo numerosa. Por este motivo, proliferaron los casos en los que se tenía dos trabajos, uno por la mañana y otro por la tarde. La pausa intermedia facilitaba el desplazamiento y la comida, aunque esta última no siempre era posible.
No existe ninguna evidencia de que en Andalucía ni en ninguna otra parte del estado se duerma la siesta en horario de trabajo.
¿Es la siesta una costumbre andaluza que se ha exportado?
Existen mil teorías infundadas: que si el campo, que si Al-Ándalus… Pero no. El origen de la siesta lo encontramos en el Imperio Romano: la hora sexta seguía a la quinta, la de la comida, y era de descanso. De ahí la palabra siesta, derivada de sexta.
Franco quiso tener el mismo huso horario que Alemania, y así lo hizo durante la II Guerra Mundial. Esto repercutió en los hábitos de sueño en España, pues al tener una hora más, tendemos a acostarnos más tarde. Esto hace que tengamos unos horarios diferentes al del resto de Europa. Aunque no podemos descartar que algún factor cultural haya afectado, ésta es la causa aceptada por la mayoría de los estudiosos del caso.
También algunos estudios minoritarios sostienen que la agricultura ha dado alas a la siesta, aunque solamente en verano. Dado que se aprovechan al máximo las horas de luz, en verano la temperatura al mediodía se hace poco compatible con el trabajo duro, por lo que, en algunos lugares, tras una frugal comida, se hace un breve descanso. Este tipo de tradición histórica, nuevamente, parece ser más común en Castilla y Murcia, entre otras, que en Andalucía. Ni que decir tiene que, en los trabajos por cuenta ajena, donde la jornada laboral está definida por horas, este tiempo está estipulado como de descanso.
De hecho, aunque los andaluces están en la media de horas de sueño del estado (7 horas), tienen peor calidad de sueño, debido al estrés. Esto, de por sí, desmonta otro mito: el de que las andaluzas están siempre de fiesta. Ni que decir tiene que los festivos se regulan a nivel estatal, por lo que todas las poblaciones tienen el mismo número de días al año.
También, puestos a desmontar mitos, podemos hablar del de que los andaluces son más vagos que el resto. Por supuesto que tiene un paro más alto (21,3% frente al 14,5% de la media), pero esto es debido a la falta de inversión, a la estacionalidad y falta de tejido industrial, no a que queden puestos vacantes en el INEM que no se atienden. En cuanto se tiene trabajo, tampoco se trabaja menos, y es curioso comprobar que donde menos horas de media se trabaja al año es donde más asentado está este mito (en base al Instituto Nacional de Estadística).