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El “Gran Debate Nacional” francés. ¿Tanto ruido para tan pocas nueces?

Parece paradójico que Emmanuel Macronel escogiera la Sala de Fiestas del Palacio del Elíseo para su conferencia, porque de fiesta no tuvo nada. Entre una cierta pomposidad en la “puesta en escena” del jefe de estado francés, Macron expuso las medidas que han concluido el “Grand Débat National“.

Con toda su “grandeur” pero con una visión excesivamente paternalista hacia su pueblo y cerrado en la idea de resolver los conflictos sociales en los palacios de gobernación, Macron explicó sus ideas para “reformar Francia“.

En materia económica se contempla el aumento de las pensiones mínimas a 1.000 euros. Un “pacto productivo” que tendrá el objetivo de llegar al pleno empleo en 2025. El líder político conservador, también se comprometió a no tocar la edad legal para la jubilación, que actualmente está en los 62 años.

En el ámbito más político, Macron desarrolló diversas medidas como la  del cierre de la discutida Escuela Nacional de Administración. Aunque Emmanuel Macron admitió la imagen “elitista” que tiene en la sociedad francesa esta institución, el Presidente francés dejó la puerta abierta a crear “alguna cosa que funcione mejor” sin concretar ningún objetivo final.

Asimismo, Macron anunció “un nuevo acto de descentralización“, pero tampoco concretó  cuales serán estas medidas  a tomar en beneficio de las regiones galas.

Por último, el residente en el Palacio del Elíseo, expuso su proyecto para el fomento de la participación ciudadana; una de las piezas fundamentales de las reivindicaciones de los “Chalecos Amarillos“. Su propuesta se basa en reformar el modelo de Referéndum de Iniciativa Compartida, rebajando así los requisitos para su convocatoria de 4,7 millones firmas actuales, a 1 millón de ciudadanos pero de la cual mantendría la decisión final sobre su legalidad la Asamblea Nacional Francesa.

Esta, choca de frente con la propuesta de los Chalecos Amarillos, la RIC (referéndum de Iniciativa Ciudadana), que rebaja a 700.000 firmas su activación y que propone someter “a voto de todos los franceses” leyes e incluso “revocar el mandato de representantes“.

Han sido muchas las personas visibles del movimiento de los “rond-points” que han definido como “decepcionantes” las propuestas del mandatario. Y la movilización del pasado 1 de Mayo confirmó que la movilización de protesta sigue ahí, en continuo movimiento.

12 millones de euros vs 2 horas y 23 minutos de discurso

Medio millón de participantes. 10,134 reuniones locales y un coste de 12 millones de euros es lo que ha costado el Gran Debate Nacional. Toda esta movilización para llegar a un solo momento; la Conferencia del Presidente.

Tampoco parece muy transparente la manera en que se han recogido las propuestas de este gran debate, su forma ha sido opaca.

La idea de convocar el Gran Debate Nacional parece un cambio en la actitud autoritaria de Emmanuel Macron pero parece ser insuficiente a ojos de muchos franceses que además critican el desproporcionado gasto público para llevarla a cabo.

Confundir entre la necesidad y la capacidad

Los institutos de investigación social CEPREMAP y CEVIPOF, publicaron este año 2019 el informe ¿Quiénes son los Chalecos Amarillos y cuáles sus apoyos? En este documento se define la crisis de los Chalecos Amarillos como un: “movimiento que ha llevado a un nuevo antagonismo, más allá de la vieja oposición derecha-izquierda, los Chalecos Amarillos tienen una profunda desconfianza en las instituciones y sus representantes. Son la rebelión de aquellos que han descubierto que su sufrimiento personal es en realidad colectivo“.

Solo analizando objetivamente esta frase se entiende el error de lectura de Macron respecto a la crisis de los Chalecos Amarillos. La crisis de valores de la clase media francesa así como su pérdida de poder económico, son causas fundamentales para entender cual es la necesidad de fondo.

Pero Macron confunde la necesidad de reformar con la idea estructurante de este movimiento; la capacidad de tener voz y voto en todo aquello que afecte a la sociedad francesa y sus instituciones. Se duda de quien gobierna más que de las causas del mal gobierno.

La imagen de Emmanuel Macron sentado en la sala de Fiestas del Elíseo, acompañado de un público dispuesto a reír sus gracias, y con la individualización en él mismo de las soluciones para Francia, se obvia una problemática de amplio conflicto de espectro social en Francia. Ya no se pide pan sino que se exige la harina para elaborar el pan.