Los errores de Unidas Podemos
En las últimas semanas, ElEstado.Net ha analizado, mediante distintos artículos, la situación actual de Unidas Podemos. Los malos resultados electorales, tanto a nivel estatal como municipal, exigen una reflexión que, como se ha mencionado en algunos sectores, podría pasar por una tercera Asamblea Ciudadana.
Evidentemente, algunos de los motivos del bajón de las marcas asociadas a Podemos no pueden ser achacados a su organización, puesto que son parte del juego político, por un lado, y de los intereses y movimientos de terceros. Dentro de este campo se considera el ascenso de VOX y el voto útil por parte de sectores de izquierda o la presión mediática ejercida por los principales medios de comunicación.
En este artículo, no obstante, se tratan los errores que sí se pueden imputar a Podemos y sus confluencias.
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El cambio de paradigma: el PSOE pasa de régimen a aliado progresista
Cuando Podemos irrumpió en el panorama político, uno de sus mantras era asociar Partido Socialista y Partido Popular con el Régimen del 78, combatiendo el bipartidismo existente desde la transición, y acusando a ambos partidos de alternarse en el poder para mantener sus privilegios y los de la monarquía y las grandes empresas.
Con el Partido Popular no podía competir -por muy cansados que estuvieran sus votantes, pasar de la derecha a la izquierda “extrema” es muy difícil-, pero consiguió que el PSOE registrara sus peores resultados en décadas. Los socialistas habían agrupado buena parte del voto de la izquierda, que los votaba por inercia, pero con la llegada de Podemos se abrió una nueva posibilidad.
La resurrección de Pedro Sánchez, después de sobrevivir a un golpe de estado dentro de su partido, no obstante, le dio la fuerza suficiente para intentar una moción de censura, a la que Podemos se prestó sin rechistar. El partido de Pablo Iglesias podría haber salvado parte de su ascendiente -al fin y al cabo, acabar con el gobierno de Mariano Rajoy, aunque fuera para poner al PSOE, era una victoria para todos los partidos de la oposición-, pero llegó la configuración de los presupuestos.
Con la configuración y posterior aprobación fallida de los presupuestos generales del estado, Podemos se dedicó, inconscientemente, a realizar la campaña electoral del PSOE. Frases superlativas como “los presupuestos más progresistas de la historia“, asegurando que la conjunción PSOE–Podemos era la mejor opción de gobierno para España, cimentaron la tumba en la que se acabaría metiendo el partido morado.
Pedro Sánchez y el PSOE habían conseguido que Unidas Podemos les volvieran a meter en el campo progresista, olvidadas ya las acusaciones de pertenecer al Régimen del 78. A nivel electoral, esto llevó a muchos votantes a volver al campo socialista: si PSOE y Podemos van a pactar, mejor votar al grande, que tiene más posibilidades de quedar por encima de PP o Ciudadanos.
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Los errores se repiten
Pese a los malos resultados y todas las palabras vacías, Unidas Podemos ha seguido cometiendo los mismos errores después de finalizar el ciclo electoral. Sin entrar en las acusaciones públicas entre distintos cargos, en ningún momento se ha planteado dejar al PSOE en minoría. Es aceptable permitir que Pedro Sánchez gobierne desde la Moncloa, pero Podemos debería hacer oposición positiva desde su izquierda. No se puede gobernar con un partido y criticarlo constantemente por su posición dentro del régimen.
Si ya es grave pactar con el PSOE, todavía es peor hacerlo con Partido Popular o Ciudadanos. No es ya que sean parte del régimen, es que son sus más acérrimos defensores y estandartes de la derecha española. Es el caso de Ada Colau en Barcelona. Pese que asegura que no piensa pactar con Manuel Valls (Ciudadanos), este ya ha asegurado que le dará sus votos para evitar un gobierno de Esquerra Republicana.
¿Qué sentido tiene ser alcalde si, después, no puede aplicar su programa por estar ligada a los votos de los regidores de otros partidos? Colau asegura que no pactará con Ciudadanos, pero, en caso de salir elegida, ¿con quién pactará? ¿Con ERC, a quién quitó la alcaldía con los votos de Ciudadanos? El PSC–PSOE sí, pero con sus votos no llegan a la mayoría absoluta. La única opción son los partidos de derechas –Ciudadanos y Partido Popular-.
El camino a seguir
Quizás Unidas Podemos debería analizar los ejemplos en los que sí ha ganado. El caso más destacado es el de Zamora. Francisco Guarido no solo ganó las elecciones, repitiendo alcaldía, sino que consiguió una mayoría absoluta histórica con concejales bajo las siglas de Izquierda Unida.
Podemos e Izquierda Unida no pueden competir mediáticamente con los partidos del régimen del 78 –PSOE, PP, Ciudadanos y, ahora, VOX-. No tiene apoyos entre la alta burguesía del país, las élites aristocráticas o los grandes medios de comunicación. La batalla la debe luchar en la calle. Que sus votantes les vean combatiendo junto a ellos, codo con codo, para conseguir pequeñas victorias que se conviertan en grandes.
Unidas Podemos debe modificar su estrategia actual, visto que no funciona. Debe volver a la base. Y debe hacerlo convencido, no en busca de rédito electoral. Sus representantes deben ser personas -vinculadas o no a la formación- conocidas por su reconocido activismo en la calle -como Ada Colau hace cuatro años-. Solo así será necesario y, por ende, recibirá apoyo en los comicios que están por venir.