La Primera consulta popular rumbo al Estado comunal
La participación directa, protagónica y democrática de las Comunas en la toma de decisiones de los servicios públicos del Municipio Simón Bolívar (concretamente en la capital del estado Anzoátegui, Barcelona), es fundamental para la re-composición del tejido social, duramente golpeado por la guerra económica impuesta desde Estados Unidos contra nuestro pueblo.
Pero su implementación de manera directa y protagónica a través de una consulta popular es punto y aparte en la historia política de Venezuela. Las “comunas” son articuladoras de consejos comunales, que a su vez son expresiones organizativas del pueblo. Están sujetas a Ley Orgánica de Comunas, que estableció esta nueva forma participativa como la «célula» fundamental del nuevo Estado comunal al que definió como «un espacio socialista» para el autogobierno de las comunidades, donde se articulan los consejos comunales y toda otra organización social comunitaria (artículo 5).
En pocas palabras, se trata de un poder que se diferencia del poder del Estado y emerge en la sociedad en espacios colectivos asamblearios. Su sujeto político es colectivo y en la Ley de los Consejos Comunales de 2006 se lo define como un poder generado en las asambleas de ciudadanos de las comunidades, que serían «la instancia primaria para el ejercicio del poder, la participación y el protagonismo popular» (artículo 4).
En un principio, es el rol de la Comuna. Pero tienen tareas adicionales: por ejemplo, contribuir al orden público, construir una economía de propiedad social como tránsito al socialismo, y garantizar la existencia efectiva de formas y mecanismos de participación directa de la gente en la formulación, la ejecución y el control de planes y proyectos vinculados a los aspectos territoriales, políticos, económicos, sociales, culturales, ecológicos y de seguridad y defensa.
Las comunas se encargan de elaborar planes comunales que concretan las líneas de gestión del Estado bolivariano, del cual dependen a través de regiones federales de gobierno que adelantan planes especiales de desarrollo. Por tanto, una elección popular que les permita manejar el sistema de recolección de desechos sólidos, y además les faculte para controlar los procesos de reciclaje del plástico es un salto cuántico, una avanzada en la emancipación del pueblo y su empoderamiento.
En esta transición del poder estatal al poder popular están involucradas varias aristas de la gestión pública: el cobro del servicio de recolección de desechos a los vecinos, siempre con una tarifa solidaria y discreta (bajo la visión socialista de nuestro Presidente Nicolás Maduro, los servicios públicos son un aspecto que atañe más a los derechos de los ciudadanos que al aspecto de la renta que puedan generar); el manejo y mantenimiento de las unidades recolectoras dotadas por la Alcaldía del Municipio a través de la empresa Recibar, la cual hemos fundado y constituido como ente principal en el tema ambiental de los desechos.
Pero más importante aún, estamos hablando de generación de recursos económicos por el servicio y su distribución equitativa y transparente a las necesidades inmediatas de la Comuna, bajo el formato de autogestión y supervisión de los habitantes. Otro aspecto muy positivo para nuestro pueblo es el advenimiento de una nueva manera de obtener ingresos económicos a partir del reciclaje de plástico, cartón y vidrio.
Nuestros esfuerzos en materia comunicacional y educativa han estado signados por esta causa, desde que asumimos la responsabilidad de gobierno, y los resultados hasta ahora prueban que no nos equivocamos en confiar en la capacidad de transformación cultural de los habitantes de este pedazo de tierra caribeño.
Barcelona hoy es conocida regionalmente como la capital del reciclaje, y es para mí una inmensa fuente de satisfacción observar el cambio en la actividad, en la actitud de los y las ciudadanas en esta materia. Sobre todo, y lo digo con mucho orgullo el cambio de conciencia ambiental de los más jóvenes, de nuestros niños y niñas que día a día participan en actividades extracurriculares en sus lugares de estudio, que corren en nuestros maratones, que bailan y disfrutan en nuestros eventos, que contemplan con atención murales inmensos que los y la invitan a reciclar.
Otra de las consecuencias de un sí a la pregunta que estamos planteando a nuestra gente es la generación de empleo comunitario, de capacitación en un primer momento por parte de las instituciones involucradas para luego conformar una capacitación comunal, que se funde con el conocimiento empírico, el técnico y la sapiencia política.
Se está planteando el futuro de los espacios de convivencia, la adecuación de vías, la pintura para la casa del que menos puede, el sancocho en los juegos comunales, los bombillos en las avenidas, la limpieza y desmalezamiento, el fondo comunal para las emergencias del barrio. Sapiencia ante un logro colectivo, un bastón para el desarrollo regional que debe ser defendido y consagrado como hábito y forma de vida nueva porque forma parte de las banderas socialistas del nuevo mundo y se para firme contra las tenazas del capitalismo; un sistema perverso que hoy nos muestra su verdadera cara y que en su soberbia, cree que los pobres no merecen el futuro brillante por el que tanto luchó nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez y que hoy mantiene vivo, contra una de las potencias más funestas de la historia mundial nuestro Comandante Nicolás Maduro.
Más allá de un sistema económico, que ya es importante hablamos de una nueva manera de la gestión pública y esta vez es una gestión que tiene como naturaleza servir a lo público desde lo público. Desde lo múltiple y diverso de los habitantes de la comunidad, de la vecina, del abuelo y del niño que participan en la búsqueda de un buen vivir colectivo.
¿Fundamental? La revisión y la autocrítica popular. La renovación de las vocerías comunales, la oxigenación de los procesos, el cara a cara de los líderes con su pueblo para oír lo que hay que oír y soportar la rabia de la decepción, la impotencia, la furia que nos provoca sufrir esta guerra económica contra el eterno enemigo, el imperialismo sediento de petróleo que hoy maneja Donald Trump. Un imperialismo que no tiene memoria y se sigue estrellando en nuestras costas y contra nuestra dignidad.
Un imperialismo que intenta torcernos el estómago, decepcionarnos de nuestra lucha. A eso y contra eso nuestra principal arma que es la verdad, nuestra voluntad política de resistir, nuestro mayor logro la organización popular y nuestra meta convertir al estado comunal en una realidad, por primera vez en esta tierra. No tenemos miedo a nada porque venimos del corazón del pueblo y estamos obedeciendo su mandato. Y el pueblo venezolano señores y señoras del mundo, es puro corazón.
Solo observen nuestra historia.