“El presente es el único texto crítico existente a fecha de hoy sobre la situación de la mujer en las Fuerzas Armadas”. Así reza la primera frase del prólogo de “En la guarida de la bestia”. Su autor, el exteniente y escritor Luis Gonzalo Segura, quien en el año 2015 fue expulsado del Ejército por denunciar los abusos y la corrupción dentro de la institución, estará de gira durante todo este mes para presentar una de los ensayos más esperados de este año. Tan solo horas después de su publicación, las librerías habían agotado la primera tirada de la que sin duda será una obra tan popular como polémica.
No era para menos, pues tras el arrollador éxito de “El libro negro del Ejército Español”, en esta ocasión el exteniente Segura vuelve a poner en jaque al sistema con un relato tan crudo como valiente sobre los abusos sexuales y el acoso laboral que sufren muchas mujeres dentro del seno de las Fuerzas Armadas y que suele quedar impune en los juzgados militares. Lejos del sensacionalismo que suele impregnar a los sucesos, “En la guarida de la bestia” es una radiografía que muestra todos los males que afectan organismo militar español, especialmente aquellos que germinan un ambiente de sexismo y terror.
Segura tiene claro que la mayor patología de las Fuerzas Armadas es la existencia de la justicia militar, así como la complicidad de quienes no se movilizan para suprimir este sistema anacrónico. Desde Ministerios de Defensa que solo cambian de color, hasta el papel encubridor de periodistas y políticos. “En la guarida de la bestia” transciende de ser una recopilación de noticias para convertirse en un análisis muy certero que nos muestra la realidad dentro de un tejido militar tan opaco como inflexible. Toda una contienda contra la censura que afecta a quienes alzan la voz contra las injusticias dentro de los cuarteles y piden adaptarse a los tiempos modernos.
Desde la izquierda se percibe a la mujer militar como enemigo, y eso es un error. Para empezar, ningún militar es enemigo de la izquierda y no debe ser tratado como enemigo, esto solo favorece a las élites. Solo favorece a esa cúpula militar que se ha demostrado claramente ultraderechista, y evidentemente dentro de esa lógica la mujer es una víctima colateral. Es lo que permite que la mujer siga sufriendo todos estos abusos y estos acosos sin impunidad.
Después del éxito de “El libro negro del Ejército Español” vuelves con mucha fuerza en “En la Guarida de la Bestia” para seguir con tu crítica a la situación actual del Ejército. ¿Por qué te decidiste a escribir una obra dedicada a la situación de la mujer militar?
Bueno, en primer lugar porque no existía ningún libro crítico sobre la situación de la mujer en el Ejército. Y en segundo lugar porque quería contar la historia de cientos, quizás miles, de mujeres que están viviendo un autentico calvario dentro del Ejército para decir que esto se tiene que terminar.
En tu libro recoges varios sucesos referidos a sentencias injustas contra mujeres militares agredidas sexualmente o acosadas en el trabajo. ¿Cómo fue el proceso de elaboración y recopilación para escribir esta obra?
Lo importante para mí, o lo más importante, era reunir todos los casos en un solo libro para que el lector tomara conciencia de lo que estaba sucediendo. En principio, la mayoría son casos que están publicados en los medios de comunicación y tienen las correspondientes referencias. Son noticias que, seguramente, muchos lectores han ido leyendo a lo largo del tiempo y les han generado indignación, pero hasta que no salen juntas no se percibe la magnitud del problema. Quizá ese es el valor del libro, el reunir las piezas del puzle. Desde ese punto de vista, cuando ya se ven todas las piezas juntas, yo pienso que son absolutamente inapelables las conclusiones que el libro extrae.
Uno de los retos principales a la hora de dar a conocer los casos de violencia sexual es evitar caer en el sensacionalismo. ¿Cómo has logrado encontrar ese equilibrio entre mostrar hechos deleznables y mantener una templanza en el relato?
No ha sido nada sencillo. De hecho, incluso la primera parte del libro no deja de ser, en ocasiones, repugnante. He intentado ceñirme a los datos más esenciales para que se tuviera conocimiento de lo que estaba sucediendo y a partir de ahí he intentado realizar estadísticas que pudieran ayudar al lector a seguir lo que está pasando. Y luego ponerme a elaborar, sobre todo, patrones. Para mí al final creo que eso es lo más importante del libro. El libro no es un libro destructivo, ni es un libro en absoluto positivo. Es un libro que tiene un fin claro, que yo creo que se percibe ya desde el principio hasta el final del ensayo, que es la eliminación o la restricción de la justicia militar.
Ellos ascendidos, ellas sometidas a escarnio y expulsadas por denunciarlos. ¿Por qué el ministerio de Defensa, independientemente de su signo político, insiste en mantener la opacidad e inamovilidad en el Ejército?
Es realmente incomprensible. A día de hoy el Ministerio de Defensa del Partido Socialista está dirigido por una mujer como es Margarita Robles, en cuyo partido se incorporó una mujer que ha sufrido acoso sexual y acoso laboral dentro del Ejército. ¿Cómo puede ser posible que en un año no hayan iniciado ya los trámites para eliminar o restringir la justicia militar? Pues es algo que solo se puede achacar a dos conclusiones: una, una clara falta de voluntad política y dos, la sociedad civil, el poder político no controla al poder militar. Es decir el poder militar como tal no debería de existir, sino que debía ser un evento subordinado al poder político. El hecho de que no exista esa subordinación permite la supervivencia de un poder que es el militar que en cualquier sociedad democrática no debería de existir.
En tu libro destacas el problema que supone para la mujer acosada en los cuarteles la existencia de la jurisdicción militar. Sin embargo, en la sentencias actuales como la de La Manada, llevadas a cabo por la justicia ordinaria, han sido muy polémicas. ¿Piensas que en los juzgados ordinarios se podrían seguir emitiendo sentencias tan disparatadas como en los tribunales militares?
No, desde luego que no. La justicia ordinaria, especialmente cuando se enfrenta a determinados casos, entre ellos pues aquellos que se refieren al género, que atacan a la mujer, es claramente machista. Pero es un machismo en el siglo XXI, en el peor de los casos es claramente machista en el siglo XX, como en el tema, por ejemplo, de “La Manada”.
Pero es que la justicia militar es machista del siglo XIX. Entonces, claro, estamos hablando de otra cuestión. Para que nos hagamos una idea, en el libro se demuestra cómo los casos en los que interviene la jurisdicción no militar porque las circunstancias lo permiten, es decir , porque no se han producido por ejemplo en un cuartel, o porque la agredida no es una militar, terminan en condenas que suponen la expulsión de los militares. En el mismo caso de “La Manada“, no olvidemos que el militar y el guardia civil una vez que se confirme la sentencia serán expulsados de las Fuerzas Armadas. Bien, pues si hubieran sido condenados en el mundo militar, seguirían dentro.
¿Está la situación que sufre la mujer soldado de alguna manera relacionada con la continuidad de una estructura franquista dentro de las Fuerzas Armadas?
Claro, por supuesto, una de las esencias del franquismo, una de las esencias de la ultraderecha es el machismo anacrónico, el machismo rancio, el machismo duro. Es evidente que hay una clara relación de la Fuerzas Armadas Españolas con el fascismo. Son en el mejor de los casos, un ejército del siglo XX, y siendo muy generoso. Esto afecta a las posibilidades de la mujer ante la justicia, o a las posibilidades para una mujer de que se haga justicia.
Necesitamos que las mujeres denuncien, que quede constatado el drama. Porque las últimas noventa denuncias, de las cuales no ha habido ni una sola condena, demuestran que hay un problema en el sistema judicial. Sin esas denuncias no podríamos alegar que hay un problema.
Destacas también en el libro el papel cómplice de cierta prensa en temas de abusos sexistas, sea por falta de cobertura o falta de profundización en las informaciones. ¿En qué estamos fallando a la hora de emitir noticias que atañen a la difícil situación de las mujeres militares?
Yo creo que hay una multitud de intereses que permiten o que obligan a la prensa a no hablar sobre los temas militares. Para empezar, el mundo militar mueve muchísimo dinero y es muy importante para el sistema que se hable poco de la corrupción militar. ¿Por qué? Porque si se habla poco de la corrupción en los cuarteles, esa corrupción dentro de los cuarteles es la que va a silenciar a los mandos militares cuando estos tengan que quejarse de la corrupción que existe en la compra de un armamento que muchas veces no se necesita.
Al final es un silencio por otro, y es imprescindible el silencio mediático. Pero, claro, hay una serie de victimas que están sufriendo una autentica barbaridad. Esto es algo que debe de terminar. Los medios progresistas, los medios que tradicionalmente abanderan en muchos casos las diferentes luchas que hay por parte de la mujer para conseguir políticas de igualdad, pues es obvio que deberían reaccionar.
¿Temes que tu obra pueda desalentar a las mujeres que deseen entrar en las Fuerzas Armadas?
Exacto, sería una mala consecuencia. Y la otra consecuencia, por supuesto, es que la mujer desistiese de denunciar.
Justamente lo que necesitamos es todo lo contrario, necesitamos que las mujeres denuncien, que quede constatado el drama. Porque las últimas noventa denuncias, de las cuales no ha habido ni una sola condena, cero por ciento, demuestran que hay un problema en el sistema judicial. Sin esas denuncias no podríamos alegar que hay un problema, entonces las denuncias son muy importantes, no solo para la persona que denuncia, que probablemente a día de hoy no conseguirá justicia, pero sí para que otra mujer no vuelva a pasar por lo que ellas han pasado.
¿Qué mecanismos de defensa le recomendarías a una mujer que quiere alistarse o que está enrolada en el Ejército?
Sobre todo, denunciar, dar la cara, el no callar, no callar ya no solo ante los abusos, no callar ante los abusos que perciba. Al final creo que el mayor enemigo con el que contamos todos es el silencio, el silencio es aterrador.
En el libro relatas que como soldado es muy complicado enfrentar a los altos mandos debido a una situación de clasismo imperante. ¿Por qué no existe en nuestro país una protección sindical hacia los militares?
Esa es otra de las batallas, el conseguir que haya mecanismos de protección hacia cualquier persona que pueda denunciar. Especialmente aquellos que no tengan una determinada jerarquía, sea en el ámbito militar o sea en cualquier ámbito. Y en ese sentido, España es uno de los países más atrasados de Europa en cuanto a casos de corrupción, lo que ya nos indica de alguna manera el nivel de nuestro país. Tenemos un problema muy serio y ese problema se llama degeneración. Vivimos en un país corrupto en el amplio sentido de la palabra y tenemos que luchar por regenerarlo.
A día de hoy el Ministerio de Defensa del Partido Socialista está dirigido por una mujer como es Margarita Robles, en cuyo partido se incorporó una mujer que ha sufrido acoso sexual y acoso laboral dentro del Ejército. ¿Cómo puede ser posible que en un año no hayan iniciado ya los trámites para eliminar o restringir la justicia militar?
Has definido a la mujer militar como una mujer vilipendiada tanto por la derecha (por ser mujer) como por la izquierda (por ser militar). ¿Crees que desde la izquierda no se hace lo suficiente por ayudar a las soldados por un simple prejuicio? ¿Cómo podemos revertir esta situación?
Por supuesto desde la izquierda se percibe a la mujer militar, como militar, como enemigo, y eso es un error. Para empezar, ningún militar es enemigo de la izquierda y no debe ser tratado como enemigo, esto solo favorece a las élites. Solo favorece a esa cúpula militar que se ha demostrado claramente ultraderechista, y evidentemente dentro de esa lógica la mujer es una víctima colateral. La mujer en el Ejército sigue siendo considerada como un enemigo y eso es un hecho realmente dramático. Es lo que permite que la mujer siga sufriendo todos estos abusos y estos acosos sin impunidad. Estoy seguro que si en lugar de ser militares hubiesen sido profesoras, hubiesen sido doctoras o cualquier otra profesión, obviamente la sociedad las estaría amparando.
Además de tu caso, hoy en día existen otros militares con trayectorias singulares como la de Zaida Cantera, relatas su caso en el libro, o la de Julio Rodríguez. ¿Qué opinas sobre estas dos personas tan distintas en su modo de actuar?
Bueno, son personas diferentes. Al final denuncian problemas que tienen que ver conmigo como ciudadano, pero que no me afectan a nivel personal directamente.
Zaida Cantera es una persona que denunció una situación de acoso sexual y acoso laboral, pero que jamás defendió a las mujeres que sufrieron acoso sexual o acoso laboral mientras era oficial. Ella misma lo reconoce y una vez que se ha convertido en diputada jamás ha ayudado a las mujeres militares que sufrieron acoso o agresión sexual. De hecho, está en el partido de Gobierno y el partido de Gobierno sigue sin proteger a las mujeres que sufren acoso o abuso sexual dentro del Ejército.
En el caso de Julio Rodríguez, él ha sido un alto mando militar que ha tenido muchísima responsabilidad en todo lo que ha pasado, en todo lo que he puesto en este libro, en todo lo que cuento en “El libro negro del Ejército Español”. Más allá de militar en un partido de izquierdas no parece que su voz sea excesivamente crítica con lo que pasa.
¿En el futuro tienes pensado seguir escribiendo sobre temas relacionados con el Ejército o tienes otros planes?
No lo sé, la verdad. Creo que se ha cerrado un ciclo. Quizá haya algún libro más sobre el mundo militar, pero creo que de alguna forma lo que tenía que hacer sobre el tema del mundo militar, ya lo he hecho, o casi lo he hecho. Son más de cinco años luchando por cambiar las cosas y seguramente intentaré enfocar mi vida profesional hacia otros derroteros.