Editorial: el lenguaje empleado como principal herramienta de la información alternativa
Hablaba durante las pasadas semanas sobre la batalla que existe en torno a la disputa por la hegemonía cultural, refiriéndome en concreto al espacio mediático. Las armas usadas son las palabras, y su munición es su significado. En el escenario actual el significado envuelto por el significante lo deciden los medios de comunicación del campo conservador, como ya analicé en un anterior trabajo.
Supone esta situación un auténtico freno a las posibilidades de los sectores progresistas a la hora de influir, en menor o mayor medida, en la hegemonía cultural, debido a que no se pueden construir matrices de opinión alternativas que se instalen en el imaginario colectivo, si las palabras que usamos como armas disparan la munición del enemigo.
Por ejemplo, si hablamos de dictadura, aunque no queramos, los receptores del mensaje dibujarán en su mente a Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba… pero nunca a Honduras, Brasil, Arabia Saudí… países con más carencias democráticas, y más graves, que las primeras. Es por este motivo que los medios de comunicación de izquierdas son incapaces de mantener las posiciones en la defensa que llevan a cabo, puesto que usan una munición proporcionada por el enemigo.
De ahí que defienda la necesidad de pasar a la ofensiva para tener una oportunidad de volver a desplazar el significado de los términos que vertebran la batalla a posiciones, al menos, neutrales. ¿Cómo? Sosteniendo una producción de contenidos regular sobre temas concretos, basada en un lenguaje que no tenga problemas a la hora de establecer una disputa abierta con el enemigo.
Para ello debemos conformar nuestra propia agenda mediática, que sea independiente de la de los medios de comunicación del capitalismo. En ella debemos saber escoger los temas a los que vamos a dedicar nuestros recursos, que no suelen ser muchos. Para continuar con la explicación de la estrategia que llevamos adelante en ElEstado.Net, tomemos dos de los temas fundamentales de nuestra línea editorial para la sección Mundo: Venezuela y Honduras.
La elección de estas dos naciones no es baladí. Los medios de comunicación de masas se han centrado en Venezuela para desplazar las coordenadas del lenguaje sobre el término dictadura, para conseguir disparar una munición efectiva contra cualquier candidato de izquierdas con opciones de llegar al poder: tras construir un nuevo significado que establece que Venezuela es todo lo malo, con señalar que un determinado político quiere convertir a su país en una nueva Venezuela, lo desactivan, como sucedió con Gustavo Petro en Colombia, con Pablo Iglesias en España…
Nosotros podríamos dedicarnos solo a sostener la posición defensiva que mantienen la mayoría de los medios de comunicación del campo progresista, es decir, sacar informaciones desmintiendo las de los grandes medios sobre Venezuela. ¿Esto qué implica? Que nos estaríamos esforzando solo en trabajar en torno a la matriz de opinión del capitalismo, y por cada diez noticias que ellos sacan, nosotros tenemos la capacidad de demostrar como falsa una, ellos llegan a cientos de millones y nosotros a cientos de miles.
Como dije anteriormente, ese trabajo es necesario pero complementario con lo que debe ser nuestra prioridad, trabajar en la conformación de nuestra propia matriz de opinión. ¿Por qué no nos dedicamos a crear y después consolidar un significado para la palabra dictadura opuesto a la que los medios de información de las oligarquías han creado? Una vez lo hayamos conseguido podremos, por fin, comenzar a disputar el significado en la hegemonía cultural.
En ElEstado.Net sacamos contenidos que suponen la defensa de nuestras posiciones, lo que hemos calificado como el sentido fluido de la línea editorial, porque está en permanente movimiento, según discurra la agenda mediática del capitalismo, pero a la vez destinamos la mayor cantidad de recursos a nuestro sentido fijo, es decir, a la conformación de nuestra propia agenda mediática alternativa.
Y aquí es justo donde entra Honduras. ¿Por qué destinar recursos a un pequeño país sin importancia en la geopolítica? ¿A causa de qué escribimos sobre un tema que no nos va a dar clicks? Simple y llanamente por una razón: Honduras contiene el escenario político perfecto para consolidar nuestro propio significado del significante “dictadura“.
Ocultada por el aparato mediático del actual sistema reinante, en Honduras persiste una auténtica dictadura desde 2009, año en que las fuerzas de extrema derecha del país, junto con los sectores neoliberales y el apoyo del expresidente Barack Obama, dieron un golpe de estado al presidente constitucional Manuel Zelaya.
Desde entonces se ha instalado una censura, una concentración de poderes, se vulnera la constitución a voluntad del dictador, existe terrorismo de estado practicado por escuadrones de la muerte, se vulnera la Declaración de los Derechos Humanos, existe fraude electoral, corrupción en el manejo de fondos públicos, degradación institucional, represión de las manifestaciones pacíficas… Que nos sirve para que, al informar de la situación, podamos pasar al ataque conformando nuestra propia matriz de opinión en base nuestra visión de lo que realmente es una dictadura.
Esto es solo el primer paso para que la izquierda disponga de una contestación, como mínimo del mismo calibre, para confrontar con la derecha cuando ésta use el argumento de Venezuela para desacreditar a quién les moleste.