Donald Trump: degradación de la política por el abuso de las redes sociales
Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, las excentricidades del personaje han impactado al mundo entero. Pese que en su país ya era una figura pública, en el resto del planeta no era tan conocido, y sus dotes de showman han sorprendido a todos sus vecinos, rivales y aliados.
Uno de los elementos más definitorios de la presidencia de Trump, es el uso constante de Twitter para anunciar nuevas políticas o cambios en las relaciones con otros estados. Desde la intención de construir un muro en la frontera con México al ensañamiento contra personalidades demócratas de su país.
Por este motivo, cuando el presidente de los Estados Unidos anunció mediante esta plataforma la intención de encontrarse con Kim Jong-un en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas, la sorpresa entre los analistas internacionales fue relativa. Las cimeras entre los dos líderes habían venido precedidas por meses de negociaciones, analizando con esmero la posición y el lugar en que debían reunirse.
La extravagancia y el populismo de Donald Trump, no obstante, está generando toda una ola de imitadores, que pone en peligro el propio cargo de presidente o primer ministro en el mundo entero. Desde Jair Bolsonaro, en Brasil, hasta Rodrigo Duterte, en Filipinas, cada vez son más los personajes estrafalarios que se hacen con el liderazgo de sus países.
Entre este grupo selecto de imitadores, en las últimas semanas ha destacado el nuevo presidente de la República de El Salvador, Nayib Bukele. Identificado a sí mismo como de izquierda radical cuando era alcalde de Nuevo Cuscatlán, Bukele ha virado hasta posiciones conservadoras, siendo elegido presidente en junio de 2019 formando parte del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional; entre 2012 y 2017, no obstante, era miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Pese a ser miembro del FMLN durante años, una de las primeras medidas que adoptó como presidente fue la orden, mediante tuits, de cesar a cargos y trabajadores del gobierno que tuvieran algún parentesco con miembros de su antiguo partido. Con un tono parecido al utilizado por Trump, Bukele iniciaba sus tuits con un contundente “se le ordena“, seguido del nombre del ministro responsable de cada área, y finalizando con el nombre de la persona que debía ser despedida.
Pese a que la situación creó muchas parodias cómicas en la red social, el hecho no deja de ser muy grave: un presidente de un país señalando públicamente el nombre de personas que debían ser despedidas. Una situación de ensañamiento y escarnio público muy similar al utilizado por Donald Trump contra figuras del Partido Demócrata.
Finalmente, en España también se viven episodios de abuso del Twitter para hacer política. Sin ir más lejos, esta semana se ha visto a los tres principales partidos de la derecha, PP, Ciudadanos y Vox, manteniendo una discusión absurda sobre sus posiciones y la posibilidad de formar gobierno en la Comunidad de Madrid.
Todo empezó con un tuit en el que se acusaba de Vox de apoyar a PSOE, Podemos y al socialismo en general para conseguir gobernar la comunidad. Pese a lo absurdo del planteamiento, Vox entró al trapo, seguido por la cuenta oficial de Ciudadanos y, finalmente, la cuenta regional del PP madrileño.
Aunque esta pelea de patio de colegio no se puede comparar con los exabruptos de Donald Trump ni con el acoso de Nayib Bukele, es un ejemplo del uso y abuso que realizan los populistas de las redes sociales para influir en la opinión pública.