Desde el año que viene, en Málaga será festivo el 19 de agosto. Francisco de la Torre, alcalde de este municipio desde 2000, hace años que intenta implantar esta fecha con carácter festivo. En los plenos tiene la costumbre de referirse a esta fecha como la “incorporación de Málaga a la Corona de Castilla”. Los desfiles (Reyes Católicos incluidos, a quienes se hace entrega de las llaves de la ciudad) se mezclan con las corridas de toros y actos para los niños.
Lo que realmente refleja esta nueva festividad es algo muy similar a lo que ya se celebra en Granada: la Toma de la ciudad a mano de las tropas cristinas y la represión y exterminio de la población nativa.
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El 13 de agosto de 1487 la ciudad se rindió a los Reyes Católicos. No lo hicieron sin haber resistido de manera heroica y durante meses a un ejército aplastantemente superior. Incluso realizaron salidas y contraataques con sumo éxito. No obstante, los casi 4 meses de hambre y privaciones hicieron que, finalmente, Málaga se rindiera. Como había pasado en tantos otros municipios como Sevilla, Granada o Huelva, nunca pudo ser tomada, sino que hubo de ser entregada.
Los atacantes cebaron su rabia contra la población local; su honor estaba herido por no haber podido hacer caer una fuerza al menos 10 veces menor, sin formación y no profesional. No hubo distinción entre hombres, mujeres y niños.
No son pocos los historiadores que afirman que es muy probable que el mandato no viniera sino de los mismísimos Reyes Católicos. Este tipo de prácticas son habituales en campañas donde se pretende una rápida rendición en futuros puestos y un serio escarmiento a quienes no hinquen la rodilla a su paso. Quizás sea esto lo que Francisco Franco admiraba tanto de Isabel, pues aplicó las mismas medidas en su ataque a la república.
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La entrada triunfal que querían hacer Isabel de Castilla y Fernando de Aragón tuvo que ser aplazada hasta el día 19, en tanto se llevaban a cabo las tareas de limpieza de la enorme cantidad de cadáveres que bloqueaba la entrada y el recorrido.
La represión no acabó allí. Entre 10.000 y 15.000 de los supervivientes fueron encerrados en el Corral de la Alcazaba, considerado el primer campo de concentración documentado de la historia. Tiempo después, se venderían como esclavas y esclavos.
Tal fue la matanza que la repoblación tan sólo para este municipio consistió en más de 1.500 familias (ninguna de ellas andaluza), sólo para mantener Málaga funcionando. Y, por supuesto, siguió un expolio generalizado.
Estos son los hechos que Francisco de la Torre, el alcalde malagueño, quiere promover. Hechos que, de suceder hoy, serían abiertamente contrarios a la Declaración Universal de los Derechos Humanos: genocidio, esclavitud, intolerancia religiosa, xenofobia, intolerancia…
Estos hechos los blanquean el Partido Popular en Málaga, afirmando que este momento histórico supone la unión de las tres culturas (cristiana, musulmana y judía). Como sabemos, muchos, los judíos, fueron deportados en masa en 1492. Los moriscos, unos años después, hasta haber completado una limpieza étnica casi completa. No olvidemos que, en el caso de este último pueblo, además tuvo el agravante de incumplir sistemáticamente los tratados firmados por la reina.
Pero sería injusto culpar sólo al señor de la Torre por pretender una celebración de un genocidio, la toma, como la que ya reúne a los sectores más reaccionarios de la ultraderecha en Granada (en este caso, alentado por el PSOE).
Recordemos hasta qué punto se ha llevado esto: existe un grupo de ultraderecha en esta localidad llamado Málaga 1487. Ellos sí saben del genocidio, y lo celebran. Y estarían dispuestos a repetirlo. Conocen perfectamente la matanza y la toman como referente, gracias a personas como este alcalde que alaba esta cristianización por la fuerza. Ojo, la ultraderecha conoce mejor la historia (al menos en este caso) que cualquier otro. Eso tan solo ya debería hacernos reflexionar.
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No, la Junta de Andalucía ha permitido y potenciado este tipo de actos durante décadas. Y el hecho de que hoy se falsee la historia no es otra cosa que la consecuencia de que hayan querido reescribirla a su antojo y borrar las partes poco convenientes.
La memoria histórica no es una ley que nos sirva para buscar a las represaliadas. Es una responsabilidad que todas y todos tenemos por conocer la historia, aunque pretendan ocultárnosla, la de verdad. Porque la información es poder, cuando la usan contra ti. Porque tu verdugo puede venir con piel de cordero. Cuanto más cruda y triste que pueda parecer, más importante es que no nos acerquemos nunca más a repetir esos momentos. Pero, además, conocer la historia auténtica es la manera de luchar contra la ultraderecha.
Vanagloriar estos hechos tergiversados llevan a la creación de grupos como Málaga 1487. No importa que se trate de historia del siglo pasado, de la Guerra Civil, o de hace cientos de años; el resultado es el mismo. El conocimiento es poder; más aún, es un arma. Y, si no nos preocupamos de aprender, la usarán contra todos nosotros y vencerá el odio, la xenofobia y la imposición.