El lunes 30 de septiembre de 2.019, a las nueve de la mañana, se celebrará en Quito la audiencia de casación del vicepresidente constitucional Jorge Glas, quien lleva detenido ya casi dos años.
El caso viene estando plagado de todo tipo de irregularidades, quedando patente un sesgo total y una evidente manipulación política, frente al asombro de numerosos juristas y expertos nacionales e internacionales ante el manejo del caso Glas. Sin embargo, la sociedad ecuatoriana, así como varias instancias del extranjero, aún se mantiene en silencio ante este caso de lawfare que se vive en el país sudamericano.
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Es importante recordar los antecedentes que se han producido alrededor del caso Odebrecht, el cual determina la situación del vicepresidente constitucional de la República del Ecuador, Jorge Glas Espinel, así como la de otras figuras políticas de América Latina:
Glas, ingeniero eléctrico, formó parte del gobierno de la Revolución Ciudadana presidido por el expresidente Rafael Correa Delgado, en donde ocupó algunos cargos dentro del ejecutivo antes de llegar a ser Vicepresidente de la República del Ecuador.
Entre los cargos que desempeñó, se encuentran la Presidencia del Fondo de Solidaridad, el Ministerio de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, y el Ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos. Asimismo, fue elegido como Vicepresidente formando binomio con Correa para los años del 2013 hasta el 2017, lanzándose a la reelección en binomio con Lenín Moreno en 2.017, volviendo a ganar la vicepresidencia junto con el nuevo presidente.
En 2.017, pocos meses después de ganar las elecciones, Glas comenzó a recibir ataques por parte de los medios de comunicación de Ecuador, ya sin contar con el respaldo de su binomio, Lenín Moreno. Así se inició una persecución y linchamiento mediático en contra de Jorge Glas, debido a la negativa del vicepresidente constitucional a apoyar decisiones antiprogresistas y antisociales tomadas por Moreno. Frente a todo esto, Glas hizo pública una carta dirigida al presidente Moreno y al país, denunciando este viraje, publicada en Twitter.
Con posterioridad a la publicación de dicha misiva, Glas empezó a sufrir un mayor hostigamiento protagonizado por parte de los medios privados del Ecuador, del Gobierno, del Poder Judicial y de determinados actores políticos de Alianza PAIS, así como de la oposición.
En el marco del proceso investigativo, el segundo mandatario y su familia fueron sometidos a auditorías de todo tipo, sin que se le haya podido encontrar nada ilícito. A pesar de la campaña de desprestigio organizada en contra de Glas, éste solicitó a su bancada en la Asamblea Nacional el dar paso a la solicitud del retiro de su inmunidad, para la investigación del caso de asociación ilícita, a realizar por la Corte Nacional.
Durante el corto periodo de la investigación, Moreno le retira sus funciones como Vicepresidente Constitucional del Ecuador, y los medios de comunicación inician un linchamiento mediático en el marco del retiro de las funciones, ignorando u obviando que el Artículo 149 de la Constitución ecuatoriana establece lo siguiente:
“El Vicepresidente de la República, cuando no se encuentre reemplazando al presidente, ejercerá las funciones que éste le asigne. El reemplazo cabe en caso de ausencia temporal del presidente —por enfermedad u otras situaciones de fuerza mayor— o definitiva, en caso de renuncia, incapacidad física o mental declarada por la Asamblea Nacional, abandono del cargo o revocatoria del mandato”. Constitución de Ecuador, Montecristi, 2.007. Aprobada mediante referéndum popular.
Finalmente, Glas es conducido a prisión el 2 de octubre del 2017, mediante su acto de presencia voluntario. Existe un vídeo, publicado la misma noche de su ingreso a prisión, en el que manifiesta:
“No sé cuándo podré volverme a dirigir a ustedes, estoy a pocos minutos de entregarme a la justicia, como lo dije siempre los inocentes no tienen por qué huir, yo no lo hice, no lo voy a hacer, acato en protesta una resolución del sistema de justicia inconstitucional, ilegal, en un proceso lleno fallas lo cual no podrá ocultarse”. Jorge Glas.
Unas horas después de su entrega, el segundo mandatario es llevado a la Cárcel 4, ubicada en la ciudad de Quito, capital de la República. Ahí comienza a cumplir prisión preventiva, todavía con la titularidad del cargo de Vicepresidente Constitucional de la República del Ecuador, y acompañado por tanto del Servicio de Protección Presidencial.
Se debe resaltar que la prisión preventiva se dictamina para asegurar la comparecencia de la persona procesada al juicio bajo el criterio de proporcionalidad (peligro de fuga). Ahora bien, ¿cómo el vicepresidente de un país se podría fugar teniendo una seguridad compuesta de varios militares y policías?
Iniciada la investigación del caso Glas, y a los tres meses de estadía en prisión, dicha estadía es utilizada como estrategia para poder sacar del cargo al vicepresidente, mediante la figura técnica de “ausencia del cargo”, y así poder hacer a un lado a quien les molestaba para poder dar su giro y entrega total a la derecha.
Finalmente, el segundo mandatario fue acusado en primera instancia a 6 años de reclusión, mediante un proceso que contó con una serie de irregularidades, tales como el habérsele aplicado un código penal derogado, el no verificar la acusación por la que se acusó, y el hecho de que el acusador era el corruptor de Odebrecht, a quien no se ha procesado (tan delincuente sería el corrompido como el corruptor). Además, el entonces Fiscal General, Carlos Baca Mancheño, en una de sus tantas entrevistas, confirmó que en las cuentas de Glas no se encontró dinero ilícito alguno.
Durante todo este tiempo en el que Jorge Glas se ha encontrado en prisión, se ha evidenciado la violación de sus derechos humanos. Así, el traslado de la Cárcel 4, ubicada en Quito, al penal de Latacunga, ubicado en la provincia de Cotopaxi, a dos horas aproximadamente de la capital del Ecuador.
Dicho traslado se lleva a cabo sin ningún motivo procesal ni personal. En la nueva penitenciaria, el segundo mandatario sufre atentados psicológicos y humillaciones de todo tipo. Esto le lleva a tomar la decisión de realizar una huelga de hambre de 52 días de duración, llevando a poner su vida en riesgo.
En el contexto de dicha huelga, Glas escribe un comunicado que es publicado en las redes sociales, donde cuenta todas las vicisitudes que lo llevaron a tomar esta decisión que pasó por poner en peligro su vida. En dicho comunicado, Glas describe las humillaciones que tanto él y como su familia han sufrido.
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Además de todos los abusos y humillaciones que sufre el ex segundo mandatario, éste recibe amenazas de muerte por parte de otros presos, peligrando su integridad física y su vida. De hecho, hay al menos una amenaza publicada en la cuenta de Glas.
Con todos estos precedentes, plagados de humillaciones, amenazas e irregularidades, ningún organismo relacionado con los Derechos Humanos, nacional o internacional, ha puesto sus ojos en este caso que evidencia en todas sus formas el lawfare cometido por la justicia ecuatoriana y otros actores políticos del Ecuador, contra la persona de Jorge Glas, a quien, repetimos, no se le ha encontrado un centavo mal habido, pero que se atrevió a denunciar la deriva derechista del nuevo presidente.
Instamos pues a la opinión pública en general, y a los organismos relacionados con los Derechos Humanos en concreto a que revisen y analicen el caso Glas. Y llegado el caso, actúen en consecuencia, para corregir esta injusticia contra un hombre honesto que habló cuando todos callaron y se mantuvo firme cuando otros traicionaron sus ideales. Por esta honestidad está pagando su precio. Y es que, como canta Silvio Rodríguez, “el que tenga una canción tendrá tormenta, / el que tenga compañía, soledad”.