Es una evidencia que en cada parte del mundo las mujeres viven realidades diferentes. Si existe una situación y un contexto más dispar y contrapuesto a la cotidianidad de Occidente es la vida en el continente africano.
Dani, un apicultor de misión en Ghana afirma que a través de su experiencia en el país africano puede “que allí las mujeres, sean la base y el pilar más importante: “África es de ellas“.
Según su testimonio, las mujeres constituyen más de la mitad de la población de la Unión Africana y representan “aproximadamente el 75% de la mano de obra agrícola”.
Pese a representar un altísimo porcentaje de la mano de obra agrícola, y de que producen la mayoría de los alimentos, son pocas las mujeres que poseen tierras, reciben créditos o fertilizantes, ellas trabajan la tierra, pero no es suya ni les pertenece.
Las mujeres africanas se ven forzadas, por la presión social, a tomar la decisión de ser madre. Este es el camino que se les presupone como seguro para el futuro. Las tierras que la familia posee seguirán siendo conreadas.
La realidad de los hombres y las mujeres en Ghana fluctúa y pivota sobre el matrimonio como condición sine qua non. En el momento en que una mujer se casa deja su carrera académica para dedicarse a ser, simple y llanamente, la esposa de su marido y la madre de sus hijos. Esta es su única opción de futuro, la finalidad.
Dani, nos advierte que “estas sociedades no se pueden entender desde ojos europeos, ya que esta gente -las mujeres de Ghana- sobrevive y no tiene posibilidades reales de labrarse un futuro”, y matiza que “para las mujeres occidentales de la clase obrera puede ser duro para ellas es un aspecto utópico”.
En Ghana las políticas públicas de igualdad suelen estar apoyadas por los intereses “no lucrativos” de diversas ONG de toda índole, pero “el interés a que estas comunidades evolucionen no es real, no ha habido una transacción cultural por lo que la escala de valores sigue siendo la misma y por lo tanto no es factible el cambio“.
“A priori sino se cambia el sistema desde una base es imposible prosperar”. Un detalle que llama la atención y pone de manifiesto la falta de interés a que la vida de las mujeres de Ghana evolucione, es que teniendo en sus manos instalar agua corriente en todas las casas a un módico precio, deciden perpetuar una situación incómoda para las mujeres. “En Ghana las mujeres aún van a recoger el agua con pesadas cubas cargadas en la cabeza, día tras día”.