El domingo 27 de octubre argentinos y uruguayos concurrirán a las urnas para elegir al próximo presidente por un período de cuatro años en Argentina y cinco en Uruguay. El contexto político, económico y social es muy distinto en cada país. Sin embrago, en ambas naciones la discusión y la disputa es la misma, es el modelo de país.
La discusión de modelos es esquiva sobre todo por parte de los sectores conservadores, que optan por el show efectista, la banalización de la política, y la búsqueda sensacionalista para obtener titulares que generen agenda mediática.
Argentina
Argentina se hunde en las arenas movedizas de un modelo diseñado para estimular la bicicleta financiera, la especulación y el extractivismo del sector financiero. Una economía bajo la tutela del FMI que logró el endeudamiento más monstruoso y en menos tiempo en la historia del país.
El aumento de familias en situación de calle es una realidad incontrastable en cada gran ciudad del país, las colas interminables de hombres y mujeres en cada aviso de empleo, la situación de vulnerabilidad de quienes tienen trabajo pero saben a conciencia que el despido está a la vuelta de la esquina, los muertos por la violencia institucional, el aumento de suicidios, gente que muere en el frío, que no muere por el clima adverso sino por pobre.
Después están las cifras un poco más distantes de los rostros tristes, de las angustias pero implacables a la hora de determinar el deterioro que ha sufrido Argentina. Desde Mauricio Macri aumió el gobierno se perdieron 200 mil puestos de trabajo, la inflación acumulará un 250% en cuatro años, según estimaciones de la consultora Ecolatina.
Macri prometió pobreza cero y acumuló en la actualidad según la última estimación de UCA un 35%, el PIB lleva dos años de caída. El aumento en los hogares de los precios de los servicios públicos tales como el gas, la luz y las telecomunicaciones varía desde 300% y hasta 1000%, también impacta el aumento en el transporte urbano.
Uruguay
Según el informe presentado por la presidenta de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, diputada del Frente Amplio, Lilián Galán la economía uruguaya verificó un crecimiento del PBI de 1,6 % en 2018, acumulando así 16 años de crecimiento continuo, lo que supone el período de expansión de la actividad económica más largo en la historia de Uruguay.
El salario mínimo creció desde el 2005 en un 251,4 %. En el mismo período la inflación anual nunca llegó a superar el 10 %. La pobreza alcanza al 2,7 de la población y el desempleo es del 9%.
La actividad económica uruguaya tuvo un escaso crecimiento, desde el 2014 hasta acá, pero el mismo es producto de la inversión pública, y es necesario destacar que la mejora en el rendimiento del sector público lo tuvo la participación muy importante de las empresa públicas como ANTEL (telecomunicaciones) y UTE (energía).
“Las reservas le permiten a Uruguay hacer frente a posibles contingencias financieras. Por otro lado, la deuda neta, que es un indicador óptimo en una mirada de largo plazo, se encuentra hoy en un 41% del PBI, lo que resulta totalmente manejable y sostenible. Un detalle importante es que de toda la deuda de Uruguay el 52% está pesificada, lo que lo aleja de los avatares del dólar en general y de la región en especial”. Discurso última Rendición de Cuentas período 2015-2020 diputada Lilián Galán.
Modelos en disputa
Uruguay desde el 2015 enfrentó un entorno externo desfavorable conformado por importantes caídas del nivel de actividad en Argentina y Brasil.
La receta neoliberal en Argentina y Brasil con sus políticas de ajuste, reforma previsional y laboral, bajadas de salarios en relación al dólar, aplicados en distinta medida en los países vecinos afectaron en parte a Uruguay que se encuentra mucho más sólido para enfrentar la actual crisis.
El modelo uruguayo radica en distribuir mejor, en otorgar tierra a quien la trabaje con políticas del Instituto de Colonización, un Estado con empresas públicas que obtienen suculentos beneficios pero los mismos se reinvierten en el país. En definitiva políticas públicas que aportan más integración y cohesión social, mejoras en áreas como educación, salud y vivienda, implementadas con carácter universal y de la mayor calidad posible.
Octubre
De cara a la decisión en octubre, argentinos y uruguayos deberán optar entre un modelo inclusivo u otro excluyente, uno con políticas pensadas para las grandes mayorías y otro para la élite del sistema financiero y empresarial.
Los modelos en pugna en la actualidad en Argentina y en Uruguay ponen de un lado el crecimiento económico con avances en materia social con mejor distribución del ingreso a través de políticas públicas. O, por otro lado, la implementación de la teoría del derrame y la lógica de la mano invisible del mercado.
No son pequeñas discusiones de gestión, son las formas de visualizar el desarrollo de la sociedad.