La estación de Canfranc fue inaugurada el 18 de julio de 1928 bajo el mandato de Alfonso XIII como nexo de unión entre España y Francia. Durante la guerra civil española (1936-1939), la estación de Canfranc quedó cerrada al tráfico ferroviario.
Fue en 1939 cuando retomó su actividad, cuya aduana internacional estuvo bajo el control de la Alemania nazi. Canfranc estaba repleta de oficiales de las Waffen-SS, así como de la Gestapo.
La estación de Canfranc está situada en un lugar geoestratégico por su situación en la frontera hispano-francesa. De ahí que fuera utilizada por el ejército nazi para el transporte del oro procedente de los bancos centrales de los países ocupados, así como del expolio efectuado a los judíos.
Pero no fue solo un lugar estratégico pera la Alemania nazi, también fue un lugar de encuentro de agentes y espías que trabajaban para la resistencia francesa y para el servicio secreto británico. Sin olvidar que sirvió de punto de huida de los judíos perseguidos.
Canfranc fue, sin lugar a dudas, la puerta de salvación de Europa del nazismo alemán. En esta puerta se creó una red de espías procedentes de Canfranc, otros lugares de Aragón y San Sebastián. Estos espías pasaban información a la resistencia francesa y al servicio secreto británico.
Dicha información permitió al ejército aliado interceptar material bélico y provisiones que los nazis mandaban a diferentes puntos de las zonas ocupadas. Y sobre todo, está red de espías, consiguió salvar la vida de miles de judíos.
Los espías de Canfranc
Personajes que fueron determinantes en la historia del momento y que fueron relegados al olvido. Entre ellos cabe destacar a:
- Lola Pardo, hija del vigilante del túnel ferroviario Joaquín Pardo.
- Simone Caussenare, hija del jefe de la estación de Canfranc que, cuando solo contaba con 9 años, llevaba junto a su madre Cecile mensajes a la red de espionaje.
- Andrés Richard, Juan Astier, Andrés Lodón y Xabier Landaburu, fueron juzgados por un tribunal español acusados de poner en peligro la seguridad de España.
“Según el artículo 228 del Código Militar, se les condena a penas de entre 2 y 6 años de prisión, por recopilar información contra una nación amiga y poner en peligro la seguridad de España”. Sentencia del Tribunal Militar.
Franco recibió su gratificación por los servicios prestados a la Alemania nazi, por perseguir a espías en Canfranc, así como por proteger el paso del oro procedente del expolio a los judíos.
Las arcas españolas se llenaron de oro nazi, oro que premió a la pleitesía franquista. Se permitió que casi 86’6 toneladas de oro robadas al pueblo judío pasarán por Canfranc.
El franquismo ayudó a la persecución de los judíos, a sus ejecuciones y a su internamiento en campos de concentración, y persiguió a todo aquel que luchó contra dichas persecuciones.
En Canfranc existió un grupo de personas, olvidadas por la Historia que lucharon contra el nazismo, que arriesgaron su vida en la lucha antifascista. Pese a que a día de hoy la estación permanezca cerrada, sus paredes siguen escondiendo una historia esperando ser recuperada.