Ecuador lleva cinco días en protesta en contra de las medidas económicas, tributarias y laborales impuestas por el régimen del presidente de la República, Lenín Moreno. A esta manifestación se unieron transportistas, gremios de trabajadores, estudiantes e indígenas de todos los sectores del país. El pasado sábado 5 de octubre de 2019, dirigentes de los pueblos y nacionalidades indígenas anunciaron su traslado a Quito para declarar su derecho a la resistencia ante el Gobierno.
Taitas y mamás, jóvenes y padres de familia caminaron en pie de lucha a defender los derechos que tanto les costó construir a sus líderes y líderesas. En protesta del sistema neoliberal del país, entonaron melodías con sus instrumentos de viento y cánticos. Bajo el sol y la lluvia, caminaban con valentía y en el camino se sumaron más comunidades para unir su voz y rechazar el decreto económico de un Estado, que busca invisibilizarlos a través de la pobreza.
La mañana de este lunes 7 de octubre comunidades partieron desde provincias como Imbabura, Cotopaxi y Chimborazo hacia la capital ecuatoriana. Desde el norte del país, la movilización de pueblos indígenas como el Kayambi, avanzaron rumbo a Quito. Grupos de Cotacachi, Peguche, La Joya, Quichinche y Espejo de Otavalo también participaron en la iniciativa de protesta.
Por otro lado, desde la sierra-centro de Ecuador, se trasladaron comunidades de Latacunga, Guaranda, Loja, Bolívar y otros. De igual manera, las protestas continuaron en esos lugares y se sumó el apoyo de los pueblos indígenas de la Amazonía, donde se detectó protestas en Pastaza, Sucumbíos y Orellana.
En horas de la noche un gran número de indígenas, entre ellos mujeres, niños y adultos de la tercera edad arribaron a Quito. La concentración se dio en el parque El Arbolito, ubicado en el Centro Histórico de la capital. Mientras que las comunidades del norte, se alojaron en la ciudad de Cayambe para descansar y emprender el viaje la mañana del miércoles 8 de octubre.
Alrededor de las 09:00 las comunidades de Imbabura llegaron a la capital y se reunieron en el parque de El Ejido y El Arbolito con los demás pueblos indígenas. Los dirigentes indígenas se reunieron en una Asamblea para organizarse y tomar decisiones antes de iniciar la jornada de protesta. Seguido de esto, con rituales y encomendándose a los dioses, empezó su protesta junto al Frente Unitario de los Trabajadores (FUT), movimientos feministas y estudiantiles.
Los disturbios empezaron en la Asamblea Nacional, donde recibieron extrema represión policial y militar con bombas lacrimógenas y disparos. Niños y mujeres fueron los mas afectados, pues en muchos casos se asfixiaron con el gas de las bombas y otro tanto, presentaba heridas de perdigones.
Mientras tanto, se anunciaba que varias comunidades se estaban trasladando a Guayaquil, por lo que la Alcaldesa Cinthya Viteri dispuso enviar volquetas de la Municipalidad al Puente de la Unidad Nacional y así evitar el acceso de indígenas a la ciudad. Ante esto, las figuras políticas del Partido Social Cristiano (PSC) reaccionaron en rechazo, alegando que el pueblo indígena llegaría a la ciudad a destruirla y causar disturbios.
El exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot hizo un llamado a la ciudadanía a salir a defenderla, generando una ola de racismo, regionalismo y xenofobia entre los ecuatorianos. En varios medios de comunicación se refirió a la caravana de indígenas mencionando que “recomiéndeles que se queden en el páramo”.
La noche de este miércoles, el presidente Moreno autorizó el Decreto Ejecutivo No. 888 que establece el toque de queda y restricción de movilidad en las inmediaciones del Estado desde las 20:00 hasta las 05:00. Esta decisión llevó a los policías a lanzar decenas de bombas lacrimógenas en el parque El Arbolito, para desalojar a los indígenas que dormían en el lugar. En medio del caos las comunidades se refugiaron en la Universidad Salesiana, establecimiento que desde el anunció de movilización abrió sus puertas a los pueblos indígenas, ofreciéndoles comida y alojamiento. Durante el disturbio algunos menores de edad se perdieron de sus familiares, por lo que a través de redes sociales se han hecho virales sus nombres.
Los dirigentes indígenas han rechazado el uso excesivo de la fuerza y han denunciado ante las entidades de Derechos Humanos el encarcelamiento injustificado de decenas de indígenas. Hasta el momento se conoce de varios heridos y fallecidos en los enfrentamientos, sin embargo, no se tiene cifras oficiales.
No hay duda que el pueblo indígena se ha levantado y ante el duro trato de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, siguen dispuestos a seguir con otro día de protesta, ahora con el propósito de llegar hasta el Palacio de Carondelet.