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El Frente Amplio de Uruguay frente al desafío de 15 años de gestión

El próximo domingo 27 de octubre los ciudadanos uruguayos están convocados a votar para elegir presidente y vicepresidente además de renovar por completo el parlamento.

Según la mayoría de las encuestas de intención de voto, el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez es quien lidera la carrera electoral seguido del principal candidato opositor, Luis Lacalle Pou.

El Frente Amplio es la herramienta que construyó el pueblo uruguayo, tendiente a lograr una unificación de las fuerzas políticas progresistas y de izquierda con objetivo político-electoral.

El desgaste tras 15 años de gestión

La mejora en las condiciones materiales de vida de los sectores populares como resultado de las políticas de los dos gobiernos del Frente Amplio está fuera de discusión.

Hay quienes entienden que en la actualidad la izquierda se preocupa más por la carrera electoral, en detrimento del desarrollo político ideológico y en muchos casos, se ha institucionalizado en la política, como si todo el accionar de la política fuera únicamente la gestión de gobierno.

La meseta en el crecimiento que tiene Uruguay desde el 2014 hasta acá, y la pérdida de puesto de trabajo del último año y medio tienen un impacto negativo en la sociedad que, además están muy explotadas por los grandes medios, y por supuesto por la oposición política de la derecha.

Hay una autocrítica recurrente en la izquierda de Uruguay, no solo por no erradicar la pobreza en su totalidad (aunque muchos comprenden que eso requiere acciones progresivas y constantes), sino porque la mejora del poder adquisitivo generó aumento del consumismo en sectores populares y esto se interpreta como signo de debilidad ideológica.

Logros consolidados

Uruguay pasó de tener 1 millón de pobres a 1 millón de gente estudiando, es el país con más equidad social en Sudamérica. Logró en los últimos 14 años aumentos salariales y de jubilaciones por encima de la inflación. La cobertura de salud pública pasó de 750 mil a 2.500.000 personas, es el octavo país del mundo en inclusión social, y se destaca por la agenda de derechos de sectores antes invisibilizados.

Uruguay se desmarcó del FMI y la deuda que tenía 90% en moneda extranjera hoy más de la mitad es en moneda nacional. Lleva un crecimiento de 15 años de su producto bruto interno (PBI).

El desafío

De cara al corto plazo y en tiempo de elecciones para muchos uruguayos el Frente Amplio sigue siendo la fuerza política capaz de seguir mejorando las condiciones de vida de la mayoría del pueblo, eliminar la indigencia, agregar valor a su producción primaria.

Hay quienes le reclaman a la fuerza política de izquierda incluir en los debates parlamentarios y de gestión a las organizaciones populares y movimientos sociales.

Ninguna de las fuerzas políticas que integran el Frente Amplio han construido estructuras adecuadas para formar a su propia gente en la toma de decisiones complejas, y menos aún para ayudar a formar a los sectores mayoritarios de la sociedad que son los trabajadores y los pobres.

Otro límite importante es la correlación de fuerzas. La fuerza poli-clasista puede gobernar, pero el poder real está en manos de quienes tienen el poder económico con el apoyo del complejo mediático y tecnológico.

Será tarea de un cuarto gobierno frenteamplista realizar una gestión de cercanía, con dirigentes políticos y militantes que reconozcan las necesidades puntuales en los territorios.

Son tiempos para reflexionar, pero esa reflexión, con urgencia, debe estar orientada a un hacer concreto. Es preciso tener mirada de largo plazo, en un país que no para de crecer y en un continente que sufre las contradicciones del sistema capitalista en el cuerpo el de los trabajadores y la supervivencia de los más pobres.