Soy de izquierda, si eso es verdad, ¿eso significa que debo vivir en un palafito o debajo de un puente, vestir con harapos y comer pan y agua? De ninguna manera, esta es otra mentira posicionada por la derecha miserable con ayuda de la prensa corrupta y sus sicarios de tinta, para tener como exclusividad de las clases dominantes el privilegio de acceder a la riqueza.
Ser de izquierda, ser socialista, no significa de ninguna manera vivir en la pobreza, significa que todos podamos tener acceso a la riqueza y a los servicios indispensables para tener una buena vida, y en este afán que no haya nunca más explotados ni explotadores.
Ricos y pobres siempre habrá, y los unos y los otros pueden ser de izquierda o de derecha, y el caviar no es exclusivo de paladares de “sobacos perfumados” así como tampoco un puchero de garbanzos lo es de los pobres.
¿Acaso todos los ricos de la derecha viven en el Imperio Yankee? ¿Por qué entonces la derecha oligárquica cree y pretende que los socialistas vivamos en Cuba o Venezuela? La verdad sea dicha, Cuba y Venezuela son lugares extraordinarios para vivir, así como debe serlo el territorio imperial del norte, sin embargo todos, los de izquierda y los de derecha tenemos el derecho de elegir el lugar donde queremos fijar nuestra residencia.
Hay sangre de neoliberales de derecha regada por toda la tierra, así como hay sangre de mártires de la izquierda; ¿Quién sabe en fosas comunes? O tal vez en tumbas colindantes, las calaveras y sus esqueletos no son de izquierda ni de derecha, ni son ricas o pobres, son todas iguales.
Los pensamientos, las ideas y los rumbos trazados por grandes hombres y mujeres sean de izquierda o de derecha, ricos o pobres, eso es lo que finalmente perdura, y en esta parte del mundo, estamos pletóricos de ello, con los legados de Atabaliba y Ati II Pillahuaso, de Bolívar, de Martí, de Manuela Sáenz, de Juárez, de Alfaro, de Fidel, de Guevara, de Chávez, de Túpac Amaru.
Por otro lado también está el legado de la derecha, con el Bogotazo cuando fueron presidentes sucesivos Alberto Lleras y Alfonso López periodo en que ocurrió el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. El Caracazo en tiempos de Carlos Andrés Pérez con más de 300 muertos y 3000 desaparecidos. Qué podemos decir de Pinochet y los miles de desaparecidos en Chile, o de las sangrientas dictaduras militares en la argentina de Videla. O del oprobioso período del represor Febres-Cordero que envió tanques de guerra a las cortes de justicia y los aun irresolutos asesinatos de dirigentes de oposición, periodista y de los hermanos Restrepo.
Toda esta desgracia histórica neoliberal que hoy se reedita de distinta forma pero de iguales consecuencias en la Colombia de Duque, el Brasil de Bolsonaro, la Argentina de Macri (felizmente terminada) y la fatalmente iniciada por la Barbie del Titicaca, sin dejar de mencionar al autoproclamado Guaidó, lo que nos lleva a mencionar la contrapartida de los supervivientes Lula, Morales, Maduro y Correa, sin dejar de lado la memoria de los inmortales Alfaro, Guevara, Fidel y Chávez.
Yo también tengo la sangre Colorada y el Corazón a la Izquierda.
ElEstado.Net no tiene por qué compartir todo el contenido de los artículos que se publican en su Sección de Opinión.