Estos últimos días se ha oído hablar del PIN parental, una medida impulsada por Vox que consiste en pedir una autorización directa a los padres para ciertas actividades complementarias.
Es una de las condiciones que ha puesto para avanzar en los Presupuestos de 2020 de Murcia. Con el PIN parental, la formación que lidera Santiago Abascal, querría convertir en voluntaria la asistencia a todas aquellas actividades, que aún formando parte del currículo, consideran innecesarias o menos importantes que las meramente académicas. En este grupo se incluirían los talleres, las excursiones, las charlas y cualquier actividad complementaria de esta índole.
Esta medida afectaría a los ciclos de Primaria, Secundaria y Bachillerato. El formulario que Vox propone contiene diferentes apartados en los que se solicita información exhaustiva de la tarea a realizar. Descripción de la actividad, contenidos de las mismas, objetivos perseguidos, material utilizado, nombre y titulación de la persona que la imparte, entidad organizadora que lo imparte, fecha, duración y otra información adicional.
Se pediría el permiso de los padres para cualquier actividad con contenidos de valores éticos, sociales, cívicos morales o sexuales.
Construir sobre cimientos
En los centros educativos y en cualquiera de sus etapas, se dan varias situaciones en las que se aprenden valores éticos, sociales, etc. Esto ocurre en todos aquellos ámbitos de la vida en los que se socializa, y el colegio no es diferente. No, no es el lugar en el que debe comenzar la educación. Pero sí es el lugar en el que se refuerzan los valores que se traen de casa.
Y dado que en los últimos años lo que antes se conocía como familia tradicional -padre, madre e hija o hijo- ha ido cambiando, la educación se ha tenido que adaptar a esta realidad. Antes existía la idea de la familia referida básicamente a un matrimonio heterosexual y a sus hijos, si los hubiera. Pero los tiempos han ido cambiando y también la sociedad, y a su vez esa idea de familia. Ahora existen diferentes tipos de familia: la monoparental, la familia con padres/madres del mismo sexo, niños que crecen en hogares de acogida, etcétera.
A su vez la diversas situaciones que viven las personas que componen la sociedad, también han cambiado o se han acelerado. La sexualidad por ejemplo, aunque siga siendo tabú, se vive en edades más tempranas. La razón de esto posiblemente sea que por un lado hay más permisividad y por el otro, una desnaturalización de la adolescencia. Se vive antes, pero estando menos preparados. Lo que trae dudas que antes se callaban. Las consecuencias de estos cambios se ven reflejados en conductas y situaciones que se dan en los colegios e institutos.
Lo que hace imprescindibles esas actividades y talleres, que entre otras estrategias componen la metodología que ayuda a los estudiantes en su camino hacia la adultez. Dejar en manos de los padres la importancia de estas actividades es injusto, sobretodo para sus hijos.
Pero también para todas aquellas personas que dedican horas y horas de trabajo para crear esas unidades didácticas que educan, en lo curricular y en lo social. Todas estas actividades que componen la vida escolar de cada persona, son el conjunto de herramientas que usarán sus hijos para desenvolverse en esta sociedad.
Vox y el cinismo
¿Por qué los padres deberían tener ese poder de decisión sobre algo que para poder realizar -una programación didáctica- hay que conseguir un título después de cuatro años de carrera?
Resulta cínico que alguien como Santiago Abascal, quien basa su experiencia laboral en vivir de la política, cuestione con el PIN parental la profesionalidad de la Comunidad Educativa. Es una auténtica falta de respeto que sin ni siquiera conocer el proceso y la duración que conlleva la creación de las programaciones didácticas, ose si quiera a cuestionar la capacidad de decisión de los docentes.
Santiago Abascal no tiene legitimidad para decidir lo que importa o no de los currículos escolares. ¿Cuáles son sus conocimientos docentes, psicológicos, para proponer dicha medida? Pretende que los padres puedan vetar las actividades que los profesores consideran importantes.
Hasta el propio nombre de la medida parece una burla, PIN parental, PIN concepto que se usa para referirse al control de los padres ejercido mediante el bloqueo de contenidos. Una manera sutil de llamar protección a lo que en realidad es vetar.
De alguna forma la formación política Ciudadanos, no se muestra totalmente de acuerdo con esta medida. Ha intentado suavizarla, dejando en manos de la Consejería de Educación su aplicación. Y con todo ello, los presupuestos generales de Murcia dependen en gran medida del PIN parental.
¿Por qué exigir a los profesores lo que no se exige a los políticos?
Hace casi trece años que las políticas neoliberales de los gobiernos de España llevaron al país a la crisis. En más de una década, la solución de los diferentes políticos que han gobernado han sido los recortes para la mayoría social y la ayuda económica a fondo perdido para los poderosos. Ninguno ha estado a la altura de las personas, sí lo han estado, en cambio, de la oligarquía.
Sería efectivo y necesario que la implicación de los padres fuera habitual en los colegios, pero no lo es. Y no por falta de opciones, sino por falta de participación. Hay muchísimas actividades en las que se pide la ayuda de los padres y andar en el último momento tirando de ruegos suele ser lo habitual. Teniendo en cuenta todos estos puntos y sumándolos a la falta de conciencia de clase que existe en la actualidad, ¿qué derecho tenemos los padres en cuestionar la importancia de lo que se imparte en cada centro?
>>Andalucía, Vox y El Cuento de la criada<<
Esto ha surgido a raíz del descontento de ciertos colectivos civiles ultraconservadores, como el Foro de la Familia. No debería haberse dado esta situación, porque la religión no debería implicarse en la Educación pública.
La educación debe darle herramientas a los niños para que se formen su propia ideología. No debe, de ninguna manera, ser la ideología de los padres la que condicione la educación. Está pensada para formar en igualdad, es el deber del Estado dotar de todas aquellos recursos para una educación efectiva. La educación es un derecho, ser homófobo no.