Lady Diana Spencer, aquella heroína inglesa de la que en Wkipedia se dice: “Diana fue objeto del escrutinio mundial y de la atención mediática durante y después de su matrimonio, el cual finalizó el 28 de agosto de 1996. Su vida, obra e inesperada muerte en un accidente de tráfico, acaecida el 31 de agosto de 1997, la convirtieron en un auténtico mito de la cultura británica y en un personaje extremadamente popular. Es considerada tal vez la mujer más famosa y fotografiada del mundo”.
Me encantaría hablar de tan dedicada mujer, pero ese tema no es relevante para la situación actual que se vive en Ecuador.
Hoy vamos a escribir sobre otra Lady Diana, aquella mujer de raza negra, nacida en Ibarra, Ecuador, que vivió en su ciudad natal hasta los 16 años, momento en que su familia “los Salazar” decidieron mudarse a Quito, donde estudió derecho en la Universidad Central.
En 2019 se convirtió en fiscal general, en medio de una controvertida designación, pues apenas obtuvo el puntaje de 10/20 en el examen escrito –referido a conocimientos-. A esa valoración le añadieron los puntos por méritos, por entrevista personal y un punto extra por ser afrodescendiente.
Así designada, su tarea principal ha sido materializar y dirigir el Lawfare en contra del presidente Rafael Correa, con el único fin de impedir que pueda ser candidato, así ha iniciado más de 31 juicios en su contra; el más sonado y actualmente en trámite, denominado en primera instancia “Arroz Verde”, -luego igual que reformuló los cargos, también reformuló el nombre y ahora se conoce como el caso “Sobornos”-, dentro del cual abiertamente ha aceptado que lo hizo por que es un delito que no prescribe y porque el acusado puede ser juzgado en ausencia.
He ahí la lujuria judicial, pues la motivación es evitar la prescripción y juzgar al acusado aunque no esté presente, pero no termina ahí esta suerte de lascivia legal, pues las “pruebas” presentadas, todas forjadas acomodadas y enderezadas a mantener fuera de la contienda electoral del 2021 a Rafael Correa, van cayendo durante la audiencia de juzgamiento por boca de sus propios peritos y testigos, quienes afirman en un caso no poder determinar la pericia porque puede haber sido manipulada, y en el otro porque jamás han recibido peticiones de sobornos o entregado cantidad alguna a Rafael Correa.
Incluso los jueces le han llamado la atención por la pobreza de sus intervenciones orales, y porque hasta ahora las pruebas se han limitado a “recibos sin firma”, “correos enviados por personas no determinadas”, y al famoso “cuaderno de Pamela Martínez” redactado en un vuelo de Guayaquil a Quito seis años después de los supuestos hechos, y con un detalle abrumador de nombres, cifras y centavos, al que de manera conveniente se arrancó la parte impresa que delataba la facha en que fue impreso el cuaderno.
Lo cierto es que el pueblo del Ecuador, está enterado de esta persecución judicial contra el líder de la Revolución Ciudadana Rafael Correa, por lo que lejos de cumplir con sus protervos objetivos, –los del gobierno y los de la Lady Diana (no la princesa de Gales)-, hoy en día a pesar del tiempo transcurrido y de encontrarse residiendo en Bélgica, los números de las encuestas favorecen al perseguido en un porcentaje tan alto que no se creería si no se lo estuviera viviendo.
Como sabemos hay encuestas y encuestas, pero lo real es que en todas ellas va a la cabeza de la intención de voto Rafael Correa o el Candidato de Correa, en niveles que van desde el 48% hasta las últimas que lo ubican entre 60-76%.
Ser generoso, dar sin medida, trabajar sin descanso, combatir sin temor a las heridas, sin esperar más recompensa que saber que está haciendo la voluntad del pueblo, atendiendo las necesidades básicas de vialidad, educación, salud, vivienda y asistencia social, eso es algo que la derecha neoliberal en todos los años desde que el Ecuador es República, no ha podido hacer, y apenas en diez años Rafael Correa logró, he aquí por qué el corazón del pueblo está con este grande entre los grandes y con su proyecto político, la Revolución ciudadana.
La mafia mediática, que en todo momento pretende desmejorar la imagen de Correa, difundiendo sesgadamente las actuaciones de Lady Diana, no ha conseguido más que gastar tinta a raudales y tiempo aire en las ondas televisivas y de radio, pues la infernal cópula judicial-mediática por más rabiosa que ha sido, no alcanza el orgasmo deseado de esta impotente relación y apenas se ha quedado en una evidente e infecunda lujuria.
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