Habíamos dicho en un artículo anterior –Damnatio Memoriae– que el Ecuador del 2007 era como un potro brioso y desbocado, que necesitaba de un jinete que tomase sus riendas con firmeza, para domar al que galopaba desenfrenado, inestable, ingobernable.
Ese jinete resultó ser Rafael Correa Delgado, reconocido en el país y en el mundo entero como el presidente que lideró y logró transformar el Ecuador en una década.
Hoy después de una docena de años, y podemos contemplar una década de estabilidad política, de reivindicación de derechos, de modernización de servicios. La Seguridad Social, Salud, Vivienda y Educación Pública alcanzaron niveles superlativos, la inversión pública y también la privada y el financiamiento internacional hicieron posible la construcción de infraestructura carreteras, puentes, hidroeléctricas, escuelas, colegios, aeropuertos… Pero sobre todo la reconstrucción de un país en ruinas, la recuperación de la autoestima y valores de la nacionalidad de todos los ecuatorianos. Esos fueron los tiempos en que Ecuador era un país.
Hoy en día, de aquel Ecuador ya no queda nada, y sobre sus ruinas se ha construido un circo con todos sus personajes, los tramoyistas, (el contralor usurpador, los teletubbies de la ruptura), malabaristas (el flaco querido, el cabezón), equilibristas (Lasso, Nebot), el animador (la prensa servil), los vendedores de canguil y perros calientes (los lentejeros traidores a la Revolución Ciudadana), y las señoritas de las manzanas acarameladas y el algodón de azúcar (bueno ahí están ellas), y hasta las fieras salvajes (Bucaram, Gutiérrez y los cadáveres insepultos) que nadie puede domar.
Ah pero eso sí, el más importante de los personajes, es Lenín Moreno Boltaire en sus dos vertientes, cuando habla es el payaso, pero cuando actúa sin hablar es el mimo, cuya función es hacer reír a la gente, gastar bromas –casi todas de mal gusto- hacer piruetas, siendo un actor satírico que se burla de la gente en su cotidianidad.
A pesar de que generalmente actúa sobre la base de un guión, una de sus más grandes torpezas se nota en la improvisación, por lo que siempre anda metido en problemas.
¿A qué clase de payaso pertenece Boltaire? Pues ni más ni menos que al denominado Contraaugusto que es un payaso torpe, sin entendimiento ni memoria, cuyas payasadas terminan siempre en un desastre, como en la siguiente recopilación:
- En la inauguración de un parque: “…para que los niños puedan hacer el amor…”.
- “Estudiar en la universidad es una pérdida de tiempo“.
- En referencia al acoso: “sólo los feos son denunciados por acoso”.
- “Cuando era niño yo quería ser pirata… y solo pretendía robar y saquear“.
- “La política es tan fea como la suegra, por eso le dicen madre política“.
- “No es verdad que el cáncer sea un enemigo, el cáncer es un amigo. Cuando te dicen que tienes cáncer, el médico se alegra porque podrá cambiar de carro…”.
- “Los seres humanos cambiamos de cuerpo cada año“.
- “De acuerdo a la simetría del tiempo invertido podemos viajar tanto al futuro como al pasado“.
Ya nada sorprende en este circo ni menos de la actuación de su estrella el payaso; lo cierto es que fuera de la carpa, solo hay traición, persecución, inseguridad, inacción, cero obras, corrupción y desempleo.
El presidente que no sabe gobernar, no sirve ni para payaso de circo.
Imploro el perdón de los payasos de todo el mundo por esta horrible barbaridad.
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