Con nueva formación y un disco, Larks' Tongues in Aspic, que trajo un nuevo enfoque e ideas frescas, en King Crimson quisieron afrontar un nuevo trabajo llevando a otro nivel la estrategia de la improvisación aplicada a un nuevo trabajo.
Todo lo que King Crimson plasmó en Larks‘ Tongues in Aspic (1973) se convirtió en material de una calidad incuestionable. Esto es así hasta el punto de que dicha obra forma, a partir de ese momento, parte de la columna vertebral de su discografía. Hasta la actualidad ha seguido siendo así.
No se tradujo en ventas millonarias ni en apariciones estelares en las listas de éxitos, pero el carácter vanguardista de la obra tampoco buscaba eso.
La huida de Jamie Muir
En King Crimson, como en muchas otras bandas de aquella época, apenas tenían tiempo para descansar. Componían, grababan, salían de gira, sacaban provecho del material que se había creado en algunas improvisaciones (tanto de estudio como de directo), se vuelve al estudio y los meses siguen sumando.
A este frenético ritmo hay que añadirle la cantidad de complicaciones que han surgido en la historia de la formación británica.
Tras la reforma obligada en la alineación de los músicos, Fripp (guitarrista) creía haber encontrado la estabilidad como quinteto. Fue un espejismo. Nada más reanudar los directos tras la publicación del anterior álbum.
Jamie Muir se ausentó de un concierto en el que, primero, se aludió a una posible lesión del percusionista. Después, se supo que realmente había abandonado el barco por temas espirituales. Todo ello influenciado por un libro que le hizo observar la vida de una forma diferente.
Para el primer trimestre del año 1973, el quinteto pasó a ser cuarteto. Es decir, con Robert Fripp como guitarrista principal, John Wetton como bajista y vocalista, David Cross como violinista y David Bruford añadiendo la percusión de Muir a su kit de batería. Como no había tiempo que perder, el grupo siguió con su periplo por los escenarios.
Nuevas ideas desde el directo
Tras el lanzamiento del anterior trabajo, King Crimson estuvo sobre los escenarios desde febrero hasta mayo de 1973, en los que el setlist estaba comandado por las composiciones del propio álbum, algún que otro clásico y, como es habitual en ellos, unas cuántas improvisaciones.
Para cuando volvieron a los escenarios en septiembre del mismo año, el grupo ya estaba mostrando la mayoría de las composiciones que iban a formar parte de Starless and Bible Black.
Esto no es algo nuevo, ya que lo habitual en ellos era presentar las nuevas canciones en directo, primero para trabajarlas y rodarlas, y después para grabarlas en el estudio. Sin embargo, en esta ocasión algo iba a cambiar.
Varias de las improvisaciones realizadas en directo terminaron por plasmarse en el disco. Sí, con las tomas en directo, con la única salvedad de que se suprimirían las voces del público y se añadirían algunas líneas de guitarra y otros extras en el estudio.
Starless and Bible Black, un disco peculiar
Lo primero que hay que resaltar es que Starless and Bible Black es un disco extraño dentro de la discografía de King Crimson. Extraño por cómo está confeccionado.
Se compone de ocho piezas y solamente alrededor de doce minutos de música son grabadas íntegramente en el estudio. Lo demás procede de improvisaciones en directo y de otras que han ido desarrollándose hasta quedar prácticamente estructuradas. En definitiva, estamos ante un híbrido de estudio y de directo.
Si seguimos el formato vinilo para el que fue confeccionado, en la primera cara encontramos las canciones más cortas, como “The Great Deceiver” es una de las confeccionadas en el estudio y presenta una cara robusta y afilada de lo que es el grupo. Aquí se exhibe músculo, melodía y una avalancha instrumental que se antoja fascinante.
A esta le sigue “Lament” que, desarrollada también en el estudio, presenta dos caras distintas del grupo en poco más de cuatro minutos. Trata sobre la fama y se inicia como una especie de falsa balada que se desboca hacia la parte intermedia. Ojo a las líneas de bajo del señor Wetton.
Con la instrumental “We’ll Let You Know” llegamos al primer corte gestado en directo. Como podréis comprobar, y al hilo de lo que apunté anteriormente, no se escuchan las voces del público porque se han omitido.
Esto sirve para entender las enormes capacidades de la banda encima de los escenarios. Si bien no es lo más destacado de Starless and Bible Black, tampoco desentona.
El caso de “The Night Watch” es diferente. Esta balada está registrada en directo en su parte inicial. El resto se graba en el estudio. Es una de las composiciones más logradas y sobresale por ciertas partes de guitarra. Está inspirada en el cuadro de Rembrandt de mismo nombre.
El resto de la primera cara se completa con “Trio” y “The Mincer”. Estas composiciones y las siguientes están todas grabadas en vivo. La primera es una instrumental que cuenta con la particularidad de estar acreditada a todos los miembros del grupo, a pesar de que Bruford no toca la batería.
Esto vino porque, en plena improvisación, estuvo esperando su momento para entrar y participar, sin embargo, optó por mantenerse al margen ya que creyó que su aportación no era necesaria en ese momento. Fripp reconoció que sí contribuyó con su acierto a la hora de decidir cómo actuar.
Por su parte, “The Mincer” parece algo más deslavazada. No es, desde luego, una de las partes más destacables, aunque obviamente hablamos de muy buena música.
Una segunda cara desigual
En la última parte de la obra se reserva el espacio para las dos composiciones más largas del álbum. Ambas son instrumentales y están grabadas en vivo. Eso sí, el resultado es desigual.
Mientras la pieza homónima parece no encajar dentro del todo en el álbum, “Fracture” se convertiría en un clásico del grupo. Este corte en concreto se fue desarrollando en los escenarios hasta que finalmente encontraron la interpretación más idónea para plasmar en el álbum. Cabe decir que Robert Fripp llevó hasta los límites la complejidad de las guitarras en esta pieza.
¿Una de cal y otra de arena? Puede ser, pero incluso la menos lograda resulta ser sumamente interesante.
Cabe recordar que las tomas de directo están extraídas de conciertos celebrados en un 23 de octubre, y en un 15 y 23 de noviembre de 1973. Las sesiones de estudio tuvieron lugar en enero de 1974, en los Air Studios de Londres (Reino Unido).
La portada
Creo que no hace falta decir que estamos ante una de las peores portadas de la discografía de King Crimson. El diseño de la misma fue realizada por el pintor Tom Phillips. Antaño, se habían elegido portadas con mucho contenido o con simbología icónica. En este caso, no hablamos de un diseño demasiado recordado.
En contexto
Starless and Bible Black es una obra notable. Tiene su peculiaridad dentro de la discografía de la banda, principalmente por cómo fue gestada. Sin embargo y a pesar de su gran valía, puede decirse que está varios peldaños por debajo de sus mejores discos.
En su momento tuvo críticas bastante positivas y todavía hoy es muy apreciada. Sin embargo, la forma en la que se completó el disco puede dar lugar a una falta de homogeneidad bastante evidente. No todas las composiciones funcionan por igual. Se podría destacar “The Great Deceiver”, “Lament”, “The Night Watch”, “Trio” y, por supuesto, “Fracture”. El resto se encuentra entre los minutos menos interesantes de este álbum. Álbum, que por cierto sería superado por Red, el siguiente lanzamiento de los británicos.
Tracklist y créditos del álbum
- The Great Deceiver (Fripp/Wetton/Palmer-James) 4:02
- Lament (Fripp/Wetton/Palmer-James) 4:05
- We’ll Let You Know (Fripp/Wetton/Bruford/Cross) 3:40
- The Night Watch (Fripp/Wetton/Palmer-James) 4:42
- Trio (Fripp/Wetton/Bruford/Cross) 5:39
- The Mincer (Fripp/Wetton/Palmer-James/Bruford/Cross) 4:09
- Starless and Bible Black (Fripp/Wetton/Bruford/Cross) 9:11
- Fracture (Fripp) 11:14
- John Wetton: voces y bajo.
- Robert Fripp: guitarras, mellotron y efectos.
- David Cross: violín, viola y teclados.
- Bill Bruford: batería y percusión.
- Richard Palmer-James: textos.
Grabado en directo el 23 de octubre, el 15 y 23 de noviembre de 1973. La parte de estudio fue grabada en los Air Studios de Londres (Reino Unido) en enero de 1974.
Producido por King Crimson.