Los que tenemos cierta edad y siempre nos gustó la cultura alternativa, tuvimos que cargar con una especie de letra escarlata durante una época en la que decir que jugabas a Rol, era poco menos que se ser un asesino sanguinario y adorador de dioses primigenios que viven en sus cárceles submarinas, (un saludo desde aquí a todos los cultistas de Cthulhu f´htang).
Quieras que no, ese estigma ya se queda en el subconsciente de ciertos sectores de la población -que en su conjunto es más abierta de mente y tolerantes con este tipo de entretenimiento en la actualidad-, pero queda el poso de años de manipulación.
Pero para comenzar hay que explicar qué es exactamente un “juego de rol”. Pues ni más complicado ni más sencillo que un juego en el que un narrador cuenta detalladamente una historia y una persona o un grupo de personas asumen el rol de un personaje y describen como actúan, utilizando dados para dejar al azar el resultado de las acciones descritas, eso respecto a los juegos que todos tenemos en mente, tipo Dungeos & Dragons (D&D), La llamada de Cthulhu, Mundo de tinieblas…
Pero podemos incluir, extrayendo de la ecuación los dados y manuales, cualquier juego en el que alguien interpreta un papel. ¿Cuántos de vosotros, apreciados lectores, jugaron a policías y ladrones de pequeños ¿O a las casitas con vuestras amigas del colegio?
Y con más edad, ¿quién no ha jugado en el interior de vuestro dormitorio (o donde sea) a los médicos? Pues sí, todos esos casos se trata de juegos de rol primigenios en los que se toma un papel y se actúa según los criterios de ese personaje. Todos pasamos por ahí.
Pero esta cultura de dados y fichas de personaje en la década de los 90 estaba en pañales en España, y si ya tenias que lidiar con las miradas de la gente cuando decías que pasabas las tardes en casa de un amigo jugando a rol, todo eso se recrudeció en abril de 1994.
Ese año se llevó a cabo el conocido “Crimen del Rol” en el que dos jóvenes, JR y FM asesinaron al empleado de limpieza Carlos Moreno siguiendo las directrices de un juego creado por Rosado llamado “Razas”. En un principio se barajó el móvil del robo, pero este quedó descartado y dieron con los dos asesinos.
Al registrar la casa de JR, llamó la atención el elevado número de volúmenes con el que contaba su biblioteca, en la que predominaban los temas de ocultismo, obras del Marqués de Sade y el Mein Kampf de Adolf Hitler, pero también numerosos manuales de rol.
Este detalle es el que estigmatizó la afición. Este dato hizo verter ríos de tinta en los periódicos y se publicó el diario El Mundo un artículo titulado “una necrosis similar” del periodista Rafael Torres en el que indicaba que estos juegos provocaban necrosis en el cerebro de quienes los jugaban.
Nada secó la tinta contra estos juegos. Ni siquiera las declaraciones del propio JR que dijo que “el rol le repugnaba”. Tampoco la sentencia del juicio que quitó todo asomo de duda concerniente al rol sobre la culpabilidad del crimen.
Tiempo después, y aprovechando los acontecimientos se realizaron películas como “Nadie conoce a nadie”, que usa como hilo conductor a los juegos de rol para que uno de los protagonistas lleve a cabo sus macabros planes. También se produjo “Jugar a matar”, una serie directamente inspirada en el mal llamado “crimen del rol“.
Pero con la opinión publica aún recelosa con cierto tipo de entretenimiento, en el año 2000 ocurre el denominado “asesinato de la katana” por el que un chico de 16 años mata a su familia con una espada japonesa, y se empieza a difundir que el joven estaba obsesionado con el videojuego de rol “Final Fantasy VIII”, tanto incluso que varió su aspecto físico para parecerse al protagonista del juego, Squall.
La rueda comenzó a girar de nuevo y en muchos casos (en el mío sin ir mas lejos), los que pasábamos horas jugando con el juego tuvimos que dejar de hacerlo debido a que la prensa del momento avivó las llamas de lo que ocurrió 10 años antes.
En definitiva, sí, en los juegos de rol hay sangre, lucha, monstruos y todo lo que la imaginación pueda llegar a crear, pero eso queda circunscrito al papel y a la imaginación de los jugadores y el narrador.
Las únicas armas de las que disponen (disponemos) son unos dados y nuestra inteligencia para resolver los problemas que nos plantea el narrador. Animo a todos los lectores de este artículo a que se acerquen a los juegos de rol, descubrirán un amplísimo mundo con miles de ambientaciones, desde los relatos de espada y brujería de D&D, pasando por los truculentos mundos salidos de la imaginación de H.P. Lovecraft en “La llamada de Cthulhu”, has formar parte de un clan de samuráis inspirado en el Japón feudal en “La Leyenda delos cinco anillos”, y así miles y miles de ambientaciones distintas.
Incluso hay editoriales que están abriendo el mercado a los niños pequeños, ya que la practica de estos juegos desarrolla la imaginación de los mismos, acercándoles a la lectura, potenciando la resolución de conflictos y generando habilidades sociales.
Como vemos una afición sana (si exceptuamos los snacks típicos que abundan en las partidas), y divertida (salvo en caso de pifia… ) en la que el único límite es la imaginación.