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Dos Manuelas, Rafel Correa y Lenín Moreno

La Patriota: precursora de la gesta libertaria de Quito, de fuerte carácter e intensa vida, fue así que en la noche del 9 de agosto de 1809, en circunstancias en que los patriotas quiteños tuvieron un momento de debilidad que pudo hacer fracasar el movimiento revolucionario, con inusitado valor se convirtió en la heroína espiritual del golpe, parándose con determinación frente a ellos para arengarlos con esas palabras que la convirtieron en protagonista de la historia:

“¡Cobardes…! Hombres nacidos para la servidumbre… ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!“.

Ante esta arenga, los patriotas tomaron la determinación de iniciar la revolución y deponer el gobierno de Ruiz de Castilla, a pesar de su efectividad tuvo éxito muy corto, pues al año siguiente durante el 2 de agosto de 1810, las fuerzas reales recuperaron el poder matando a los patriotas y persiguiendo a Manuela a quien condenaban a muerte.

La Generala: El grado militar obtenido en la gloria de los campos de batalla fue el de coronela; en el año 2007 el Presidente del Ecuador, Rafael Correa le otorgó el grado honorífico de Generala, la Libertadora del Libertador, una bastarda relegada, testigo del asesinato de los mártires del 2 de agosto de 1810 en Quito, holocausto que marca a fuego como un sello en su alma, la chispa libertaria que la lleva a participar en la batalla del Pichincha, luchando junto a Sucre, para expulsar a Melchor Aymerich.

La pasión por la vida, por la libertad y por el amor a Bolívar consume su vida, estando siempre junto al libertador, conoció la traición de los generales Páez y Santander muy cercanos a Bolívar, cuyos nombres los usó para llamar a dos de sus perros; cuando santander (el animal) se enfermó por la edad, para acabar con su sufrimiento lo mató de un tiro… y escribió en su diario: “al fin fusilé a esa sabandija”.

Hoy en día, si la Manuela patriota dejara su descanso en el panteón quiteño, seguro le diría a los actuales opositores del presidente moreno: “¡Cobardes…! Hombres nacidos para la servidumbre… ¿De qué teneis miedo? ¡No hay tiempo que perder!“, y no demoraría en deponer el gobierno del traidor y poner en su lugar a Rafael Correa.

Si en cambio la Generala levantándose de su descanso en el camposanto de Paita, volviera a la Patria que la vio nacer, tomaría nuevamente las armas, en contra del traidor de Carondelet; tal vez nombraría otros perros con los nombres de moreno, romo, jarrín y michelena y no quedaría tranquila hasta fusilar una de esas sabandijas.

Para que el Ecuador vuelva al camino histórico y revolucionario que le corresponde, sin más que el recuerdo valeroso de patriotas como Cañizares y Sáenz y la fuerza reivindicatoria de la Revolución de Alfaro, es necesario más que nunca para que el Ecuador aparezca, la marcha de Moreno, y el restablecimiento del gobierno de la Revolución Ciudadana bajo el liderazgo de Rafael Correa.

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