Este martes el gobierno de Honduras hizo pública la noticia, Juan Orlando Hernández (JOH), y su esposa Ana García dieron positivo al COVID-19.
Aunque se publicaron imágenes oficiales de JOH, mientras supuestamente le hacían el examen, las redes sociales donde se suele zanjar la credibilidad del gobernante, no tardaron en hacer notar que las fotografías presentadas en la nota oficial no coinciden con las del momento en que se realizó la toma de la muestra con hisopo.
Antes de ayer, en medios internacionales, se anunció que la fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, capturó en coordinación con la DEA, a dos ciudadanos guatemaltecos, considerados co-conspiradores, en el juicio que terminó con la condena por cuatro cargos, en contra de Juan Antonio Hernández, su hermano, socio y confidente.
Estos dos guatemaltecos habrían sido testigos de la entrega de 1 millón de dólares de parte del Chapo Guzmán, como soborno para Juan Orlando Hernández líder del ejecutivo de Honduras.
Sumado a esto, la gestión de la emergencia, que coloca a Honduras en los peores resultados de Latinoamérica, y sus índices de corrupción, llevaron al Secretario General de la ONU, António Guterres a cuestionar el destino de la ayuda que se le proporcionó a Honduras, luego de que la embajadora hondureña Mary Elizabeth Flores hiciera una petición de ayuda a esa organización.
El estado de la administración pública ha llamado la atención del presidente del país vecino, Nayib Bukele, quien en una alocución pública exhortó a la población de El Salvador a no seguir el ejemplo de Honduras, donde los hospitales ya no tienen camas para atender a los pacientes por COVID-19. El gobierno raya en la ingobernabilidad.
Las redes sociales no han obviado recordar el escándalo de la desaparición de Hilda Hernández, la hermana ministra de JOH, que oficialmente murió al estrellarse el helicóptero de la Fuerza Aérea en que viajaba.
Para muchos, entre los que se encuentran militares vinculados a servicios de inteligencia, se trata de un acto de desaparición para evadir la justicia. De allí que el contagio por COVID-19 de Juan Orlando Hernández genera más bien muchas interrogantes, bautizando al caso con el nombre de “Plan Hilda“.