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Cómo afrontar el auge de la extrema derecha en España (I)

Hasta hace pocos años, tanto las reflexiones políticas, los informes de los medios de comunicación e, incluso, los policiales, hablaban de la extrema derecha en España como un fenómeno aislado, compuesto de grupúsculos sin conexión entre ellos, poco visibles.

Los círculos policiales los calificaban como “unos pocos viejos conocidos” de los cuerpos de seguridad, sin darle mayor importancia a su papel en la vida política y social. Este contexto hacía de España una rara avis dentro del escenario político europeo.

En 2007, un informe publicado por El País, señalaba la existencia de casi 10.000 “ultras y neonazis” que asistían a actos de grupos tan diversos como Democracia Nacional, Alternativa Española, Alianza Nacional o Falange, entre otros muchos. El mismo informe señalaba que la policía no hacía seguimiento alguno a estos individuos y organizaciones.

Se trataba de un fenómeno que llamaba la atención de los politólogos de todo el mundo y que se achacaba a las causas más diversas: su gran fragmentación, la falta de un líder que aglutinase al movimiento, la presencia de un partido conservador fuertemente anclado en el franquismo (como el PP), etc. La “excepción española” se había basado en una acción de gobierno compuesta del binomio PP-PSOE que había permitido evitar la consolidación de las medidas populistas de la extrema derecha.

Esta situación ha cambiado en las últimas décadas

En los últimos días hemos visto imágenes que creíamos olvidadas: un grupo de “uniformados” de extrema derecha, extrañamente vestidos con colores que recuerdan tiempos pasados (pardo y negro) manifestándose por el centro de Madrid, y haciendo una superlativa exaltación del nacionalismo más exacerbado. Algo que recuerda los desfiles de la Falange o del Partido Nazi de los años 1930.

El cambio ha venido, por tanto, de la mano de una mayor visibilización de su presencia e influencia. Se trata de un fenómeno que se está dando en toda Europa, en mayor o menor medida.

¿Por qué estos movimientos de extrema derecha están consiguiendo tanta presencia en todo el mundo, cuál es el porqué de su éxito, qué impulsa a sus votantes?

Características ideológicas de la extrema derecha en España

La extrema derecha actual no se proclama fascista, sino democrática, porque fuera de su círculo inmediato el concepto de “fascismo” sigue provocando un amplio rechazo. Como en el pasado, la extrema derecha tiene la capacidad de destruir la democracia desde dentro, precisamente, en nombre de la democracia.

La extrema derecha se caracteriza por una ideología política extremadamente conservadora, que lleva a cotas máximas sus sentimientos nacionalistas, los argumentos autoritarios para aplicar sus políticas, y un fuerte componente xenófobo y racista, que rechaza totalmente a todo aquel que es considerado como el “otro”, porque no se adapta a su ideal: inmigrantes, feministas, homosexuales, transexuales, pobres, etc.

VOX es un partido fundado en 2013 por parte de miembros descontentos del PP, con un programa político basado en la lucha contra cualquier nacionalismo que no sea el suyo, rechazo de los derechos de la comunidad LGTBI, eliminación de la ley de violencia de género, expulsión de los inmigrantes, prohibición de determinados partidos políticos, eliminación de las subvenciones a organizaciones que defienden los derechos de las mujeres, etc.

Para fomentar sus posturas, VOX no ha dudado en usar todas las herramientas a su alcance, tergiversando la esencia democrática de la libertad de expresión para usarla para difamar, mentir, etc.

La extrema derecha promete siempre soluciones simples a situaciones de tremenda complejidad, pero sin propuestas concretas o realizables. Además, como en el caso de la crisis de los refugiados, pasan por alto los derechos humanos más básicos, como el derecho de asilo, promoviendo comportamientos claramente racistas.

Explotando esta ideología intentan incrementar su perfil electoral, llegando incluso a definirse como partidos “antisistema”, aunque con rasgos fuertemente antidemocráticos. Se consideran antisistema porque consideran que el sistema actual (que no es el suyo) es la raíz de todos los males del país.