El pasado mes de junio el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra reafirmó su reconocimiento al político opositor Juan Guaidó, quien en el mes de enero del año 2019 se autoproclamó como el presidente interino de Venezuela. El fallo es parte de un litigio por los lingotes de oro que pertenecen al Estado venezolano y que están depositados en las bóvedas del Banco de Inglaterra.
A los efectos de tal decisión Inglaterra “reconoce de manera inequívoca a Guaidó como presidente de Venezuela. Lo que necesariamente implica que ya no reconoce a Nicolás Maduro como presidente”, sostiene el texto del juez Nigel Teare.
Tal decisión judicial significa que el gobierno de Venezuela, presidido constitucionalmente por Nicolás Maduro no podrá hacer uso de las 31 toneladas de lingotes de oro, los cuales están valoradas en 1.000 millones de dólares.
El gobierno de Maduro afirma que usaría el dinero para abastecerse de insumos necesarios para la lucha contra el coronavirus. En este sentido, El Banco Central de Venezuela (BCV) acordó con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destinar parte del oro que está en el Banco de Inglaterra a la compra directa de medicinas, alimentos y equipos médicos para enfrentar la pandemia del COVID-19.
En palabras de Calixto Ortega, presidente del Banco de Venezuela (BDV) “El Banco de Inglaterra se ha negado previamente a reconocer la autoridad del BCV, pero en un intento por disipar cualquier preocupación por parte del Banco de Inglaterra, el BCV ha acordado con el PNUD que los fondos para el plan humanitario sean transferidos directamente a la ONU”, agregó.
Es recurrente que las naciones opten por mantener sus reservas de oro o títulos en otros bancos en el extranjero. Para el depósito y cuido del oro existen los denominados “prestadores de servicios de resguardo”, que son diferentes bancos, incluidos algunos centrales, que prestan el servicio y cobran una comisión por resguardar reservas internacionales. Esto resulta simplemente una estrategia de protección y resguardo de las reservas de oro.
Para entender el contexto que motivó el depósito del oro venezolano, es necesario retroceder hasta el año 2011, cuando Estados Unidos, junto a varios países de la Unión Europa, invade a Libia, nación a la cual le fueron sustraídas cuantiosas reservas internacionales.
Estados unidos auspició un cambio de régimen y financió a la oposición local, congelando durante el proceso 30 mil millones de dólares del Estado libio, bajo el denominado “esquema de sanciones”, frase técnica que se refiere a la enajenación de los recursos de ese país.
En tales hechos los Estados Unido sólo utilizó una pequeña parte del dinero para apoyar a la oposición libia, mientras el grueso de los recursos fue apropiado por el sector privado de esa nación. Los contratistas que actuaron en el terreno para derrocar y ejecutar a Muamar Gadafi, se quedaron también con parte de las riquezas obtenidas.
En Libia se adueñaron de lo contenido en las cuentas del Estado y luego sobre el teatro de operaciones, iban a ejecutar acciones como las planificadas dentro de la frustrada Operación Gedeón en Venezuela que, según contrato suscrito por Juan Guaidó, otorgaban derechos a una contratista militar estadounidense a quedarse con el 14% de todo lo que encontrasen en el país.
Luego de observar el saqueo a Libia, el presidente Hugo Chávez decidió repatriar todo el oro que tenía Venezuela en bancos extranjeros, excepto el depositado en el Banco de Inglaterra, dejándolo como resguardo para operaciones financieras internacionales.
Chávez decidió retirar las reservas internacionales, tanto en oro como en divisas, que se encontraban en bancos de los Estados Unidos y Europa, traer una parte a las bóvedas del BCV, y depositar otra porción en bancos de Rusia, India, China, Brasil y Sudáfrica, ya que estos son los países que integran el grupo de lo grupo BRICS, los mercados emergentes.
El Presidente Chávez recelaba del sector bancario occidental afectado por la crisis que estalló en 2008. Presentó algunas cifras demostrativas de dicha situación contradictoria del mercado. Era evidente que Chávez procuraba tomar experiencia de Irán, Libia, Egipto y Túnez, cuatro países castigados por EEUU y Europa.
El desacato del Banco de Inglaterra a la orden de devolver el dinero a Venezuela ha durado casi una década. Siguiendo esta cronología, en 2018 el gobierno venezolano elevó su insistencia en repatriar 14 toneladas de oro de dicho banco. Ya en 2019 Guaidó y su “procurador”, Juan Ignacio Hernández, directamente le solicitaron al banco inglés que retuviera tales reservas.
El 14 de mayo de 2020 el BCV demandó oficialmente ante tribunales ingleses. En este sentido, el Estado venezolano también mantuvo la disposición de activar un proceso legal por violación del derecho internacional público. Las acciones las tomadas por Inglaterra son una violación a las normas internacionales, incluyendo las que garantizan la soberanía de las reservas internacionales de los países.
Parte de la guerra que se está fraguando en Venezuela tiene como gran causa el tema mineral y energético. No sólo se trata de oro, sino también de coltán, níquel y carbón, también de petróleo y gas. Lo decidido por el Tribunal británico y el Banco de Inglaterra es un evidente despojo de los recursos venezolanos, un acto que fácilmente puede considerarse de piratería, un delito financiero como pocos en la historia de América Latina.