Los problemas con la institucionalidad se deben precisamente porque condiciona y limita el accionar social y político de todos aquellos grupos sociales, marginados por ese Estado capitalista, colonialista y patriarcal.
Cuando respetamos la institucionalidad entramos al juego de los Estados nación, por lo cual es importante comprender como funciona ese condicionamiento, a partir del análisis histórico de la construcción de esos Estados.
Y en esa dinámica nos toparemos con que existen relaciones sociales desiguales, conflictos internos por cuestiones raciales, económicas, políticas y culturales, y en ese marco se construye el Estado y su institucionalidad.
En ese sentido, cuando cuestionamos las acciones de los movimientos sociales y particularmente sobre el movimiento feminista y su acción al margen de dicha institucionalidad. Nos confronta porque no existe una propuesta política transformadora.
Se sigue exigiendo al Estado, quien es el principal promotor de la violencia patriarcal y de la desigualdad social en todos los niveles, es contradictorio en la medida que se le exige al “asesino” que respete nuestra integridad como pueblos y como mujeres. Sin mediar propuestas políticas fuera de esos márgenes.
En la actualidad, los movimientos feministas optan por posturas reformistas, que no proponen la transformación de esa realidad desigual y precaria para la vida de las mujeres de las distintas clases sociales y etnias.
elestado.net no tiene por qué compartir la totalidad del contenido de los artículos que se publican en alguna de sus secciones de opinión.