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Mar de Leva: loa a nuestro pueblo, una vez más

Las estructuras de poder de una cuadrilla de países fervorosamente capitalistas, y con un concepto sesgado de la democracia del que disponen como si fueran dueños de la patente, han tomado la obscena posición de no reconocer las elecciones parlamentarias realizadas soberanamente en Venezuela.

Con suma hipocresía dicen que esas elecciones no debieran haberse celebrado hasta que no cambien las condiciones en que se encuentra nuestro país.

Y tal vez hay un punto en que hasta pudiera concedérseles la razón. No, desde luego, en que se suspendieran las elecciones que correspondían. Sino en que nadie debiera celebrar elecciones en las condiciones de acoso a que está sometido nuestro pueblo. Condiciones, por cierto, causadas premeditadamente por la mayoría de este puñado de gobiernos que nos desconocen.

Lo que quiero decir es que todos los pueblos merecen ir a elecciones en una situación de tranquilidad, de paz, de normal desenvolvimiento económico, sin verse bloqueados ni saberse amenazados y agredidos, sin sentirse denigrados, chantajeados, coaccionados, por factores externos que les quieran “torcer el brazo”, tal como lo expresó en un raro momento de sinceridad, Barack Obama, acorralados con medidas coercitivas diseñadas para llevar la vida cotidiana de las mayorías hasta el límite de lo soportable.

Y si ningún país debiera tener que ir a elecciones internas en esa situación, brutalmente causada por factores externos, Venezuela tampoco lo merece.

Porque en verdad, esas no son las condiciones necesarias de sosiego espiritual y anímico para que se puedan realizar unas elecciones justas. Así lo creo. ¿Elecciones bajo presión, bloqueo y chantaje? No lo creo justo. ¿Elecciones en condiciones de inmensas dificultades provocadas para arrodillar a un pueblo y hacerle desistir de su proyecto existencial? No lo creo justo.

Y por eso hay que reconocer la valentía de un gobierno, el nuestro, el gobierno bolivariano, que, incluso en esas condiciones tan difíciles, las haya convocado, según el mandato constitucional, para demostrar que aquí hay un pueblo que no se doblega bajo presión, por muy dura e inhumana que ésta sea. Y por eso mismo, también, es de agradecer desde lo más profundo del corazón a ese mismo pueblo, que nos haya regalado esa victoria popular tan fabulosa.

¿31% de la población que se fue a la primera línea de combate? A mí en lo personal esta vanguardia me parece una cantidad impresionantemente significativa. Allí está concentrada la dignidad de un pueblo que cada día sigue haciendo historia.

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