Las encuestas muestran que los españoles quieren decidir entre monarquía y República
Los ciudadanos ya comienzan a debatir sobre su preferencia en la conformación del Estado, pero el Gobierno retrasa el llamado a referéndum.
El tema de la República sigue haciéndose eco hasta protagonizar el debate entre las distintas formaciones políticas españolas.
De ahí que esto también se transportó a la sociedad, quienes comenzaron a formar parte de la discusión después de 45 años de democracia, tratando de sepultar el legado de la dictadura franquista.
En el presente, el PSOE encabezado por Pedro Sánchez, Jefe de Gobierno, sigue afirmando que “se compromete a que en la próxima legislatura, sea convocada a un referéndum para poder elegir entre Monarquía o República“.
Por tanto, ya es una realidad la necesidad del cambio en España y aunado a ello, está dejar atrás la Constitución del 78 que va en discordancia con los objetivos progresistas.
Dichas propuestas proceden en buena medida de Juventudes Socialistas, de Izquierda Socialista y del Partido Socialista de Cataluña, pero el objetivo de la República y la ejecución del referéndum también está respaldado por muchas otras agrupaciones.
Según las últimas encuestas, entre ellas la del Barómetro de laSexta, un 50,5% quiere que se lleve a cabo el referéndum, es decir, algo más de la mitad de la población cree necesario el procedimiento decisorio en el que se elija entre ambas formas de gobierno.
De acuerdo con los resultados obtenidos que son comunes o similares, los electores pertenecientes a la izquierda son más favorables a la celebración de esta consulta popular.
Mientras que lo defienden un 71% de quienes votan al PSOE y un 98,6% de los de Unidas Podemos.
Por otro lado, solo un 18,2% de los votantes del PP y un 5,8% de los de Vox quieren que se celebre ese referéndum, dejando muy por detrás el sector derechista.
Un caso de polarización política de alto nivel
En situaciones como esta es que se puede vislumbrar cómo la división social puede llegar a tomar las riendas de una decisión pública.
De la manera que sea, la balanza puede estar inclinada hacia cualquiera de ambos extremos y por ende, llegar a un consenso es sumamente complicado.
Pero ante una cuestión de tal magnitud, hay grupos que se unen, como lo es el claro caso de la izquierda, que pese a pertenecer a militancias partidistas distintas, tienen propósitos en común.
Por otra parte, la dictadura no siempre se amparó bajo un paraguas legal para justificar sus acciones represivas, dando suficientes razones como para buscar derribarla por completo.
El claro ejemplo es la imagen del mapa de España está punteado de fosas en las que yacen víctimas de ejecuciones extrajudiciales, así como también las historias de persecución política y cancelación de los avances en materia de derechos.
Asimismo, resulta que todavía hay una parte de la sociedad política con tendencia elitista que permanece anclada en la versión del pasado construida desde el franquismo a través de múltiples instrumentos.
La Transición ha permitido el desarrollo y avance, aunque con un tanto de parcialidad, pero es momento de la redacción y promulgación de una nueva Constitución democrática que pueda responder a las nuevas necesidades sociales.
Todos saben, aunque irónicamente no todos defienden por completo la instauración de la República, que el sistema político democrático es la mejor alternativa para los Estados modernos.
Por tanto, el compromiso del Gobierno nacional es promoverlo y defenderlo, para así continuar con las labores y la implementación de políticas públicas que verdaderamente se mantengan vigentes.
No solo se trata de acudir a las urnas y ejercer el derecho al voto, que es uno de los pertenecientes a la generación política. Además, las instituciones y sus figuras representativas deben ejercer desde la transparencia, el pluralismo y la diversidad.
Por ello, se tienen que identificar los elementos clave para recuperar la confianza de los ciudadanos.
En opinión de varios consultores y analistas, algunos de los motivos que explican este declive de la democracia son la crisis de representación de los partidos políticos, el auge del extremismo y el populismo, la reducción del espacio público para la sociedad civil o la corrupción.