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Misoginia interiorizada: El obstáculo del progreso feminista

Este fenómeno sigue haciéndose presente en las nuevas generaciones, por tal motivo, es necesario romperlo y crear esa unidad de género para alcanzar la igualdad.

En las sociedades actuales aún se perciben aspectos negativos del pasado, que inevitablemente impiden el progreso, la equidad y la igualdad.

Porque si bien se han establecido proyectos sociales y normativos, movimientos colectivistas, organizaciones y organismos internacionales para impulsar estas ideas, todavía existe la lucha.

La labor que toman las activistas feministas para llevar el mensaje, crear conciencia y derribar muros continúa dando de qué hablar es esencial.

En vista de que muestra a la luz de la razón y los valores conformes al desarrollo sostenible de la sociedad, que es necesario acabar con la misoginia y el machismo.

Dos adversarios que enfrentan las mujeres aún en el presente, independientemente de su estrato social, escenarios donde se desenvuelve y así en muchos aspectos de la vida cotidiana.

Pero, para hablar de misoginia es preciso puntualizar que se define como “el odio o la aversión que una persona puede sentir por el género femenino“.

Entiéndase que por persona, incluye tanto a los hombres como sucede regularmente, pero también puede estar inmersa en las mismas féminas, donde nace un gran problema.

Se remonta a tiempos antiguos, casi desde el momento en que se comenzaron a crear las primeras civilizaciones y fue heredada de los sistemas patriarcales.

Lo cierto es que la misoginia es visible, no solo en las naciones orientales, sino también en las occidentales y aunque sea “penado por la ley“, la mujer sigue recibiendo abusos y maltrato.

Es un obstáculo para el progreso feminista

Se mencionó que las mujeres también pueden experimentar alguna aversión hacia su género, lo cual se debe a la misma cultura y pensamiento que absorbe de su entorno.

En determinadas situaciones es porque quieren obtener aceptación masculina, utilizando conductas y expresando ideas que entran dentro del concepto.

No obstante, la razón más común para ello, es que está inmerso en la crianza y la dinámica familiar desde edades infantiles, al igual que los roles de género.

Por tanto, dificulta la unidad y el consenso al momento de crear una agenda que vea por su bienestar, intereses y demandas.

Misoginia interiorizada

Poner en duda el status quo de las sociedades patriarcales no es tarea sencilla, porque implica cuestionar y empezar a erradicar las actitudes machistas.

En esta misma denominación entran esa clase de acciones como criticar el cuerpo de otra chica o señalar a otra mujer solo por su estilo de vida, independientemente del que sea.

También el criticarse a sí misma por su aspecto físico o culparse por alguna violencia machista que vivió, puede ser considerada como misoginia interiorizada.

La razón principal es que el machismo está inmerso en las formas de pensamiento del mundo y también en los vínculos sociales, por ende, replicarlos o desafiarlos ya es un paso.

De ahí que, fue el movimiento feminista el que optó por llamar a dicho fenómeno de esa manera.

En realidad, es más común de lo que se cree, basta con detenerse a escuchar conversaciones de la vida o detallar en las películas que se miran a diario.

No hay ninguna competencia

Una verdad es que: no se debería competir, ni sabotear a nadie, puesto que todos tienen capacidades, habilidades, destrezas y talentos distintos.

Así que es el tiempo de acabar con esa premisa de “rivalizar a las mujeres para que se destruyan entre sí“, porque no aporta nada positivo, mucho menos al aparato social.

No importa si es por una pareja sentimental, en el entorno académico, en el campo laboral, dentro del seno familiar.

El problema es que está arraigado como una raíz, que debe ser sacada desde el nacimiento para así lograr y conseguir cambios completos.

Por consiguiente, se derriban etiquetas imposibles de obtener que solo afianzan el rechazo entre el mismo género y obligan a alcanzar estándares de perfección imposibles.

Las mujeres son valiosas, valientes y fuertes porque también poseen poder, pese a que en un primer momento no lo sepan, por ello es importante aprovecharlo al máximo.

¡Y dirigirse hacia el progreso! Que es el objetivo de las sociedades actuales, para aspirar a países más justos, equitativos e iguales.