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El inconveniente apoyo de España al militarismo de la OTAN

Las Fuerzas Armadas (FFAA) en España se han caracterizado por una activa participación en las acciones de intervención de la OTAN. Todo ello bajo la falsa creencia de ser un aliado militar.

Tras los últimos acontecimientos en Ucrania, cuyo contexto ha sido creado por la OTAN para mellar la influencia de Rusia en Europa y el mundo, en España se ha avivado el debate sobre la conveniencia o no de apoyar a esta organización militar transatlántica.

A nivel internacional, durante las últimas décadas el papel de las Fuerzas Armadas (FFAA) en España se han caracterizado por una activa participación en las acciones de intervención multinacional lideradas por los Estados Unidos por medio de su brazo ejecutor en Europa, la OTAN. Todo ello bajo la falsa creencia de ser un aliado militar.

En 1986, “afianzada” la democracia española, existía en España un sentimiento antimilitarista, a su vez, la presencia de bases y tropas norteamericanas en suelo español, así como la violación de su soberanía, no ayudaban a limar esa tendencia.

La sociedad de entonces asociaba al ejército con el franquismo, y para eliminar esa percepción requería mucho esfuerzo político. Sin embargo, desde mediados de los noventa la tendencia ha estado cambiando. Dos eventos van a ser cruciales en la normalización cívica con las políticas de seguridad y defensa.

Por un lado, las victorias electorales socialistas durante la década de los ochenta tuvieron, como uno de sus principales temas de campaña, la pretensión de salir de la OTAN. Sin embargo, el gobierno socialista en 1986, tras el ingreso en la CEE, convocó un referéndum en el que la postura gubernamental, sorpresivamente para sus votantes, fue la defensa del “Sí a la permanencia”.

Por otro lado, en este tiempo, las fuerzas armadas españolas comenzaron un progresivo despliegue en operaciones de “paz” en Centroamérica, África, los Balcanes y Afganistán. En virtud de estas acciones, EEUU se comprometió a renovar los arcaicos suministros de guerra españoles y a crear un sistema de créditos, a cambio de administrar, junto a las Fuerzas Armadas españolas, tres bases aéreas y una base naval, ubicadas en posiciones estratégicas.

En el marco de esta cooperación, por parte de España, fueron cedidas a la Fuerza Aérea de Estados Unidos las bases de Morón y Rota, también le fueron concedidas las bases aéreas de Torrejón de Ardoz y Zaragoza, de donde se retiró EUU en 1991 y en 1992, respectivamente. Las bases quedaron bajo soberanía hispano-estadounidense.

Todo ello da muestra del involucramiento de las fuerzas españolas en la maquinaria de guerra norteamericana y su alineación política a los intereses de Washington, cuál peón en un juego de ajedrez.

En los actuales tiempos, ser de la OTAN es plegarse a una estrategia de intervención imperialista donde el objetivo fundamental es salvaguardar los intereses norteamericanos en el mundo, asegurando su posición hegemónica en las sucesivas generaciones.

En pleno 2022, mientras la OTAN, liderada por EEUU, pone énfasis en mantener su expansión hacia el este de Europa, Rusia observa un avance en la alianza atlántica que amenaza su soberanía. Aun cuando España no tiene una incidencia política directa en los asuntos rusos, es arrastrada al juego de la manipulación mediática y la confrontación militar.

Aunque la OTAN fue fundada en 1949 como una fuerza de seguridad colectiva, para muchos se convirtió en una mera fuente de conflictos armados en todo el mundo. Según su artículo 5.º persigue finalidades puramente defensivas y de ayuda mutua en el caso de un ataque contra alguno de los Estados miembro. Pero la historia ha vuelto a demostrar cómo saben mentir los Estados que se proclaman “demócratas”.

Con la disolución del bloque soviético, el simple sentido común de varias personas les hizo pensar que desaparecería también la OTAN, pero ocurrió lo contrario: partiendo del viejo principio “vae victis”, el bloque incorporó países de Europa del Este, pasando por alto sus verdaderos e innumerables crímenes. Tal y como actualmente se pretende con Ucrania.

En este sentido, la OTAN ha procurado ayudar a Ucrania a construir dos bases navales: en Ochákiv en el mar Negro y en Berdyansk en el mar de Azov. También se han enviado misiles antitanques de fabricación estadounidense modelo “Javelin” y han entregado a la marina lanchas patrulleras de la Guardia Costera estadounidense.

El insistente involucramiento de Ucrania por parte de occidente, se trata de una estrategia para intentar debilitar a Rusia mediante sanciones económicas, las cuales se buscaron justificación en las recientes acciones militares de Moscú. Todo ello, mientras se acciona una guerra mediática dirigida por Departamento de Estado de los EEUU en un intento de mellar la imagen de Rusia y de su presidente Vladímir Putin ante el mundo.

La recuperación y el fortalecimiento de Rusia como potencia mundial y el vertiginoso desarrollo de China, pone en peligro la hegemonía estadounidense en Eurasia y en el resto del mundo, así como los intereses de las grandes transnacionales, las cuales, la OTAN, utiliza ahora como punta de lanza contra Rusia justificando esta acción con la crisis en Ucrania, mientras se le debilita como consecuencia de las sanciones económicas de EEUU y la UE.

La OTAN continuará ejerciendo su postura belicista contra Rusia, seguirá aumentando la cantidad de sus miembros y promoverá, con el aumento de sus ejercicios, maniobras y la modernización del armamento, nuevas ganancias al Complejo Militar Industrial, uno de los principales interesados en mantener la situación existente para que EEUU pueda buscar un mayor fortalecimiento en Asia frente a China.

Teniendo el saqueo de los pueblos como principio fundamental de su existencia, este año 2022 se cumplirán 73 años de la creación de una organización criminal, que ha desarrollado guerras imperialistas en casi todo el mundo.

Desde la institucionalidad del Estado español, amerita un abordaje directo y sistematizado por parte del gobierno de coalición y las fuerzas de izquierda rupturista de España. Es menester crear una agenda política y social que reformule el actual papel de las FFAA españolas local e internacionalmente.