VOX recibe a los refugiados de Ucrania, mientras persiguen a los de Melilla
En España existe un amplio antecedente de discriminación migratoria y xenofobia inoculada en la sociedad por parte de factores de derecha.
Miles de refugiados que huyen de Ucrania a raíz de la guerra promovida por la OTAN y los Estados Unidos (EEUU) contra Rusia. En este sentido, diferentes gobiernos han declarado su solidaridad con la migración ucraniana.
Resulta ilusoria esta aparente empatía europea por Ucrania. No es fiel reflejo de su praxis en otros contextos migratorios, dentro de la cual esta supuesta solidaridad no se ha visto manifiesta. Tal es el caso del rechazo por parte de Polonia de miles de personas de Medio Oriente en la frontera con Belarús.
La recepción de migrantes en los tiempos actuales representa un auténtico reto humanitario tanto para los países fronterizos como para las potencias europeas a las que muchos ucranianos quieren llegar. Sin embargo, paralelamente a la acogida, también crecen las denuncias de que la acogida y el refugio está contando con privilegios.
Se percibe un racismo fuertemente afianzado dentro de las políticas migratorias europeas cuando se observan cuán diferentes son las reacciones de los gobiernos y la oligarquía de la UE ante las personas que intentan llegar a Europa.
Por su parte, la Unión Africana ha denunciado el evidente trato diferencial entre los ucranianos blancos y aquellos de origen africano, asiático y de oriente medio en el proceso de salida de Ucrania en el contexto de la guerra, actitud que es calificada de racista por el organismo continental citado.
En países donde prolifera una histórica segregación social, es utilizado el racismo como herramienta política para comprar voluntades en el marco de una agenda sectorial. Personajes como, Donald Trump en Estados Unidos o Matteo Salvini en Italia, se han fundamentado en planteamientos políticos racistas, las cuales, han tenido receptividad en sus audiencias aún sin estar apegados a la realidad y sin poseer alguna evidencia científica.
En España existe un amplio antecedente de discriminación migratoria y xenofobia inoculada en la sociedad por parte de factores de derecha representado por PP, Ciudadanos y VOX, los cuales, hacen uso de tácticas de convulsión política para inocular matrices de opinión que procuran generar un contexto de conflictividad.
La derecha ejerce la continuidad de una praxis política que la ha caracterizado en el tiempo por los discursos hostiles que denotan en un intento de normalización del odio. Todo ello ante la ausencia de una agenda política sistematizada que pueda movilizar voluntades por medio de la razón en vez de la emocionalidad y el rencor.
Esto es condicionado por un racismo estructural, mismo que impera en España, donde aún siguen siendo frecuentes las detenciones policiales en función del perfil racial de los individuos, los cuales, son detenidos por los agentes entre seis y diez veces más que las personas blancas.
En función del caso ucraniano, en España también existe una posición preferencial frente a aquellos ciudadanos provenientes de Ucrania que intentan ingresar al país ibérico. En este sentido, Espinosa de los Monteros, representante de VOX, ha afirmado que “hace 13 días de la criminal invasión de Ucrania. Es una inaceptable violación de las fronteras y de su soberanía nacional. Hay que apoyar a Ucrania y a los refugiados de esta guerra”.
Asimismo, para el referido derechista, los refugiados ucranianos están siendo acogidos “de forma masiva” por Polonia, Rumanía y Hungría, por lo que en España “tenemos que estar a la altura como país”, comenta el miembro de VOX.
Sin embargo, hasta hace muy poco, el discurso del partido de Abascal sostenía, por medio de Manuel Gavira, que las personas que huyen de la guerra deben quedarse en los países fronterizos, donde encuentran más afinidades culturales y podrían regresar a casa con más celeridad una vez que concluyesen las operaciones bélicas.
Ahora, de la noche a la mañana, para Espinosa de los Monteros, España asiste en un “dolorosísimo éxodo de la población civil”. Esta aparente y repentina solidaridad no viene sola, la acompaña un característico espíritu segregacionista típico de la derecha.
En este sentido, Espinosa comenta “estos refugiados nos llevan a los no refugiados de Melilla”. El congresista insiste en que España es la frontera sur de Europa y la única nación de este continente con dos plazas en África que “sufren ataques que amenazan su integridad territorial, sus fronteras y su soberanía”. A su juicio, ni este Gobierno ni los anteriores “quieren hacer frente” a la situación y “no toman conciencia de lo que supone”.
Por consiguiente, VOX ha vuelto a pedir al Gobierno que despliegue al Ejército en Ceuta y Melilla. La solicitud llega después de que el pasado martes varios miles de migrantes trataran de saltar la valla fronteriza de Melilla. El tercer intento en solamente una semana.
Las operaciones militares en Ucrania por parte del Gobierno ruso de Vladímir Putin, dejan en evidencia las profundas contradicciones de VOX respecto a su posicionamiento ante la acogida de refugiados ucranianos y las articulaciones con otros partidos de la extrema derecha europea.
Abascal, en su delirio xenófobo, ha declarado ante medios españoles que “cualquiera puede entender la diferencia entre esos flujos y las invasiones de esos jóvenes varones en edad militar de origen musulmán que se han lanzado contra las distintas fronteras de Europa con la intención de colonizarla“, afirmaba el derechista.
El racismo y la agenda de crispación son formas de hacer política desfasada y sin ninguna correspondencia con la sociedad española del siglo XXI. Sin embargo, la ultraderecha mediante anacronismos políticos intenta ganar espacio en una España donde aún existen dolientes del Régimen franquista en los estamentos más conservadores.