La segunda República. El pasado no ausente (I)
Hay momentos en la memoria de los países, que regresan como olas al imaginario de las generaciones pasadas y por venir.
La segunda república, El pasado no ausente
La memoria
Mirar hacia atrás en historia, reviste para algunos de dos asuntos fundamentales: el distanciamiento propio de la técnica y el necesario vaciamiento de toda posible subjetividad.
Sin embargo, hay momentos en la memoria de los países, que regresan como olas al imaginario de las generaciones pasadas y por venir. Uno de esos momentos que hace las veces de parte aguas en la vida española es la Segunda República. Este año 2022, se conmemora una de las hazañas más importantes del cuerpo social y político de la Nación.
A pocos días de revisitar esta fecha importante, se hace necesario escribir para no olvidar. Aquí mi aporte.
El carácter orgánico que le entregaran estos cinco años (1931-1936) de idas y venidas de construcción y resignificación a la política real, es en sí mismo, el inicio del diseño de la arquitectura que sustenta la razón de ser de las contradicciones que caracterizan y bucean aún en el andamiaje político traducido en partidos, programas políticos e incluso en la estética española.
Algunos historiadores dan por llamar pasado no ausente, a esos sucesos que como la Segunda República, son hitos que contienen una carga importante de lo que fuimos y seremos como seres en el mundo. Son espacios y tiempos desde donde nos asomamos para ver con asombro la multiplicidad de miradas que desde un mismo hecho florecen.
Haciendo un poco de historia, lo primero que huelga decir, es que estos cinco años se dividen dentro de esta línea de tiempo en cuatro períodos, a saber, el gobierno provisional, el bienio reformista, el bienio radical-cedista y el período del frente popular.
Del gobierno provisional
Todos ellos, con actores e intereses definidos. Cada uno concede al siguiente elementos para su desarrollo y continuación. En el caso del gobierno provisional, el primero de ellos, inicia con la reconfiguración de los actores en la arena política de un país atravesado por determinantes de pobreza y atraso considerables.
A diferencia de otros países europeos, España era un país con unos niveles de desarrollo industrial y económicos considerablemente escasos. El desarrollo de las fuerzas productivas y el fortalecimiento de sus bondades geoestratégicas, no estaban dentro de las políticas definidas hasta ese momento por una monarquía profundamente cuestionada.
La abdicación de Alfonso XIII, preludio de la proclamación de la Segunda República a consecuencia de las movilizaciones populares y los resultados de las elecciones municipales que hicieron las veces plebiscito; devino en una serie de triunfos políticos por parte de la izquierda y derecha republicanas, que lograron asentar las bases políticas y jurídicas del proyecto político que intentaban erigir.
La constitución del año 31, pretendía recoger todos esos elementos que eran fundamentales para transformar el atraso del país en escenarios de desarrollo.
Para ello, en la constitución se delineó un proyecto de ley que se sustentaba en la idea fuerza de ser un país de trabajadores acompañados de un Estado laico, revestido de soberanía popular, y no en las manos de un monarca. Derechos como el sufragio de hombres y mujeres, regiones con derechos a estatutos de autonomía, eran parte importante de este nuevo contrato.
La aparente lasitud con la que se realizó la abdicación del monarca, prontamente se torno en entropía. Las acciones subsiguientes realizadas por algunos de los actores más radicales, tales como la quema de iglesias y conventos, las profundas desavenencias entre los partidos que encabezaban estos procesos, prontamente comenzaron a horadar los cimientos en la naciente república.
De la reforma agraria
Como se planteo párrafos arriba, la vida económica del país era principalmente de carácter rural campesino. Las condiciones paupérrimas en las que vivían las capas más bajas de la España profunda y desasistida por la monarquía, eran una de las mayores preocupaciones del bando ganador, que estaba dispuesto a buscar los medios y formas mas expeditas para modernizar a la Nación.
Pero a pesar de las buenas ideas, la posible poca praxis dentro de la gestión pública modernizadora de la época hizo generar un documento legal de muy difícil implementación en el corto plazo.
Esto, unido a las diferencias cada vez más marcadas entre las izquierdas y derechas republicanas, a consecuencia de las acciones violentas relazadas contra la iglesia, sumado a la eliminación del presupuesto para su mantenimiento y manutención sirvieron de factores de ruptura para esta primera parte de la historia.