Alberto Núñez Feijóo y sus incendios
Fuego, cenizas y desolación, son imágenes y sonidos recurrentes por estos días en la televisión y redes sociales españolas.
Fuego, cenizas y desolación, son imágenes y sonidos recurrentes por estos días en la televisión y redes sociales españolas.
Una de estas imágenes, una cara conocida; Alberto Núñez Feijóo, actual presidente del PP.
Recientemente, apareció dando declaraciones sobre la necesaria presencia de todas las fuerzas locales, autonómicas y estatales alineadas y con el objetivo común de apagar los incendios que devoran tierras y sueños de cientos de españoles.
Ha señalado como responsables a los ministros Teresa Ribera, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles.
Los 436
Al verlo afanado en criticar a los gestores actuales en el gobierno central, es inevitable recordar la anterior y brutal ola de incendios en la Galicia de 2017, junto al despido inoportuno de 436 brigadistas preparados para la contingencia a escasos días del recrudecimiento de los incendios en la costa atlántica del sur gallego.
Es importante señalar que las tierras gallegas y su gente, han tenido que lidiar históricamente con este fenómeno devastador, a saber, los incendios y las malas gestiones de gobierno.
En su momento, Feijóo asumió una decisión riesgosa que afectaría a familias enteras sin realmente medir las consecuencias de sus acciones.
Esta serie de despidos los realizaría a pesar de dar estas declaraciones: “El riesgo es máximo en este momento y cada día que pasa sin lluvia es peor que el día anterior”.
Las medidas del modelo neoliberal
Una de las medidas impopulares a las que los tecnócratas recurren con frecuencia es al despido.
Cientos de trabajadores pasan a engrosar las filas de desempleados a fin de “optimizar recursos” sin mirar en esencia las funciones o labores que desarticulan o desmantelan. Este es un buen ejemplo de ello.
En su momento, Alberto Núñez Feijóo que para ese entonces era presidente de la Xunta de Galicia, hablaba de actos “terroristas” y “tramas” que en 2017 causaron la mayor cantidad de incendios, aunque la justicia no le dio la razón.
De nuevo los incendios
Las consecuencias del desmontaje sostenido de este grupo de personas reconocidas como brigadistas, cuyo acompañamiento en los momentos álgidos es indispensable para los bomberos; ha generado un debilitamiento de la reacción orgánica del Estado.
Esta situación viene acompañada además de una pauperización de los grupos que desde lo técnico ayudan en la resolución del problema.
Las largas jornadas y el escaso soporte básico están a la orden del día.
Las acciones y errores en política se pagan en la política.
Una de las cosas que debe sacarse en claro de esta situación, tiene que ver con la acción pública que desprende la derecha populista ante fenómenos económicos, sociales y humanos.
Sus desatinos, pequeños y grandes se acumulan y acaban afectando al día a día de la gestión de los incendios.
Cualquier político que recorte ayudas al trabajo ya en invierno y que tarde en contratar al personal necesario, es más peligroso que el propio incendio.