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Elecciones 2024: descifrando el enigma de la juventud venezolana

Algunos datos revelan que la juventud venezolana atraviesa una fase de despolitización que representa un desafío de cara a los futuros eventos políticos del 2024.

La juventud venezolana, según estudios realizados a finales del 2021 por la Universidad Católica de Venezuela, tiene muy poco interés en los asuntos políticos.

Solo el 12,3 % de la población joven que reside en Venezuela tiene algún interés en la política nacional. El 71 % rechaza a los partidos políticos, el 67 % desconfía de las instituciones del Estado, y al 86 % le preocupa el funcionamiento de la economía nacional. Pero hay un dato aún más perturbador, pues el 28 % de la juventud que queda en Venezuela piensa emigrar con total seguridad, y otro 24% lo está pasando.

Según estos datos, la despolitización en la juventud venezolana es, al menos, objeto de estudio para cualquier tanque pensante, analista o consultor que tenga algún trabajo preelectoral en el país sudamericano. Además, denota el impacto de casi una década de crisis política, violencia, bloqueo económico, sanciones y agresiones que originaron la caída libre de la economía venezolana.

Faltan liderazgos

Otro elemento que aumenta la despolitización de las juventudes venezolanas es la ausencia de referentes, guías, liderazgos naturales, creíbles, auténticos, y por supuesto, la falta absoluta de políticas bien definidas para la capacitación de liderazgos emergentes en ambos bandos.

Esto genera incertidumbre y hace impredecible el desarrollo de los próximos escenarios políticos en Venezuela.

Ahora bien, en el caso del chavismo, la juventud no tiene la guía de Chávez, ni referentes que inspiren emociones. En el caso de la oposición, toda su dirigencia se fracturó, emigraron o simplemente se retiraron de la política.

Entonces, la juventud solo tiene como referencia y modelo a seguir las camionetas de lujo, los escoltas, los teléfonos caros, las rumbas, los asistentes, las deformaciones y vicios que existen en una dirigencia que no genera nada, ni inspira a nadie de cara a las elecciones del 2024.

Ausencia de la política

Existe un principio en política que dice “si usted no tiene nada que decir, o no sabe qué decir, mejor no diga nada”. Es lo que ocurre cuando hay ausencia de una visión o de una política clara y definida en relación con un sector social puntual.

Allí lamentablemente, los partidos venezolanos quedaron estancados, sin ideas, sin dirigentes que generen algún interés, opinión o mínimo debate.

Inclusión forzada

Otro elemento es la inclusión forzada (al estilo de Netflix o Disney Plus) de algunos jóvenes en los espacios políticos de poder.

Personalmente, estoy de acuerdo en que la juventud debe estar presente y participando en la construcción colectiva de un país pero, ¿haciendo qué? ¿Cuál es el propósito de su inclusión? ¿Quién orienta a ese dirigente emergente? ¿Será que solo o sola y con los referentes actuales logrará ser el o la dirigente ejemplar que necesita el país? ¿Representa realmente ese dirigente juvenil algún interés, lucha o propósito más allá de ocupar un cargo por ocuparlo?

Descifrando el enigma

¿Cómo definir una visión política exitosa para la juventud, sin referentes, en medio del caos pospandemia y con tantas deformaciones, desgaste y ausencia de interés en temas relevantes? El futuro es incierto cuando el nivel político de las nuevas generaciones es tan superficial e impredecible.

En resumen, la fuerza política que logre descifrar el enigma de la juventud venezolana en la actualidad, tendrá la ventaja en las próximas elecciones.