Setenil, un hermoso pueblo de trazado árabe en las cercanías de Ronda, que nos ha cautivado por varios motivos:
- El primero ha sido disfrutar del agreste paisaje de la famosa Serranía; no extraña que a Tragabuches y al resto de bandoleros que proliferaron por estos contornos a raíz de la Guerra de la Independencia no hubiese quien los pillase.
- Disfrutar, claro, el que no conduce, ya que este bastante tiene con gestionar las mas de cien curvas hasta que llegas aquí arriba. Pero merece de verdad la pena.
- Como podéis ver y ya os he comentado, su parte antigua es el clásico pueblo blanco andaluz, enjabelgado, limpísimo, y con sus laberínticas callejuelas típicas de esa construcción que os apuntaba.
- Pero lo genial, es que han aprovechado el barranco formado por el rio Guadalporcun, hoy casi un arroyo, pero se ve que durante millones de años ha producido una erosión tan característica que ha permitido a sus moradores construirse sus casa al amparo de esta techumbre natural, el voladizo de la roca. Supongo que en el trascurso de esa evolución geológica durante un periodo (o varios) de glaciación el caudal del propio rio o el posible glaciar ha erosionado mas la roca que en el trascurso del periodo anterior, lo que ha originado estos típicos voladizos.
- Y es que estos actuales trogloditas, al contrario de los ubicados en Almería, el Sacromonte, u otros lugares ganados a la roca para poder vivir, no han precisado de ningún esfuerzo titánico, simplemente tirar una fachada (y lógicamente, supongo que acondicionar el interior).
Una imagen vale más que mil palabras; aquí lo dejo.