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JAUME PLENSA

Materia interior

En la Fundación Telefónica, en plena Gran Vía madrileña, donde aún resuenan los pasos del gran Arturo Barea trabajando entre las bombas que rozaban el edificio /y que alguna dió), que hoy, seguro, se perdería con agrado entre tanta modernidad, y en este primer “rascacielos” de España, hoy en día uno de los templos dedicados a la Historia de las Comunicaciones y a la Cultura mas conseguidos de la capital (como pequeña critica, apuntar que las decenas de obras que atesora la Fundación Telefónica del muy ilustre Juan Gris– que por cierto, nació aquí al lado, enfrente de El Corte Inglés-, quizás merecerían ser expuestas en una colección permanente en este gigantesco edificio).

Pero bueno, en esta ocasión, los responsables de nuevo han acertado.

Jaume Plensa, quizás, junto con Barceló y Antonio López, nuestro artista mas internacional.

Este hombre es un autentico genio.

Sobran las palabras, y por otra parte a mí, reconozco humildemente que me faltan.

Optaremos por dejar que sea el mismo artista el que nos ilustre sobre el sentido de su obra, con la esperanza de que nuestro bendito ayuntamiento renueve con la Masaveu eternamente el alquiler de su hermosa cabeza,  emblema de la plaza de Colón, y el deseo, de que si puede, en un arrebato presupuestario, con lo que van a obtener multando a todos los que contaminen dentro del perímetro de la M-30, bueno, pues con esos ingresos digo, le encarguen a este español y catalán ilustre algunas de sus potentes obras.

“Mi obra quiere que cada persona se refleje en ella y mire a su interior. El arte tiene que ser este catalizador que nos permita crear una seguridad en nosotros mismos y nos permita hablar de ideas, de vibraciones. Vivimos en un momento de ruido que muchas veces no nos permite esos momentos de silencio. El arte tiene que ofrecer un mensaje de esperanza y positividad, de volver a creer que el ser humano somos más que esta violencia actual”

Estos construcciones perfectamente encajadas de alabastro esconden una celda en su interior.

 

Están tan difuminadas los símbolos y letras que llegan y se desvanecen, que siento no podáis apreciarlo. Cuesta hasta en directo.

Y las tiras de esta instalación, se pueden (y deben), leer

 

 

 

Feliz Navidad.