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Natalia Tomás Segovia

ESPACIO 75

 

 

Cuenta cuentos

                       

 En Espacio 75, nuestra galería del barrio favorita, la casa de nuestros amigos Gema (merece la pena el catálogo solo por leer tu excelente texto, Gema), y Pablo, adalid y estandarte de la Cultura de La Guindalera.

Pues hemos tenido esta tarde la suerte de disfrutar plenamente de la obra de Natalia Tomás, artista que ya conocíamos de alguna pintura suelta, pero no habíamos tenido hasta ahora la oportunidad de ver un conjunto más completo de su obra.

Oportunidad que agradecemos, aunque ahora no sé si voy a ser capaz de trasladaros la emoción con que la contemplación de sus intensas miradas me sacudió; es que no sabéis la sensación que se experimenta cuando acudes alegre una tarde de sábado a acompañar a unos amigos con motivo de la inauguración de una exposición, pensando en tomarte un vinito y charlar con algún conocido, sin mayores expectativas, y de repente reparas en que sin todavía haber accedido al interior (bastante animado por cierto, os felicito por el éxito), llevas más de diez minutos colgado de la mágica mirada que emana del primer cuadro que has podido ver desde el exterior.

Y te quedas sin palabras.

Antes de nada, quiero aclarar que yo no me considero más allá de un humilde aficionado a la pintura, incluso lego en muchos de sus aspectos, pero este hobby, que me empuja por ejemplo a ser un asiduo de las ferias de arte, a no perderme una exposición, y a visitar mensualmente el Museo del Prado, me ha llevado también a pisar varias de las pinacotecas mas importantes del mundo, esta modesta afición, os digo, creo me permite deciros con toda sinceridad, que a mi modo de ver, muchos de los ojos que en esos sagrados lugares se ven, incluso en cuadros de reputados autores que representan los momentos más trágicos que imaginarse puedan, tal parecen algunos de ellos, para su desgracia, los de una res recién traída del matadero.

Reparad en eso, por favor, en los ojos, la próxima ve que acudáis a un museo.

Viene a cuento recordar ahora que un conocido pintor cierta vez me comentó que los ojos y las manos son las partes más complicadas de reproducir en un lienzo, especialmente si se pretende que estos ojos hablen y las manos no parezcan las de un cadáver. De todos creo es conocido que el mismísimo Goya tenía dos tarifas bien diferenciadas de cara a los egregios personajes que podían aspirar a que el genio les retratase, a saber: con manos, y sin manos.

Pues los ojos, que necesariamente en un retrato han de aparecer siempre, pueden, bien mirarte, o bien no hacerlo así, siendo obviamente esto último lo más sencillo de ejecutar.

Y si los ojos que se encuentran en la pieza que contemplas te miran (y podéis reparar en que en la mayoría de las obras maestras quizás haya un personaje que te mira, o como mucho dos, aunque estén representadas múltiples figuras en esa escena), lo realmente difícil, creo yo, es lograr que estos ojos transmitan algo de lo que representa esa escena, de lo que sus dueños están viviendo, de lo que acaban de pasar, de lo que esperan, o de lo que sienten.

Pues bien, la gran Natalia nos coloca ante unos seres humanos vivos y bien vivos, ya son estos algo más que personajes retratados, personas que respiran y que con su mirada directa, nos hablan, nos interrogan descaradamente, y hasta nos cuentan.

Personajes que según ella nos dice, siempre son sus conocidos.

Quizás ello es lo que permite a la artista meterse dentro de sus personajes para lograr esa profundidad en la mirada que casi reta al espectador a intentar adivinar que es lo que están pensando.

¡Bravo Natalia!

Y ahora, comprobad por favor que no exagero.

El costurero valiente

Óleo sobre lienzo

6+5

Óleo sobre tabla

No conozco el título, pero esta prerrafaelista de la bañera a la entrada de la exposición tiene forzosamente que llamarse Ofelia

 

El resopó

Óleo sobre lino

Tía tu no entends

Óleo sobre lienzo

Caperucita roja

Óleo sobre lienzo

Pepe Dalmau

Óleo sobre tabla

Los voluntarios

Óleo sobre tabla

Cuenta cuentos

Óleo sobre lienzo

Lo que os decía, reparad en esta obra en las distintas miradas de cada grupo:

 

 

 

Cuento de terror

Óleo sobre lienzo

La sesión

Óleo sobre tabla

Todos tenemos un colega que bebe zumo

Óleo sobre lienzo

Los amantes

Óleo sobre lienzo

Como cambia el cuento

Óleo sobre tabla

 Angelita

Óleo sobre lienzo

Aitana

Óleo sobre lienzo

 

¡Hasta otra!

 

 

 

Salud y trabajo.