¿Te acuerdas lo que nos gustaba emular a Fidel Castro y a Camilo Cienfuegos? La primera vez que te pregunté “¿Voy bien, Gerard?“, tú me respondiste “Vamos bien, Gonza“. Y nos reímos, porque ninguno de los dos pensábamos que el otro iba a responder de la manera correcta, entiendo como “correcta” la breve conversación entre aquellos dos barbudos de Sierra Maestra. Luego lo hicimos una bonita costumbre.
Nosotros no teníamos esa barba ni sabíamos usar rifles, pero contábamos con la misma pasión por vencer las injusticias, y como revolucionarios de nuestro tiempo y circunstancias, éramos guerrilleros comunicacionales.
Ya no se lo pregunto a nadie, la verdad, y está bien así. Era algo nuestro. Lo echo de menos, como otras muchas cosas que me aportabas en mi día a día. Últimamente me acuerdo más de ti de lo acostumbrado por lo que está pasando con Íñigo Errejón. Nosotros lo vimos venir de lejos. Recuerdo con amor revolucionario el artículo que escribiste el pasado 27 de junio sobre el tema, lo titulaste “Íñigo Errejón ha perdido el rumbo“.
¡Análisis tremendamente certero! Y a tres meses antes de que sucediera. Lo clavaste. Dijiste que, “si este fuera el caso, Íñigo Errejón estaría haciendo un flaco favor a todo aquello por lo que ha luchado en los últimos años“. El tiempo te ha dado la razón.
Por estas cosas me duele tanto tu pérdida, no solo me he quedado sin un gran amigo con el que compartí muchas profundidades de mi ser, sin un compañero en la lucha por la libertad de los pueblos del Mundo, sino que nos hemos quedado sin un soldado en la batalla de las ideas. Un soldado valeroso, que no tenía miedo de señalar a los enemigos de los trabajadores; inteligente y capaz, no en vano escribías rápido y bien; y con una capacidad de análisis que nos ponía muy por delante de los medios de comunicación en poder de la oligarquía.
Todo el equipo de ElEstado.Net hemos redoblado esfuerzos para alcanzar el nivel que dejaste al hacerte uno con la Naturaleza, considero que estarías orgulloso de nosotros. Hemos seguido aumentando visitas, hemos alcanzado una posición en la que se nos busca para filtrar información que ayuda a cambiar el curso de los acontecimientos, hemos puesto nuestros recursos al servicio de una causa tan noble como la liberación de Jorge Glas.
Un día te lo prometí: jamás seremos neutrales cuando uno de los nuestros sufra. Los dos entendíamos que son “nuestros” los explotados y las marginadas por el capitalismo sin importar fronteras, porque tú y yo dividíamos la sociedad en clases. Te di mi palabra de que aunque conllevase amenazas, pérdidas económicas o cualquier otro factor negativo, los ideales que nos unieron, siempre valdrían más.
Por eso te puedo decir, con la cabeza bien alta, con emoción y orgullo que “Vamos bien, Gerard“.
Te sigo queriendo.
Convencido de que jamás te voy a olvidar.
¡Hasta siempre!