Pacto con el PSOE, la huida hacia adelante de Pablo Casado
Casado sabe que el pacto con VOX ahuyenta a los sectores moderados, y por eso trata de presentar alternativas.
Pablo Casado contempla dos opciones para poder gobernar en caso de que el PP ganara las próximas elecciones generales. El líder derechista asegura que quiere gobernar en solitario, y lo “óptimo” sería hacerlo con mayoría absoluta, pero si no es posible, intentaría dos vías para llegar a la presidencia del Gobierno.
Una de ellas consistiría en seguir el modelo de Isabel Díaz Ayuso, esto es, que VOX apoyara su investidura desde fuera sin entrar en su Ejecutivo y “sin ninguna contraprestación”. Y la otra pasaría por ofrecer una coalición al PSOE, tal y como hizo Mariano Rajoy en el año 2016.
Casado sabe que el pacto con VOX ahuyenta a los sectores moderados, y por eso trata de presentar alternativas. De ahí que haya puesto sobre la mesa la vía de una “gran coalición” con el PSOE que vincula a 2016, cuando los socialistas dejaron gobernar a Rajoy absteniéndose en su investidura, después de una grave crisis que llevó a la dimisión de Sánchez como secretario general.
Sin embargo, la propuesta de gran coalición que hace ahora Casado al PSOE tiene una condición, no se refiere a ofrecer un pacto de Gobierno conjunto a Pedro Sánchez. Casado conjetura que Sánchez dejaría de ser secretario general del PSOE en caso de perder las elecciones, y después un nuevo líder del PSOE moderado pactaría con el PP.
En todo caso, el líder del PP rememora antiguas alianzas: “este PSOE no tiene nada que ver con ese PSOE con el que el PP pactaba, como el de Nicolás Redondo en el País Vasco o el de Javier Fernández en la investidura de Mariano Rajoy. Lamentablemente, con este PSOE y sus aliados el PP tiene muy difícil pactar”.
No es de extrañar que entre la consideración del PP estén el pactar con el PSOE. La dinámica política entre el PSOE y Unidas Podemos si bien ha dinamizado nuevo escenario de la vida pública española, también ha dado muestra de profundas diferencias en el marco de sus basamentos ideológicos y su praxis dentro del gobierno.
Especialmente el PSOE ha dado claras muestras de inconsistencia en sus fundamentaciones políticas, así como en los apoyos de los cometidos plasmados en el documento denominado “Coalición Progresista: un nuevo acuerdo para España”, fijando una hoja de ruta para sus acciones programáticas conjuntas.
En este sentido, El PSOE se ha caracterizado en los últimos tiempos por evidenciar un claro desenfoque ideológico-programático, basado en la incoherente defensa de los grandes capitales de la empresa privada, monarquía y posiciones políticas conservadoras.
Todo ello ha desencadenado en la pérdida de su militancia, la dificultad para la consolidación de su liderazgo nacional y un acelerado declive electoral, evidencian que el PSOE presenta diversos síntomas que ponen de manifiesto el deterioro de su posición en el sistema de partidos, enfrentado su mayor y más profunda crisis desde 1979.
A pesar de la gran responsabilidad social contenida en el pacto gubernamental el PSOE se adhirió a una obscura tradición política conservadora la cual tiene su origen en los tiempos de la dictadura franquista.
El dictador dejó claro que la Guerra Civil tenía como objetivo preservar el patrimonio de las clases privilegiadas económicamente y asegurar un ecosistema favorable para que las riquezas estuvieran a salvo y poder incrementarlas. Pero no todas las fortunas, sino las de aquellos que ayudaron a financiar el alzamiento.
Todo ello sentó las bases para el desarrollo de un capitalismo español, ahora defendido por las posturas neoliberales de organizaciones políticas de derecha y aquellas creadas a la medida del Régimen del 78. Tal ejercicio se encarna en el PP y PSOE, quienes han armonizado con posturas fundamentalmente capitalista en el escenario económico.
Incluso en tiempos recientes, la ambigüedad ideológica y la poca constancia política, ha llevado al PSOE a defender lo indefendible. En este respecto, el actual presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se opone rotundamente a quienes planteen abrir el debate sobre monarquía o República al calor de las irregularidades financieras de Juan Carlos I y su salida de España.
En vista de la ausencia en una fuerza políticamente cohesionadora dentro de sus filas, el PSOE para procurar su supervivencia ha necesitado apoyarse en factores políticos conservadores, incluyendo la monarquía.