La actualidad de Honduras, un pequeño país de Centroamérica, no está siendo cubierta por los medios de comunicación cuyas informaciones cuentan con el soporte mediático necesario como para legar a la mayoría de la población de Occidente.
Los emporios mediáticos se encuentran trabajando para, entre otras cuestiones, presentar al ultraderechista Boris Johnson como una opción democrática aceptable, sostener y volver a asentar el Régimen del 78 en las próximas elecciones generales españolas, ocultar la represión de Sebastián Piñera, señalar a Evo Morales como un presidente que se mantiene en el poder mediante el fraude electoral, y sacar de la luz informativa al presidente de Ecuador Lenín Moreno, que aún no ha aprobado el nuevo decreto prometido tras las protestas que dejaron muertos, heridos y detenidos de manera ilegal.
En Honduras ha sucedido una cuestión que ha puesto en compromiso a su institucionalidad, cosa complicada ya que está en quiebre democrático desde el dictador Roberto Micheltti Bain aunó en sus manos los tres poderes del Estado, situación que han mantenido los continuadores de su régimen golpista: Pepe Lobo y, actualmente Juan Orlando Hernández, conocido como JOH.
Durante el juicio a Tony Hernández por su actividad comprobada como narcotraficante, salieron pruebas que señalaban al dictador de Honduras Juan Orlando Hernández (JOH), hermano del condenado por su actividad con las drogas. Las pruebas consisten en un cuaderno de cuentas, llamado “narcolibreta“, que usó la fiscalía de Estados Unidos en el proceso judicial contra Tony Hernández en la Corte Federal de Nueva York.
En ella, aparecían detallados pagos y envíos de drogas a una persona nombrada como “JOH” y a sus “empleados“. El dueño de la narcolibreta ha sido recientemente asesinado por sicarios. El sicariato es usado en Honduras por la dictadura desde su ascenso al poder en 2009.
De hecho el líder de la oposición Manuel Zelaya ha denunciado con pruebas de vídeo que varios sicarios lo siguen desde hace meses, sin que JOH haga nada para garantizar la seguridad del expresidente. Además, los líderes sociales que se oponen a las políticas privatizadoras del gobierno hondureño resultan asesinados por sicarios, los últimos han sido María Digna Montero y Óscar Francisco Guerrero Centeno, ambos en el departamento de Cortés.
El dueño y autor de la narcolibreta, Nery Orlando López, alias Magdaleno Meza Fúnez pidió su traslado a una prisión diferente en la que su vida no corriera peligro, pero las autoridades públicas se lo negaron hasta que asumiera el chantaje de desmentir legalmente que lo apuntado en la narcolibreta era falso. Magdaleno Meza Fúnez estaba preso por lavado de dinero.
Tras su asesinato, que fue publicado por el gobierno como una manera de amedrentar al resto de testigos clave del caso contra JOH, la oposición hondureña, totalmente desfragmentada tras la capitulación frente a la dictadura de dos de las tres fuerzas políticas del campo progresista (el Partido Liberal y Salvador Nasralla), se ha vuelto a unir en torno a la iniciativa de José Manuel Zelaya y su poderosa organización Partido Libertad y Refundación (LIBRE) en la Coalición de Unidad de Oposición – Fuera Dictadura.
El objetivo de la misma es sostener una acción social, política, económica y cultural conjunta hasta que caiga la dictadura. Las tres fuerzas políticas han llamado a la movilización social, que ya ha provocado la represión del régimen, y a interpelado a los diferentes sectores y agentes de la sociedad civil para unirse en torno a la simple reclamación de la salida de JOH del poder.