20 grandes discos de cantautores (décadas 60/70)
Es el momento de abordar un artículo sobre cantautores. En esta ocasión sobre aquellos publicados entre 1960 y 1979.
Tal y como hice anteriormente con discos de AOR (pincha para leer la parte I y la parte II), aunque en aquel reunía álbumes de grupos que no eran pesos pesados del estilo, hoy me dispongo a hacer una breve selección de importantes obras realizadas por cantautores durante las décadas de los 60 y 70.
Solamente serán veinte, todas ellas elegidas por alguna razón en especial, aunque con un denominador común: su influencia y calidad.
A todos los lectores les pido que disfruten, sin más, que pinchen en los enlaces que se ofrecen de ciertas canciones para poder disfrutarlas en Spotify, y que si bien todos los artistas que van a aparecer poseen bastante nombre dentro del círculo de cantautores, puede ser que alguien pueda descubrir alguno que se le haya escapado por el motivo que sea. Sentaos y disfrutad.
Nick Drake – Pink Moon (Island Records; 1973)
El tercer álbum de estudio de Nick Drake resultó ser también el último. En los dos anteriores había optado por una rica instrumentación, sin embargo, en Pink Moon apostó por todo lo contrario, ya que aquí no hay más que su voz y su guitarra, más algún puntual piano en el famoso tema título. Es un álbum tremendamente sincero en el que el músico plasma lo que por aquel entonces estaba viviendo. La belleza de las melodías aportan algo de luz a unos textos realmente oscuros. Drake fue perdiendo la fe al ver que sus álbumes apenas tenían repercusión en el mercado a pesar de su calidad. El dinero que percibía por su trabajo era ínfimo, y todas estas noticias no hacían más que empeorar su estado de salud. Nick falleció con 25 años por una sobredosis de antidepresivos. Tras su muerte se convirtió en un icono del folk.
Canciones destacadas: “Pink Moon”, “Place to Be”, “Things Behind the Sun” y “Parasite”.
Neil Young – After The Gold Rush (Reprise Records; 1970)
El canadiense es uno de los cantautores más importantes de la historia. Ha influido definitivamente en el folk rock y el country rock, pero también ha servido de inspiración para músicos de rock alternativo y grunge debido a sus puntuales devaneos con vertientes más duras del rock. After The Gold Rush apareció justo después de que trabajase con Crosby, Stills & Nash, y en él contó con gente de aquella formación y también de la Crazy Horse, su banda de acompañamiento en el anterior Everybody Knows This Is Nowhere (1969), aunque también nos descubrió a un joven guitarrista y pianista llamado Nils Lofgren. El disco es introspectivo, con un aura otoñal, muy calmado y melódico que, en su momento, fue recibido con cierta frialdad. A día de hoy es un pilar clave de Neil Young gracias a composiciones como “Tell Me Why”, el extraordinario corte homónimo o “Southern Man”.
Canciones destacadas: “Tell Me Why”, “After The Gold Rush”, “Only Love Can Break Your Heart” y “Southern Man”.
Leonard Cohen – Songs of Leonard Cohen (Columbia; 1967)
Leonard Cohen se acercó algo tarde al mundo de la música profesional, pero cuando lo hizo fue para dejar constancia de su magistral pluma y voz aquí aterciopelada. Su poesía se vio por fin envuelta por notas musicales, y aunque el autor habría preferido que la música se hubiese grabado sin más alardes que su voz y guitarra, también es cierto que el enfoque del productor John Simon le dio mayor empaque al mensaje a veces críptico del cantautor, por lo que en ningún momento lastra el resultado final.
El poeta resulta cautivador y emotivo, no cae preso de los clichés y su fórmula fue tomada en serio por unos cuantos fieles que recompensaron su buen hacer. No es un disco superventas, pero tampoco le hizo falta para dejar huella y ser objeto de muchos aplausos, muchos de ellos de los propios compañeros de gremio.
Canciones destacadas: “Suzanne”, “Master Song”, “So Long, Marianne” y “One of Us Cannot Be Wrong”.
Joni Mitchell – Blue (Reprise Records; 1971)
Cuando este álbum vio la luz en 1971, la canadiense ya había publicado un referencial Ladies On The Canyon (1970). Sin embargo, el buen resultado de aquel trabajo se vio eclipsado por la abrumadora sinceridad y sensibilidad de Blue. Las composiciones folk están magníficamente arropadas por la dulce voz de Mitchell, la cual refleja momentos calmados con tonos agridulces en puntuales historias de amor. Aquí colaboran músicos de gran reputación como Stephen Stills (bajo y guitarra en “Carey”), James Taylor (guitarra en “All I Want”, “California” y “A Case Of You”), Russ Kunkel (batería en “California”, “Carey” y “A Case Of You) y Sneaky Pete Kleinow (guitarra steel en “California” y “This Flight Tonight”. La portada refleja acertadamente la sobriedad y la belleza de la música. Fue doble platino en el Reino Unido y platino en los Estados Unidos.
Canciones destacadas: “All I Want”, “Carey”, “California” y “River”.
Laura Nyro – Eli and the Thirteenth Confession (Columbia; 1968)
Cantautora que por aquel entonces ofrecía un cóctel variado de pop, soul y jazz, cuyas estructuras musicales no estaban exentas de experimentación. Si entendemos el contexto del álbum, sabiendo que los cantautores estaban mucho más enfocados hacia el pop, el folk o el folk rock por aquel entonces, podemos llegar a comprender cierto rechazo que la crítica mostró hacia el mismo. Sin embargo, la calidad es abrumadora, la pasional interpretación de Laura es fascinante y, a día de hoy, Eli and the Thirteenth Confession está considerado como una obra maestra. Apenas rozó las listas del Billboard estadounidense, por lo que comercialmente hablando tampoco es que haya triunfado, pero como lo bueno suele asomar de una forma u otra, la artista es una referencia para cantautoras como Tori Amos, más enfocadas hacia la experimentación.
Canciones destacadas: “Luckie”, “Sweet Blindness”, “Eli’s Comin'” y “Stoned Soul Picnic”.
Scott Walker – 4 (Philips, 1969)
Hay discos que están destinados a formar parte de lo más granado de la historia a pesar de su fracaso inicial. Scott Walker tomó aquí las riendas de su carrera tras tres trabajos en los que alternó versiones con canciones propias. En 4 todo es de su autoría, y en lo que concierne a lo más estrictamente musical, hablamos de un trabajo delicioso que incluye composiciones basadas en diferentes temáticas como el cine o la política, con orquestaciones al más puro estilo Morricone, y otras donde su carácter acústico potencian su lado más intimista.
El problema es que el músico cometió un error: decidió que el disco llevaría su nombre original, Noel Scott Engel, lo que quizá pudo motivar que por primera vez ni entrase en los charts británicos. En posteriores reediciones ya se optaría por su nombre artístico. Un referente para gente como Bowie o Marc Almond. Lamentablemente, ha fallecido recientemente.
Canciones destacadas: “The Seventh Seal”, “The World’s Strongest Man”, “The Old Man’s Back Again (Dedicated to the Neo-Stalinist Regime)” y “Duchess”.
George Harrison – All Things Must Pass (Apple; 1970)
Tras una banda sonora y un álbum bastante prescindible, la disolución oficial de The Beatles permitió a Harrison trabajar en lo que sería su nuevo trabajo, si bien es cierto que parte del material lo tenía almacenado desde hacía un tiempo. Para la grabación contó con un elenco de músicos que quitan el hipo: Eric Clapton, Dave Mason, Bobby Whitlock, Gary Brooker, Alan White, Ringo Starr, Pete Ham, Tom Evans y unos cuantos más, además de recibir la ayuda del mítico Phil Spector en las labores de producción.
A pesar de su excesiva duración, la escucha resulta agradable gracias a un listado de composiciones muy bien ejecutadas y en su mayoría poseedoras de un carácter suave y espiritual. También realizó una versión de Dylan y coescribió “I’d Have You Anytime” con el propio Bob.
Más allá de la polémica de “My Sweet Lord”, All Things Must Pass ya ha conseguido seis discos de platino en los Estados Unidos.
Canciones destacadas: “My Sweet Lord”, “Isn’t It a Pity (Version 1)”, “What Is Life” y “All Things Must Pass”.
Silvio Rodriguez – “Al final de este viaje…” (Movieplay, Areito; 1978)
El músico cubano es una de las máximas figuras de la llamada nueva trova cubana. Este álbum publicado en 1978 contiene canciones escritas por el artista entre el 68 y el 70. Fue registrado en los estudios Sonoland de Madrid (España) y en él encontramos un trabajo ciertamente desnudo debido a que solamente escuchamos su voz y su guitarra. Su habilidad con el instrumento hace que las canciones no necesiten de adiciones extra como sí utilizó en obras posteriores, aunque no siempre han mejorado su propuesta musical. Los textos son pura poesía, a veces desgarradora, a veces ácida y revolucionaria, pero siempre interpretados con pasión. Contiene clásicos de su repertorio como “Ojalá”, “Óleo de mujer con sombrero” y “Canción del elegido”, pero el resto de las canciones no están muy lejos en cuanto a brillantez.
Canciones destacadas: “Canción del elegido”, “Ojalá”, “Debo partirme en dos” y “Óleo de mujer con sombrero”.
Tom Waits – Closing Time (Asylum; 1973)
Hablar de Tom Waits es hacerlo de uno de los músicos más fascinantes de las últimas décadas. Antes de que pudiese estar en boca de unos cuantos, el artista ofreció un debut inspiradísimo que incluye dosis de piano blues, jazz y folk con alto contenido poético. De ambiente sombrío y apto para los shows en clubs nocturnos, este artesano de canciones se sitúa frente al piano para disparar historias que podrían atraer perfectamente a expertos bebedores a altas horas de la madrugada. Producido por Jerry Yester, el álbum tuvo un moderado éxito en los Estados Unidos, pero contó con nula repercusión en otras partes del mundo. En la actualidad es un pilar indiscutible de uno de los cantautores más respetados de la historia de la música, y eso sin haber sido excesivamente consumido por las masas. Una leyenda viva.
Canciones destacadas: “Ol’ ’55”, “I Hope That I Don’t Fall in Love With You”, “Martha” y “Closing Time”.
Gene Clark – No Other (Asylum; 1973)
Resulta curioso saber que muchos de los discos que en su momento fueron ninguneados por el público y, en algunas ocasiones también por la crítica, a día de hoy resulten ser considerados como obras maestras. Esto también sucede con el No Other de Gene Clark, el cual llegó a ser repudiado por considerarse tremendamente caro en su elaboración, y por entender en su momento que también fue desaprovechado.
El tiempo lo ha puesto en su lugar porque ha envejecido muy bien, precisamente por su sonido, y porque Clark contó con varios de los grandes músicos de sesión del momento. Las ocho composiciones del álbum contienen dosis de grandioso country rock y pequeñas gotas de psicodelia que, escuchadas hoy en día, resultan ser una experiencia sonora fascinante. Curiosamente, otras bandas como Fleetwood Mac trascendieron al gran público utilizando técnicas de grabación similares.
Canciones destacadas: “Silver Raven”, “No Other”, “Strength of Strings” y “Some Misunderstanding”.
Carole King – Tapestry (Ode Records; 1971)
La primera entrega de Carole King en solitario, titulada Writer (1970), fue bastante aceptable aunque intrascendente. El escenario cambió para la artista a raíz del lanzamiento de Tapestry, todo un suceso en su país de origen al alcanzar el número uno en el Billboard, y conseguir con el paso del tiempo diez discos de platino, lo equivalente a uno de diamante, siendo una de las pocas artistas que lo poseen.
El álbum es presidido por una icónica portada sin muchos alardes, aunque lo importante reside en lo musical, ya que la calidad de las composiciones resulta indiscutible. Tiene un regusto melancólico, introspectivo y romántico, que se plasma a través de un pop rock con elementos soul, jazz y folk. “It’s Too Late” fue su gran baza, aunque no la única. Después de esto, Carole fue incapaz de mantener el nivel.
Canciones destacadas: “I Feel the Earth Move”, “So Far Away”, “It’s Too Late” y “(You Make Me Feel Like) A Natural Woman”.
Cat Stevens – Tea for the Tillerman (Island; 1972)
El entrañable cantautor Steven Demetre Georgiou, conocido artísticamente como Cat Stevens e hijo de padre greco-chipriota y madre sueca, comenzó a obtener gran repercusión a raíz de la publicación de Mona Bone Jakon (1970), aunque en el mismo año su popularidad se multiplicó gracias a Tea For The Tillerman. Su folk pop de alta costura teje melodías fabulosas apoyadas en su guitarra y en una voz agradable que ayuda a asimilar el contenido musical. Su espíritu pacifista y carisma también fueron añadidos para que su propuesta calase hondo. Canciones como “Where Do The Children Play?”, la fabulosa “Wild World” y la conmovedora “Father and Son” contribuyeron a su crecimiento, el cual siguió en aumento con el posterior Teaser and the Firecat (1971). Sin embargo, la obra que nos ocupa quizá sea la clave de su estatus alcanzado en la década de los 70.
Canciones destacadas: “Where Do The Children Play?”, “Wild World”, “Sad Lisa” y “Father and Son”.
Caetano Veloso – Transa (Philips; 1972)
Caetano Veloso grabó Transa durante su exilio en Londres (Inglaterra), y en él fusiona la música popular brasileña con el rock, el blues, el folk, e incluso con la psicodelia en unas composiciones que contienen textos en inglés y portugués. Estamos ante uno de los artistas más grandes que ha dado Brasil en su historia, y al escuchar no sólo este trabajo, sino un buen puñado del guitarrista y vocalista, pronto se entiende el porqué. Además ayudó a impulsar el tropicalismo, cuyos tentáculos han llegado a abrazar a artistas de muy diferentes vertientes sonoras. La primera parte del álbum es simplemente magistral, sin fisuras, con una instrumentación que anima a escucharlo una y otra vez. Especialmente brillan la inicial “You Don’t Know Me” y “Triste Bahia”, en el que se le pone música a un poema de Gregório Matos.
Canciones destacadas: “You Don’t Know Me”, “Nine Out of Ten”, “Triste Bahia” y “Mora na Filosofia”.
Townes Van Zandt – Townes Van Zandt (Poppy; 1969)
Aunque desconocido para las grandes masas, Townes Van Zandt fue un cantautor muy influyente de country y folk. En este su tercer trabajo nos muestra textos poéticos en tonos melancólicos y agridulces, aunque con líneas vocales bastante melódicas. Aquí también regraba cuatro composiciones que habían aparecido en su álbum debut, y lo hizo porque no le había gustado el resultado final en aquel, por lo que les dio un enfoque distinto que casa a la perfección con la tónica general del disco. Reivindicado por posteriores artistas del estilo, los cuales han mostrado sus respetos hacia la figura del cantautor y han versionado varias de sus composiciones, no ha obtenido demasiada repercusión a nivel comercial, aunque ha conseguido lo más difícil en la profesión: que los que lo conocen no duden ni un solo instante de su valía y legado.
Canciones destacadas: “For The Sake Of The Song”, “Waiting Around To Die”, “Lungs” y “Fare Thee Wheel, Miss Carousel”.
Van Morrison – Astral Weeks (Warner Bros; 1969)
Cuando el norirlandés Van Morrison abandonó la agrupación Them, no tardó en comenzar a crear su propio material para embarcarse en una aventura como solista. En 1967 había publicado un single de éxito titulado “Brown Eyed Girl”, extraído de su álbum debut Blowin’ Your Mind, lo que motivó su crecimiento como artista a ambos lados del Atlántico. Dos años más tarde apareció en escena con el exquisito Astral Weeks, una meticulosa obra de folk perfectamente fusionada con soul, blues y jazz. Su repercusión no fue la esperada teniendo en cuenta que había ciertas expectativas con el lanzamiento, sin embargo no se puede negar que es junto a Moondance (1970) uno de los pilares fundamentales de su carrera. Su productor sugirió que el álbum fuese separado por dos denominaciones diferentes para cada cara: In The Beginning y Afterwards.
Canciones destacadas: “Astral Weeks”, “Sweet Thing”, “Young Lovers Do” y “Cyprus Avenue”.
Bob Dylan – Blood On The Tracks (Columbia; 1975)
Podría haber elegido casi cualquier disco del Dylan de la década de los 60, sin embargo, me gustaría resaltar Blood On The Tracks por ser el álbum con el que regresa a la excelencia compositiva tras unos cuantos tropiezos. Y es que este trabajo parece mirar con cierta nostalgia a su pasado musical, porque en él conviven todos los puntos fuertes desarrollados en el tiempo, lo que lo convierte en uno de los más completos de su amplio catálogo. Hubo una primera versión del disco, pero al parecer Dylan no estuvo contento con el acabado de algunas canciones registradas en aquellas sesiones y optó por regrabarlas, siendo el que nos ocupa el resultado final. Introspectivo, melancólico y terriblemente doloroso, se puede decir que es fruto del momento sentimental por el que estaba atravesando. Su amargura se compensó con un número en los Estados Unidos.
Canciones destacadas: “Tangled Up In Blue”, “Simple Twist Of Fate”, “Idiot Wind” y “Shelter Of The Storm”.
Roy Harper – Stormcock (Harvest; 1971)
Roy Harper inició su carrera musical en mitad de la década de los 60 y ya desde sus inicios fue dando muestras de su talento para la composición. A pesar de su regularidad durante sus primeros quince años como músico profesional, es casi obligatorio resaltar Stormcock como su obra cumbre. Consta de cuatro composiciones, cada una de ellas con un minutaje considerable, en el que da rienda suelta a un folk psicodélico que atrapa por su conjunto.
El propio Jimmy Page, aquí acreditado como S. Flavius Mercurius, colabora con la guitarra acústica en la monumental “The Same Old Rock”, mientras que uno de los ingenieros de sonido no es otro que el mismísimo Alan Parsons. Nunca consiguió unas ventas notables, pero el reconocimiento y el respeto se lo ha ganado con creces. Los propios Led Zeppelin lo homenajearon en su tercer trabajo con la canción tradicional renombrada a “Hats Off to (Roy) Harper”.
Canciones destacadas: “The Same Old Rock” y “Me and My Woman”.
Tim Buckley – Starsailor (Straight, Warner Bros Records; 1970)
Tim Buckley fue uno de los grandes cantautores de las décadas 60 y 70. Su prematura muerte nos privó de una carrera más amplia que no sabemos hasta dónde podría haber llegado. Lo que sí sabemos es que el artista sentía predilección por el folk, aunque con el paso del tiempo se iría convirtiendo en un músico vanguardista que incorporaría a su música elementos jazz, toques progresivos y, como en el caso de Starsailor, también rock experimental. No estamos ante un disco fácil de escuchar, pues requiere de una digestión lenta para poder absorber todo lo que ofrece. Por momentos hipnótico, con textos crípticos y surrealistas, pero todo ello tiene sentido debido al enfoque que ofrece el bueno de Buckley. Aquí encontramos una de sus canciones más emblemáticas: “Song To The Siren”. Es el padre del también malogrado y talentoso Jeff Buckley.
Canciones destacadas: “Come Here Woman”, “Monterey”, “Song To The Siren” y “Down By The Borderline”.
Graham Nash – Songs for Beginners (Atlantic; 1971)
El antiguo miembro de The Hollies y representante presente en las múltiples formas adoptadas en el tiempo por la formación Crosby, Stills & Nash, comenzó su carrera en solitario precisamente con este Songs For Beginners, el cual jamás ha podido igualar en el futuro si nos ceñimos a términos tanto de calidad como de repercusión comercial. El disco contiene buenas composiciones de country rock y folk, precisamente lo que mejor sabe hacer, y además cuenta con colaboraciones de lujo como las de sus amigos músicos Neil Young, David Crosby, Jerry García o Dave Mason entre muchos otros. Mención aparte para la labor clave desempeñada por la extraordinaria Rita Coolidge, la cual aporta pianos y coros en diferentes títulos del mismo. “Chicago”, su primer single, es también uno de los puntos fuertes de una obra que rozó el top 10 en los Estados Unidos y el Reino Unido.
Canciones destacadas: “Military Madness”, “Better Days”, “Simple Man” y “Chicago”.
Donovan – Sunshine Superman (Epic; 1966)
El escocés Donovan Philips Leitch, más conocido simplemente como Donovan, es un cantautor que en su época dorada publicó muy buenos álbumes de folk aderezado con dosis de pop y rock psicodélico. Sunshine Superman es, además de uno de sus discos más reconocibles, la llave que le abrió de par en par las puertas del mercado estadounidense, ya que con él rozó el top 10 del Billboard. La canción homónima inicial es un buque insignia de su carrera, y es que con ella obtuvo gran repercusión en las principales listas musicales del mundo. El resto del artefacto sonoro también está a un gran nivel. Sirvan como ejemplos títulos como “Season of the Witch”, “Guinevere” o “Celeste”. Un año más tarde volvería a tener un moderado éxito con A Gift From a Flower to a Garden, que si no recuerdo mal es su único disco de oro de toda su carrera.
Canciones destacadas: “Sunshine Superman”, “Season of the Witch”, “Guinevere” y “Celeste”.