Películas con algo especial
En este artículo vamos a hablar de tres películas que tienen alguna peculiaridad que las hace originales, para aquellos que disfruten con las novedades, el cine experimental o diferente.
1. Black Mirror: Bandersnatch
Empezamos con la más reciente, estrenada en Netflix el pasado 28 de diciembre. Tiene de diferente que el espectador debe tomar decisiones que afectarán al rumbo de la película. Que sea Black Mirror, la serie futurista de capítulos independientes sobre tecnología y su peligrosa evolución, la que innove con este paso no desarrollado antes en un largometraje no infantil, encaja muy bien. En el momento de las interacciones la escena continúa mientras se dispone de un tiempo de diez segundos para tomar la elección entre dos opciones, sin haber en ningún momento pausa alguna. La película de Charlie Brooker destaca por incorporar esta técnica llegando a romper la cuarta pared.
La película ha tenido una gran acogida, haciéndose un hueco en los principales medios de comunicación, y animando a la interacción en diferentes espacios. Contiene múltiples detalles de referencias y conexiones, tanto con la serie como con la realidad, unas más obvias y otras para las que quizás hay que investigar más. Cuenta la historia de un joven que está desarrollando un videojuego en los años 80.
2. Victoria (2015)
Esta historia acompaña a Victoria, una chica española en Berlín, desde aproximadamente las cuatro y media a las siete de la mañana. Rodada en un único plano secuencia. Con una duración de dos horas y veinte minutos. La protagonista es la española Laia Costa, convertida por Victoria en la primera actriz no alemana en ganar el premio a mejor actriz protagonista en los Premios Lola, los más prestigiosos del cine alemán. Victoria no deja de aparecer en la pantalla y se pasa por diversos escenarios, moviéndose andando, en bici o en coche.
La dificultad técnica es muy alta, pero que sea un plano secuencia ayuda a que la acción se transmita de otro modo, con naturalidad y continuidad, en tiempo real, metiendo al espectador en la noche de un modo presente. La película de Sebastian Schipper es un thriller con una tensión natural en el ambiente, dinámico, entretenido, en el que por la manera en que se ha rodado se han tenido que improvisar varios diálogos. Una ciudad, una noche, una toma, así es Victoria.
Esta peculiaridad nos puede recordar a otras películas, ya que hay varias que han querido tener el mérito de utilizar el plano secuencia. Como la soga (1948) de Hitchcock, que debido a las cintas que utilizaban para grabar en la época, que solo permitían unos 10 minutos y había que cambiarlas, realizaba cortes tratando de disimularlos. O la ganadora de cuatro premios Óscar Birdman (2014) que aunque parece un plano secuencia tiene algún corte oculto.
3. Hierro 3 (2004)
Lo que tiene de peculiar Hierro 3 es la falta de diálogo. Los personajes apenas dicen nada, y esto no es una hazaña, la proeza es que en toda la duración de la película no se eche en falta el diálogo. No hace falta. Se entienden las cosas sin necesidad de explicarlas o delimitarlas con palabras. Cualquiera puede hacer una película sin diálogo y que resulte una más que se pueda ver a pesar de ello, pero hacer una película en la que no sean necesarias las palabras es más difícil.
El silencio es un recurso recurrente en la filmografía del director Kim Ki-Duk, pero en Hierro 3 va más allá haciendo desaparecer la necesidad de que los protagonistas hablen entre sí. La película cuenta la historia de un chico sin hogar que se cuela en la casa de la gente aprovechando que no están, y a cambio hace algún favor como arreglar algo u ordenar cosas. La película es diferente tanto en la forma como el contenido, y muy recomendable. La única película coreana que podrías entender prácticamente sin subtítulos.