La izquierda española en el momento de la autocrítica
En un momento en el que las pasiones desatadas por los malos resultados no se han calmado, la izquierda transformadora debe empezar a hacer una autocrítica que ha sido pospuesta demasiado tiempo a causa del calendario electoral.
Más allá de quienes, por motivos ajenos a la política, llaman a un recambio de liderazgos sin acompañar la propuesta de ideas que permitan un cambio de estrategia para detener el estrechamiento del espacio a la izquierda del PSOE, conviene dirigir la crítica constructiva, al menos en primer lugar, hacia los principales errores.
En un primer momento, habría que valorar el efecto que ha tenido pasar de una posición de ruptura con respecto al Régimen del 78, a una en la que la Constitución redactada por una mayoría franquista, es reivindicada. En ese viraje se ha cometido otro error fundamental, que es permitir el regreso del PSOE al campo de la izquierda, asumiendo como válido el argumento “frenar a la derecha“, que siempre que surge lo hace solo para alimentar el voto útil, al igual que esta vez.
>>Lo que supondrá para la izquierda haber permitido el regreso del PSOE al campo progresista<<
Es posible que recuperar el discurso en el que se ubicaba al PSOE como parte del problema -sus políticas económicas podrían ser firmadas por cualquiera de los tres representantes de la derecha, y en el plano social mantiene la Ley Mordaza-, apostar por un proceso constituyente que rompa los límites impuestos por el franquismo en la actual Carta Magna, devuelva a la izquierda transformadora a una posición en la que tenga la capacidad política de volver a interpelar a los sectores sociales que le han ido abandonando desde el año 2015.
Por otro lado, las promesas democráticas de un movimiento dirigido por las bases, se han deshecho en la realidad en favor de un hiperliderazgo que ha terminado por imponer las listas y el programa político, cuando precisamente una de las claves de su éxito fue terminar con las imposiciones nacidas en una mesa camilla, mediante mecanismos tales como primarias abiertas y redacción participativa de la propuesta programática.
Una cuestión importante a tener en cuenta, es recordar que las instituciones no son la única vía de lucha para conseguir cambios. Frente a la hegemonía social del Régimen del 78, la izquierda transformadora no cuenta con poderosos imperios mediáticos ni con los resortes del poder en manos de los poderes fácticos, por lo que la única opción posible es la acumulación de fuerzas a base de movilizaciones, para lo que es fundamental conformar un Movimiento Político y Social (MPS).
>>Tras el ciclo electoral, el PSOE asienta su recuperación<<
La creación de un polo alternativo de poder que confronte con el de las fuerzas del neoliberalismo no surgirá si las bases de Podemos, Izquierda Unida y el resto de fuerzas aliadas no logran cristalizar dinámicas de trabajo en el día a día, que no solo dependan del calendario electoral. Es necesario un acuerdo programático de mínimos hecho por las bases, movilizaciones organizadas por las militancias, actos y eventos políticos, sociales y culturales, redes de solidaridad… Solo así se alcanzará una unidad que trascienda, de una vez por todas, las sopas de siglas que llevan a la izquierda de fracaso en fracaso hasta la derrota final.