El texto ofrecido a continuación es un relato en el que la autora se pone en el papel de cada una de las partes que participan en el proceso que se desencadena al iniciar la maternidad subrogada. El contexto del relato se establece con una noticia de última hora.
Última hora: La Ley de Maternidad Subrogada no se aprueba por unanimidad en todos los países donde se estaba practicando. La primera pregunta que debería aparecer en el debate público es ¿qué derechos son los que nos importan?
¿Qué piensa el político defensor de la ley del negocio de alquiler de vida?
No entiendo cómo ha podido suceder. Toda mi propuesta política sobre la maternidad subrogada estaba destinada para luchar por su legalización. Son empresas privadas muy poderosas las que me apoyan. Contaba con el apoyo de la clase burguesa que explota la obrera que vive en la pobreza.
Sí es cierto que yo no creo en la maternidad bajo este concepto, pero mi lucha era otra. Confieso que me movían los intereses económicos, era una comercialización masiva de los procesos reproductivos. Tenía inversores con intereses en clínicas de reproducción asistida, en empresas farmacéuticas, en agencias intermediarias, en hoteles, en representantes legales, incluso en la mercantilización de las donaciones de médula, óvulos y esperma, que hoy día cuentan con un gran apoyo social en España.
Hubiera sido una gran inversión comerciar con el cuerpo humano, al igual que comerciamos con otras cosas. No hubiese habido diferencias. Todo es Negocio en este mundo. Y el dinero es necesario para los que invierten. Su lucro es su único ánimo.
Era el negocio perfecto, en muchos casos la madre alquilada se lleva mínimo un 14% del dinero recaudado en la operación mercantil de parir una vida. Queríamos adueñarnos del feminismo y adulterarlo a nuestro servicio. La gestación subrogada posiblemente comenzó en la Alemania nazi, porque Hitler anhelaba arios puros.
¿Cómo ha podido suceder? ¿Por qué ha fracasado? Había intereses muy altos en países con extrema pobreza en los que les hubiese ido bien sin lugar a dudas esa inyección de ingresos. Al fin y al cabo yo ya tengo hijos y soy hijo de padres, pero ¿Por qué no hacer negocio con las necesidades y las ilusiones de los padres que no pueden ejercer su paternidad por sí mismos?
Es más rápido y mejor para todos. Era una actividad con un potencial de crecimiento enorme y capaz de producir beneficios netos espectaculares. Son tiempos de negocio. Las madres de alquiler son trabajadoras al servicio de estas necesidades, como cualquier otra profesión y encima cobraban bien por sus prestaciones. Teníamos puestos los objetivos claros en los países más pobres que es dónde se podía sacar más beneficios por los embarazos en los cuerpos de las madres más necesitadas. ¿No es eso la supervivencia para ellas? Todo es mercado, incluso sus barrigas y su liquido amniótico.
El peligro de asentar regímenes racistas de estratificación social también era una buena elección, aunque no se nombrase. Niños a la carta, color de piel, sanos, perfectos, con sus padres perfectos…. El futuro anhelado de la sociedad perfecta en sociedades pasadas. No existía la preocupación de la explotación de los cuerpos y las vidas de las mujeres más pobres o vulnerables.
No era necesario legislar en favor de las madres desprotegidas respecto a quienes verdaderamente nos importan, frente a este gran negocio de la maternidad subrogada. Esas mujeres precisamente no era lo que nos importa.
¿Qué piensan los padres compradores de los servicios para la gestación subrogada de un bebé?
Ha sido una mala noticia, ha caído como un cataclismo en la familia. Todos estábamos esperanzados e ilusionados. Somos de familia bien, con bastantes recursos económicos, y teníamos al alcance de nuestras vidas la oportunidad de tener un hijo nuestro desde el mismo momento que fuese concebido en este mundo.
Seríamos sus padres desde el primer momento, con la potestad de decidir cuánto, dónde, cómo y cuándo. Podíamos elegir hasta el color de sus ojos o de su piel, con un código genético casi perfecto sin enfermedades genéticas, un niño sin taras, y en caso de cualquier problema podríamos rechazarlo, si no era lo que habíamos contratado desde el principio.
Así de fácil y así de sencillo. Eso es el mercado y nuestro derecho a elegirlo. Fuera de taras físicas y siempre bajo un control exhaustivo del vientre que lo gestaba. ¿Porqué ha sucedido? Eran derechos que íbamos a conseguir las personas con poder económico y que ahora se han truncado. Las expectativas han sido destruidas.
La mayoría no queremos hijos adoptados, porque son bombas de relojería, y en muchos casos son ajenos al control genético de sus cuerpos, queremos hijos subrogados porque no se pueden comparar. Era la mejor opción. Hijos perfectos. El sueño se había logrado, todos los que no podamos tener hijos, al final, podríamos tenerlos. Históricamente, socialmente era un logro. Retando así al destino en todo momento.
La vida no es un destino, la vida es como un supermercado en el que se puede comprar y hacerte dichoso rompiendo los límites de lo que te ha tocado. Esperaremos tiempo, porque este tipo de maternidad seguirá creando niños aunque sea en la ilegalidad. No tenemos duda.
Una vez que se abre la Caja de Pandora es imposible volverla a cerrar. La esperanza es lo que nos permitirá esperar. Lucharemos hasta conseguirlo, ¡aunque sea en la penumbra! ¡Hemos roto la condición humana intrínseca en la especie! Ahora dos padres o dos madres, o personas mayores pueden ser Padres. Todo se consigue: es la evolución de las especies. El deseo de una vida perfecta en la que reproducirse se ha convertido en un privilegio será nuestro derecho a defender.
¿Qué piensa la madre que será el cuerpo, la mente y el vientre de alquiler?
Estaba en la lista de espera para poder ser inseminada con un óvulo fertilizado. En unas semanas iba a alquilarme. Estaba todo preparado. Me acaban de avisar. Ya no sucederá. Se ha roto el contrato.
Era mi segunda vez.
Yo… Vivo en un país tercermundista donde nuestras barrigas valen muy baratas. En realidad nuestras vidas no valen mucho ante los ojos de los poderosos. Es la explotación de la mujer. Escoria que compra mujeres que necesitan vivir. No tengo dinero, mi familia es muy pobre y la única manera para poder subsistir era alquilándome durante nueve meses. Sólo nueve meses, vendiendo mi juventud al mercado laboral.
Si me preguntases cómo me sentí cuando decidí alquilarme, debería decirte que me sentí obligada respecto a las circunstancias que vivimos mi familia y yo. Era necesidad para nosotros. No hay mucho trabajo aquí y con lo que te pagan no puedes sobrevivir. Ser madre de alquiler nos ayudaba más de lo que piensas. Es abominable lo que hacen con nosotras en países pobres. Hacen el mayor beneficio los intermediarios.
Aunque psicológicamente quedan secuelas. Cada día notas en tu cuerpo su latido. Recuerdas sus movimientos dentro de la barriga, recuerdas su olor cuando nació. No me dejaron verla siquiera, fue una niña. La recuerdo y la pienso cada día cuando observo las estrías en mi piel. Es su huella en mi cuerpo. Pero fue una necesidad que me vi obligada a hacer, crear vida para entregarla a quienes la pagan.
Crear vida para nosotros seguir viviendo, que ironía más cruel. En realidad, mi niña nos dio la vida a nosotros, ya que estábamos en el umbral de la miseria y en esta sociedad se buscan a los débiles para poder chantajearlos con sus actos ilegales difíciles de entender.
En el fondo de mi ser me alegro de que no me alquilen más. Buscaré un trabajo, o dos e intentaré subsistir con lo que el destino nos ha dado, intentando ser feliz con lo que me ha tocado vivir. No me perderé más poder acunar a mis hijos cada noche. Con mi destino no se juega, ese es mi derecho en la vida.
¿Qué piensa la hija del vientre de alquiler que ha sido elegida a la carta por y para otros padres?
Iba a ser fecundada en la barriga de mi madre, porque había sido elegida por unos padres que habían pagado para tenerme a mí. Como si fuese una propiedad. Iban a pagar por la barriga que me iba a dar la vida. Por mi liquido amniótico y mi cordón umbilical.
Iban a pagar por mi vida. Sin embargo yo no viviría nunca con la persona que me la dio. ¿Qué crueldad es esa? ¿Quiénes la permiten? ¿Quién la inventa? ¿Cómo pueden pensar que se puede olvidar el latido que te da la vida durante nueve meses?
¿Acaso piensan cómo debemos sentirnos cuando queramos buscar a nuestras madres que nos dieron la vida? Con ese vínculo no se juega ni se comercia. Debería ser ley numero uno del universo.
Finalmente no lo harán. Me alegro enormemente y doy gracias a aquellos que han conseguido tumbar este intento de querer ser Dios y Naturaleza sin creer en las cosas verdaderas. La vida no es un negocio. Yo no soy ningún producto de un catálogo de mercado de niños a la carta. Mi vida no es un saldo ni una oferta.
Con lágrimas os digo que con mi vida y mis sentimientos no se negocia. Así yo no quiero nacer. Mi derecho de elegir no nacer.
Y si hubiese nacido, sin ninguna duda habría sido una feminista luchadora, radical y abolicionista. Os hubiese enseñado a luchar contra el patriarcado y el capitalismo que se está apoderando de vuestro mundo y de la vida.
“Que un proceso corporal íntimo tan costoso y arriesgado como la gestación pueda ser expropiado, regulado y mercantilizado nos da la medida de la deshumanización y la decadencia de nuestras sociedades”. Patricia Merino, Maternidad, Igualdad y Fraternidad.
Añado a esta cuenta, por su digna lucha y es una cuenta fundamental en este tema que nos preocupa a todos. @StopSubrogacion.