La fosa de las mujeres de Grazalema
Grazalema es un municipio gaditano perteneciente a los llamados “pueblos blancos”. También es el municipio con más precipitaciones. Está junto al nacimiento del Río Guadalete. Ha estado habitado desde la prehistoria, y fue un importante enclave romano. A lo largo de los siglos ha recibido varios nombres, como Lacilbula, Raisa Iami Suli, Ben-Salama o Zagrazalema. Sufrió la peste en el siglo XIX y fue hogar del bandolero José María “El Tempranillo”.
Todas estas cosas son más o menos conocidas de este pequeño pueblo de poco más de 2.000 habitantes. Es fácil que alguien haya oído una o más de ellas. Pero poca gente parece conocer la horrible historia que encerró durante la Guerra Civil española, la historia que os contamos a continuación: La de las mujeres de Grazalema.
“Mis dos hermanas pequeñas agarraban por las piernas a mi madre y le decían mamaíta no te vayas, mamaíta no te vayas, pero se las llevaron y se la llevaron gente conocida”. Teresa Sánchez.
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Durante la II República española, el pueblo tenía aproximadamente el doble de habitantes, unas 4.000 personas. Tras el golpe de estado de Franco, Grazalema, como uno de los pueblos más importantes del entorno, fue tomada con fría brutalidad el 15 de septiembre de 1936. Una primera “saca” dejó decenas de muertos. En segunda instancia, se asesinó a 59 personas más, ya con registro. En total se tiene constancia de 209 fusilamientos en el pueblo.
No bastó con eso para los militares golpistas: en 1937 escogieron a 15 mujeres, la mayoría de entre 18 y 30 años. La mayor tenía 62. Su crimen fue ser hermanas, hijas, novias o esposas de republicanos. Ninguna de ellas estaba afiliada a ningún partido político, ni tenían historial de activismo de ningún tipo. Sus familias habían huido o ido a combatir a Málaga. Cuatro de ellas estaban embarazadas. Estas mujeres son conocidas como “Las 15 rosas”, y fueron asesinadas 2 años antes que las 13 de Madrid.
En primer lugar, las raparon y pasearon por el pueblo para escarnio público. A algunas las desnudaron y les dieron purgantes para aumentar su vergüenza. Les robaron sus pertenencias. Al ir a por una de las mujeres, uno de los falangistas se quedó helado: se trataba de quien había dado de amamantar a su hijo cuando a su mujer no le subió la leche. En lugar de mostrar misericordia por ello, se tornó en furia.
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Montaron a las mujeres y a un niño de 14 años, conocido en el pueblo como “El Bizarrito”, en un camión. En la carretera A-372, en dirección Ronda, en los alrededores del kilómetro 56, las bajaron. El lugar se conoce desde entonces como “la curva de las mujeres”. El chico fue el encargado de cavar las tumbas delante de las mujeres.
Las autopsias realizadas demuestran que sufrieron palizas y torturas con muchísimo ensañamiento. Sufrieron golpes en la cabeza y el torso, les rompieron huesos y dientes, rajadas con armas blancas (entre ellas un hacha) y finalmente golpeadas hasta perder el sentido con palas.
Quedaron a la intemperie. Muchas de ellas no recibieron ni el tiro de gracia. No estaban en condiciones de escapar, ni de caminar, ni de gritar. Murieron en compañía mutua, a la intemperie. Los vecinos cubrieron los cuerpos con tierra y piedras para evitar que los animales los devoraran, pero demasiado temerosos para llevarlos al cementerio del pueblo.
Antonio Mateos, el alcalde de la ciudad, fue desentrañando esta historia que estuvo oculta por miedo a la represión durante décadas. En 2008 se localizó la fosa, de 240×140 centímetros. Gracias a una subvención de 15.000 euros pudieron recuperar los cadáveres de la fosa y trasladarlos al cementerio municipal. También se erigió en el cementerio un monumento a las mujeres y al muchacho.
Desde octubre del 2011 se pedía que se declarara Lugar de Memoria Histórica de Andalucía. Finalmente, se concedió el 27 de diciembre de 2013. En septiembre de 2016 la Diputación de Cádiz estrenó un documental titulado “Sucedió en Grazalema”.
No se trata de la única fosa solo de mujeres en Andalucía. Se conocen, como mínimo, otras en Guillena (Sevilla), La Puebla de Guzmán y Zufre (ambas en Huelva).
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Hoy recordamos su nombre, porque la memoria es el tesoro del pueblo, la herramienta para que no se repitan estas atrocidades:
Salud Alberto Barea, Catalina Alcaraz Godoy, Isabel Atienza Gómez, Jerónima Barea Rincón, María Josefa Barea Rincón, Teresa Castro Ramírez, Ana Fernández Ramírez, Cristina Franco Domínguez, Josefa de Jesús Gómez Pérez, Lolita Gómez, María Josefa Nogales Castro, Teresa Menacho, Antonia Pérez Vega, María Isabel Román Montes, Natividad Vílchez y “El Bizarrito”.