Juan Miguel Baquero es periodista. Está dedicado de lleno a la recuperación de la memoria histórica. Autor del libro “El país de la desmemoria“, así como autor de dos anuarios que recogen las intervenciones en fosas comunes del franquismo en Andalucía; “Que fuera mi tierra“ (2015) y “Las huellas de la tierra“ (2016-2017). Está pendiente de publicar su trabajo realizado desde 2018.
¿Qué le llevó a centrar su trabajo en la recuperación de la memoria histórica?
Cada vez que conocía una historia relativa a la Memoria, que tenía la suerte de estar cerca de las víctimas del franquismo y contar sus relatos, tan a menudo silenciados, se iba creando una necesidad.
Un compromiso que ha seguido creciendo y llega hasta hoy, y espero que siga mucho tiempo. En situaciones de injusticia no cabe ser equidistante y al final los Derechos Humanos son el marco ético del periodismo. Y eso hago, denunciar crímenes contra la humanidad, las graves violaciones de Derechos Humanos no resueltos por España.
Ha sido una elección personal. Nadie me encargó este cometido ni estoy contratado por ningún medio para hacer esto. Considero además que es el trabajo más importante de mi vida. No entiendo cómo en este país estas cuestiones no son transversales, ni en el sistema educativo, ni en los partidos políticos, ni a nivel de calle o, por supuesto, tampoco en los medios de comunicación.
En su libro “El país de la desmemoria” recoge el silencio que existe en este país sobre la memoria de los represaliados. ¿Por qué cree que existe desmemoria?
Estamos amaestrados en el olvido y en el silencio porque ocultar la verdad es una herramienta clave para perpetuar la impunidad de los crímenes franquistas. La historia siempre la cuentan los vencedores y es lo que aquí sigue ocurriendo.
En este país hubo un golpe de Estado que fracasó y provocó una guerra civil que los fascistas ganaron a sangre y fuego y con el apoyo de Hitler y Mussolini. A partir de ahí, y hasta hoy, la falsa equidistancia convive con el franquismo sociológico e incluso la apología pura y dura. Ocultar la verdad nunca es una buena decisión.
Es un error de base en un sistema democrático pero en España no es casual, la desmemoria es muy útil, todavía, para afianzar la Memoria impuesta por los vencedores y para conculcar los derechos de los derrotados.
¿Podría explicar la importancia para recuperar la Memoria que contienen sus trabajos “Que fuera mi tierra” y “Las huellas de la tierra”?
Estos libros son fruto del seguimiento, durante años, de las intervenciones arqueológicas en fosas comunes del franquismo en Andalucía.
Si estas obras tienen alguna importancia es porque hacen de testigo de los trabajos de campo y de las conclusiones científicas, de las historias de vida y de lo que cuentan los restos óseos arrojados a la tierra.
¿Qué función cumplen sus anuarios?
Son memorias anuales en las que aúno la investigación periodística con reportajes fotográficos. Los equipos científicos elaboran unos exhaustivos informes, con un rigor admirable, pero que tienen una finalidad pericial, no exactamente divulgativa.
Lo que hago es tener esa base para contar en cada capítulo qué ocurre en las excavaciones, cuántas personas son localizadas y exhumadas… y unir este relato científico al humano, al de las familias, al de las víctimas del fascismo español.
Y un objetivo principal es servir de reparación a los represaliados, porque las víctimas del franquismo son el soporte de la Memoria y nunca debemos perder el enfoque: ellas y ellos son lo más importante. Llevan décadas pidiendo verdad, justicia y reparación, a contracorriente de este país desmemoriado. Como sociedad les debemos mucho.
¿Qué justificación ha dado la Junta de Andalucía sobre su decisión de no publicar más su anuario?
A mí me dicen literalmente que no pueden “asumir” la continuidad del este trabajo. No especifican por qué. Que no puedan asumirlo presupuestariamente es difícil de entender porque la cantidad es mínima para una institución de la envergadura de la Junta de Andalucía.
Si es por una cuestión ideológica, casi menos, porque esto son Derechos Humanos y una obligación del Estado, como reclama a España Naciones Unidas. Quien no vea una necesidad social en abrir las fosas comunes y buscar a los desaparecidos forzados, y un derecho de las víctimas a dar un entierro digno a sus seres queridos, demuestra un grave déficit democrático.
¿Cuáles cree que han sido los verdaderos motivos de esta decisión?
Es difícil ponerse en el pellejo de quien haya tomado la decisión final. Es un trabajo que tenían ahí, sobre la mesa, que lleva años elaborándose y con dos libros ya publicados con una muy buena aceptación por parte de familiares de víctimas y asociaciones, con el Premio Chaves Nogales al mejor libro periodístico en 2016…
Al final el Gobierno de las derechas de PP y Ciudadanos en la Junta de Andalucía está sostenido con los votos de la extrema derecha de Vox y, puestos a imaginar, lo más probable es que a los sostenedores del Ejecutivo del popular Juan Manuel Moreno Bonilla no les guste mucho que salgan a la luz el terror fundacional del franquismo y las violaciones de Derechos Humamos ejecutadas por los fascistas en esta tierra.
La Junta ha dicho públicamente, a posteriori, que ya tiene gente haciendo esta labor. Es falso, por dos motivos. Si tuviera funcionarios públicos haciendo estas tareas de divulgación, ¿por qué las he realizado yo durante años, que soy periodista autónomo?
Y segundo, si ese “personal de la consejería de Cultura” al que aluden son los equipos arqueológicos, pues tampoco es cierto, porque no son funcionarios y sí personal autónomo contratado mediante licitación para excavaciones concretas y que, como he comentado antes, hacen informes científicos y no con carácter divulgativo y periodístico como es el caso de los anuarios.
¿Podría explicar las consecuencias que tendrá esta decisión para los trabajos de búsqueda de represaliados del franquismo?
No debe tener ninguna. Puede ser un aviso a navegantes, en el sentido de que si no quieren contar los trabajos que se vienen haciendo en las fosas comunes del franquismo eso pueda ser una punta de iceberg, y que debajo esté la intención de no continuar financiando la búsqueda de desaparecidos forzados.
Ahora mismo, desde que aterrizan PP y Ciudadanos en la Junta de Andalucía, se han abierto fosas, varias, y exhumados algunas decenas de personas asesinadas por los franquistas. Pero ningún proceso arqueológico ha sido aprobado por este nuevo Gobierno andaluz de las derechas.
En 2019 hay presupuesto, pero todavía no han puesto ni un euro ni han aprobado la apertura de nuevas fosas comunes. Y los presupuestos de 2020 los están negociando con la ultraderecha…
Ahí están las pruebas del algodón: si va a poner finalmente dinero la Junta de PP y Ciudadanos para abrir nuevas fosas en 2019, del que ya está consignado en el presupuesto pero todavía sin ejecutar, y ver qué ocurre con las cuentas públicas del año próximo.
En todo caso estos proyectos van por separado, una cosa es abrir las fosas y otra contar estos trabajos. Una democracia asentada y sin ataduras debería hacerlo todo sin complejos ni falsas equidistancias. Todo lo demás es seguir enfangados en la ocultación de los crímenes golpistas, en la impunidad del franquismo, en el desprecio a las víctimas y, a la postre, en un país sumido en la desmemoria.
Fotografía de portada es obra de Patricia J. Garcinuño.