El fascismo nicaragüense mantiene la violencia en las calles
Pese a los intentos del gobierno sandinista dirigido por Daniel Ortega por entablar un diálogo para alcanzar la paz, la violencia desatada por algunos pequeños grupos de jóvenes se mantiene en las calles de Nicaragua. Su reclamación es que Daniel Ortega abandone el poder ejecutivo y convoque elecciones.
Las pequeñas manifestaciones de ciudadanos pacíficos que acompañaron a este sector minoritario de la juventud nicaragüense al principio de las protestas, han desaparecido para dejar paso a la violencia gratuita. En aquellos momentos su reivindicación principal era mantener las pensiones como estaban, rechazando una reforma elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) que planeaba un varapalo a la sanidad privada.
Una lucha social con la que encubrieron un intento de Revolución de Colores con la que derrocar a la izquierda que hoy gobierna en Nicaragua con métodos antidemocráticos, según politólogos como Atilio Borón. Unas acusaciones mayoritariamente rechazadas, que hoy se han demostrado como ciertas, tras retirar Daniel Ortega la reforma del INSS y llamar al diálogo a todos los sectores sociales, políticos y sindicales del país centroamericano.
Sin embargo ninguna de esas iniciativas ha calmado la violencia de estos grupos fascistas. Tras conseguir anular la reforma del INSS, pasaron a pedir la dimisión de Daniel Ortega y convocatoria inmediata de elecciones, impedir la reelección indefinida y variar el reglamento de instituciones nicaragüenses junto a reformas en varias leyes. Un conjunto de cambios profundos en el sistema nicaragüense que ha sido referendando hace tan solo dos años (elecciones presidenciales) y seis meses (elecciones municipales) con un apoyo aplastante para el FSLN.
Los violentos no cuentan con apoyo social detrás que presuponga la representación, no ya de la mayoría de la población de Nicaragua, sino de una gran parte de la misma. El Gobierno sandinista pidió a cambio el fin de la violencia y de los tranques en las carreteras que ya se han cobrado varias vidas, pero se negaron rotundamente.
El pasado fin de semana estos tranques han causado varios heridos. Ya sea por accidentes de tráfico, al no estar señalizados se producen choques, o por la violencia que se desata cuando los ciudadanos acuden a quitarlos para poder ir a trabajar o a llevar a sus familias al colegio, y los jóvenes fascistas acuden violentamente para mantener el corte de carreteras.
También se ha producido una explosión cerca de la Universidad Nacional Agraria (UNA) cuando unos morteros han explotado dentro de un coche. Dos supuestos universitarios transportaban el material de guerra para mantener la violencia que desespera y aterroriza a los vecinos de las cercanías de la UNA.