La izquierda hondureña comienza a organizar la insurrección popular
El líder del partido Libertad y Refundación (LIBRE), José Manuel Zelaya Rosales (Mel), y también de la política hondureña, no ha tardado en hacer realidad el impulso que prometió dar a su apuesta por la insurrección popular como manera de terminar con la dictadura hondureña que hoy dirige el fascista Juan Orlando Hernández (JOH).
Durante las últimas semanas, Manuel Zelaya ha estado recorriendo el país para consultar con las bases de LIBRE, y de otras organizaciones tanto políticas, como sociales e incluso sindicales, cuál debería ser la apuesta de la izquierda hondureña. Si deberían tomar como ejemplo a seguir la estrategia de López Obrador en México, por la que tendrían que esperar muchos años y moderar sus propuestas para que la oligarquía consienta su llegada al poder dejando de hacer fraudes electorales, o si por el contrario deberían apostar por la insurrección popular, una posibilidad contemplada en la Constitución hondureña aprobada en 1982 para la actual situación política del país centroamericano.
La insurrección popular de la izquierda hondureña tiene un marcado carácter pacífico, y una convicción de que en la movilización reside la llave para acceder al poder con posibilidad de realizar cambios profundos, gracias a una acumulación de poder popular que no solo sea capaz de garantizar una victoria electoral frente al fraude, sino que también pueda ser capaz de vencer el golpismo de los poderes fácticos que retienen el poder aunque pierdan las elecciones ejecutivas.
Como una casualidad que más bien parece haber sido una meditada táctica de Manuel Zelaya, esta apuesta por la insurrección popular coincide con el primer aniversario del fraude electoral que otorgó la victoria a Juan Orlando Hernández. Un día antes del aniversario, el 25 de noviembre, LIBRE ha convocado a todos los actores del campo progresista hondureño a que celebren reuniones políticas en todos los puntos del país para concretar un intenso calendario de movilizaciones contra la dictadura, que incluyen manifestaciones, concentraciones y plantones.
Además el foco se pone en la necesidad de construir una alianza que trascienda lo electoral, para mantener la insurrección popular durante el tiempo que dure la dictadura, ya que la propuesta de Manuel Zelaya no consiste en movilizarse durante una semana, sino iniciar un pulso en la calle a JOH hasta que el dictador caiga, siendo conscientes de que la vía electoral se ha agotado a causa del fraude.