¿Por qué Nicolás Maduro resiste en Venezuela?
Muchísima gente, que se informa por los medios de comunicación de masas, se pregunta cómo es posible que Nicolás Maduro resista en el poder con la que le está cayendo encima. Hay una respuesta rápida: quién no entiende lo que pasa en Venezuela es porque se informa con el prisma de las grandes empresas y bancos, que usan sus medios de comunicación para expandir sus intereses económicos. Por lo tanto falta la otra parte de la realidad para tener la visión completa.
Pero en este texto se va a dar la respuesta larga, que pivota sobre dos cuestiones fundamentales, el presidente Nicolás Maduro no es el imbécil que dibujan los medios de comunicación, y los venezolanos tienen bastante que perder con un cambio en el statu quo.
No se puede empezar sin conocer que la batalla en Venezuela se da en dos frentes, en el interior -dentro de las fronteras-, y en el exterior. Uno lo domina el chavismo, y el otro Estados Unidos, que no la oposición, la cual es ahora mismo un actor totalmente secundario y prescindible en la situación política venezolana.
Frente interior
El chavismo ha ganado -la perdió en 2013 y la recuperó en 2017- la hegemonía cultural en Venezuela. Sus argumentos han calado en la mayoría de la sociedad venezolana, que considera que es cierto que la escasez y las penurias económicas son a causa de las sanciones de Estados Unidos pedidas por la oposición. Por lo tanto, el presidente Nicolás Maduro ha sido capaz, en medio de un escenario caótico por las guarimbas, las sanciones y el boicot interno, de vencer en el campo de las ideas a la oposición, gracias a la Asamblea Nacional Constituyente y a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
La materialización de esa victoria en la realidad cotidiana de Venezuela se ha visto en un apoyo en las urnas y en las calles por parte de la sociedad civil, y en las instituciones por parte del ejército. Los dos pilares fundamentales que blindan su gobierno frente a los intentos de golpes de estado de Estados Unidos.
Juan Guaidó ha sido la última fase de una serie de intentos con los que, primero la administración de Barack Obama, y después de la de Donald Trump intentaron aprovechar el fallecimiento de Hugo Chávez para asediar a la Revolución Bolivariana y derrocar a Nicolás Maduro.
Tras dos oleadas de guarimbas (en 2014 y en 2017) en las que murieron cientos de personas y se produjeron miles de heridos además de pérdidas millonarias en infraestructura e insumos -se llegaron a quemar personas, depósitos de medicinas, edificios públicos y privados, camiones de comida…-, llegó el boicot empresarial por el que los grandes empresarios o no importaban los productos o los escondían o los llevaban de contrabando a Colombia. Después las sanciones, y al final el golpe de Juan Guaidó, ya totalmente derrotado como empiezan a reconocer los mismos medios de comunicación que lo ayudaron en su intento de asesinar la democracia venezolana.
Han sido cinco años de caos inducido, que ha incluido paramilitarismo exportado desde Colombia, y sabotaje a las principales estructuras eléctricas del país. Pese a ello Nicolás Maduro ha seguido en el poder ganando unas elecciones mientras tanto, evitando además una crisis humanitaria buscada por la derecha venezolana, que con sus acciones han afectado seriamente la vida de la mayoría de los ciudadanos del país.
La misma Organización de las Naciones Unidas desplegó a uno de sus principales equipos de expertos independientes a petición de EEUU para comprobar si había crisis humanitaria o no. El jefe de la misión, Alfred de Zayas no solo expresó que no había crisis humanitaria, sino que culpó a EEUU y a la oposición de provocar el desabastecimiento con sus sanciones y acciones de boicot interno.
El presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela ha sabido responder a cada situación de la mejor manera para evitar las consecuencias de las acciones promovidas por Estados Unidos. Respondió sin represión a las guarimbas y al último golpe de estado para no dar justificación militar a Donald Trump, contuvo la violencia con elecciones y ofrecimiento de diálogo a la oposición, y aprovechó el error de la derecha de no presentarse a las elecciones ni participar en el diálogo, para aparecer ante el país como un hombre mediador, diplomático y de paz, dejando que la oposición se estrellase sola al apostar por la violencia, el golpe de estado y el boicot que al final ha sido contra el conjunto del pueblo venezolano, que es el que sufre las consecuencias.
Finalmente Juan Guaidó se sublevó sin ejército, sin gente, y Nicolás Maduro se dio un primer baño de masas el día del golpe, logrando reunir en pocas horas a 60 000 personas frente al Palacio de Miraflores, y al día siguiente, el 1 de mayo, el chavismo llenó con cientos de miles de personas las calles de Caracas. Un durísimo golpe a Juan Guaidó que ya no cuenta ni con el apoyo de los medios de comunicación que lo apoyaron hasta ese momento.
No deja de sorprenderme la capacidad de movilización del chavismo después de 20 años seguidos en el poder. pic.twitter.com/UMvKAMcae1
— Gonzalo Sánchez (@ProtestFor36) 6 de mayo de 2019
Frente exterior
Fuera de las fronteras de Venezuela, la hegemonía cultural la tiene Estados Unidos, gracias a la intensa campaña mediática que está llevando a cabo contra el gobierno de Nicolás Maduro. La estrategia es conseguir construir la peor imagen posible del presidente venezolano, para asegurar un apoyo de las sociedades de Occidente cuando sus gobiernos apoyen un eventual golpe de estado -con intervención militar o no- contra la izquierda bolivariana hoy en el poder.
Aunque el frente interno es el más importante porque cuenta con los mecanismos para aplicar el poder de manera efectiva en Venezuela, el externo ataca en el campo diplomático y económico. Y Donald Trump está aplicando una estrategia de desgaste que no parece estar funcionando, pero en este caso el tiempo corre contra Nicolás Maduro, que no podrá usar eternamente el argumento que culpa de la situación a las sanciones, ya que es su responsabilidad encontrar salidas al contexto planteado por los golpistas.
>>La batalla económica de Nicolás Maduro frente a Estados Unidos<<
Tras el fracaso de Juan Guaidó es posible que Estados Unidos decida rebajar el tono tanto en el discurso como en las sanciones, en busca de un hipotético diálogo. Ya que el presidente pensado para la transición al neoliberalismo (Juan Guaidó) es un cadáver político, y el presidente de la vieja nueva Venezuela (Leopoldo López) ha sido anulado por el fracaso del golpe intentado en abril. La oposición está dividida y sin líderes, con sus bases totalmente desmovilizadas como se pudo apreciar en el último llamado de Juan Guaidó, seguido por apenas un grupo de decenas de personas.
Los motivos de la resistencia de Nicolás Maduro
- Terminó con la violencia de la oposición, llamada guarimbas, con democracia: elecciones constituyentes, a las que invitó a la oposición. Aprovechó el boicot opositor para presentarse como un hombre de Estado y garante de la paz social. Al día siguiente de esas elecciones, las guarimbas se acabaron al ver la oposición que su apoyo (3 millones de votos en su plebiscito) era mucho menor que el de chavismo (8 millones de votos).
- Evita el hambre que podría haber llegado con las sanciones y el boicot interno gracias a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), además de crear con ello puestos de trabajo de calidad y democratizar los medios de producción.
- Sostiene el sistema social heredado de Chávez. Pese a las sanciones y el boicot, Nicolás Maduro sigue entregando viviendas, ofreciendo educación y sanidad gratuitas en todos los niveles, además de mantener el nivel de ingresos con constantes subidas.
- La oposición sigue sin presentar un plan de gobierno que sea alternativa a lo que ofrece el gobierno, el único punto programático es echar a Nicolás Maduro, por lo que no genera dinámicas de empatía política al no disponer de propuestas para interpelar a diferentes sectores sociales.
- La oposición se ha identificado como la culpable de la escasez y sus peticiones de bombardeos sobre población civil han tenido un enorme rechazo en la población.
- Nicolás Maduro cuenta con un importantísimo respaldo popular como se ha demostrado en los últimos meses, en lo que Venezuela se ha movilizado en las principales ciudades de manera regular en favor de su gobierno, siendo el pasado 1 de mayo la más masiva de todas, justo un día después de la sublevación de Juan Guaidó.
- El ejército de Venezuela está totalmente alineado con Nicolás Maduro.